El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó zona fronteriza este martes 13 de marzo, y lo hizo para realizar personalmente una inspección de ocho modelos del muro a escala real (de nueve metros de altura), hechos de concreto y acero, levantados uno al lado del otro en Otay Mesa, al sur de San Diego.
El mandatario advirtió que habrá “un caos” si no se construye el controvertido muro que quiere levantar en la frontera con México, mientras inspeccionaba los prototipos, los cuales cuestan más de 300 mil dólares, de acuerdo con la agencia AFP.
“Para la gente que dice ‘no al muro’, si no tienes muros aquí, ni siquiera tendrás un país”, dijo Trump cerca de la frontera en San Diego, donde insistió en que las fuerzas de seguridad deberán ser capaces de ver a través de la estructura para poder controlar los cárteles criminales que podrían estar “a medio metro de distancia”, del lado mexicano.
Aunque el Congreso de Estados Unidos no ha liberado el presupuesto para su construcción el mandatario inspeccionó las ocho murallas instaladas en la fronteriza localidad de Otay Mesa. “Si no tienes un sistema de muro, no tienes país. Hay muchos problemas en México, tienes muchos problemas allí, tienes los cárteles”, aseguró el mandatario según Univision.
La visita ocurre en medio de tensiones de ambas localidades: mientras que Brown, recibió al mandatario con una carta que exalta los valores el estado en el que “estamos concentrados en puentes, no en muros”, Trump escribió un explosivo tuit en el que ataca a las ciudades santuario.
“Las políticas de los santuarios de California son ilegales e inconstitucionales y ponen en peligro la seguridad de toda nuestra nación. Miles de extranjeros criminales peligrosos y violentos son liberados como resultado de las políticas del santuario, liberados para atacar a estadounidenses inocentes. ¡ESTO DEBE PARAR!”, escribió Trump.
“According to the Center for Immigration Studies, the $18 billion wall will pay for itself by curbing the importation of crime, drugs and illegal immigrants who tend to go on the federal dole…” https://t.co/NdLC6jZwWE
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 13 de marzo de 2018
Bajo esa idea, hace unos días el Departamento de Justicia, liderado por el fiscal general Jeff Sessions demandó tres estatutos del gobierno californiano que supuestamente dificultan a los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y de Aduanas y Protección Fronteriza (CPB) de obtener la cooperación de funcionarios locales y empresarios privados para realizar arrestos.
Tras esta acción, Brown dijo a el 7 de marzo que que este conflicto se ha convertido en una “guerra contra el estado de California, el motor de la economía estadounidense” que ha mostrado políticas progresistas en asuntos de medioambiente y control de armas.
Dear @realDonaldTrump…?? pic.twitter.com/ZBCXZCEfzP
— Jerry Brown (@JerryBrownGov) 12 de marzo de 2018
Sin embargo, este conflicto no surgió este año. Desde que Trump asumió el poder, California mantiene una batalla contra la administración por el tema de los migrantes indocumentados puesto que en la demarcación habita alrededor de una cuarta parte de los inmigrantes indocumentados de todo el país. Inclusive, Jerry Brown fue el primero de los gobernadores en declarar al estado como un “santuario” de inmigrantes.
Según Univision, en enero se hizo público que las autoridades migratorias buscarían detener masivamente en oficinas y vecindarios a inmigrantes sin documentos en San Francisco, California. El operativo, sin fecha, prevé la detención de más de 1,500 indocumentados, incluso de aquellos sin antecedentes penales pues el presidente Trump eliminó las prioridades de deportación al tomar la presidencia en enero de 2017.
Protestas en ambos lados del muro
Desde antes de que llegara Trump a California, se registraron las primeras manifestaciones contra su primera visita. Casi 200 personas protestaron en el centro de San Diego para denunciar la llegada del mandatario y en particular su política contra la inmigración en esta ciudad fronteriza con México.
Por otro lado, residentes mexicanos de “Rancho Escondido”, un barrio de Tijuana se burlaron de la idea de que las enormes losas detengan a los migrantes y calificaron el proyecto como un desperdicio de dinero.