Artista, escritora y feminista. Así se describe Mariana Palova, quien sin ningún afán de presunción valora y reconoce lo que es, gracias al esfuerzo y dedicación que pone en todo lo que hace.
Luego de más de 10 años en el complejo mundo del arte, se lanzó a escribir un libro con personajes y temáticas poco visibles en el género de fantasía y en la literatura en general.
No conforme con crear una historia única, se impuso el reto de autopublicar su saga. Palova escribió ‘El Señor del Sabbath’ como introducción de su saga ‘La Nación de las Bestias’. Lo lanzó como autopublicación el año pasado y el resultado ha sido un éxito rotundo.
Su primer libro cuenta con excelentes recomendaciones en plataformas como Amazon y de los booktubers más importantes de habla hispana. Sus seguidores ya esperan el segundo, actualmente en proceso de edición.
En el proceso de crear ‘La Nación de las Bestias’, la autora se ha enfrentado a toda clase de barreras: desarrollar personajes de minorías poco representadas en la literatura fantástica, luchar contra la violencia de género y dedicarse de lleno a la autopublicación.
“Todos sabían que era una artista, pero en el mundo de la literatura yo no era nadie. Fue empezar desde cero y hacerlo sin una editorial es muy complicado, pero creo que me ayudó mucho que estudié diseño y sabía cómo mover mi proyecto mediante marketing. Me esforcé a hacer arte promocional, traté de moverme con los bloggers y booktubers, gente que se dedica a leer y que leen del tipo de cosas que yo escribo. Fueron meses de investigación, tienes que tener la iniciativa de saber que tienes que mover tu libro, no esperar a que te lleguen las reseñas o que solamente por tener tu libro en internet la gente lo va a leer”, cuenta en entrevista a Newsweek Aguascalientes.
Además crear la historia, Mariana hizo la maquetación, corrección de textos y el diseño de la portada. Al no contar con una casa editorial, también es responsable de la distribución
de sus libros y, sobretodo, de detectar y evitar la piratería de su obra.
“Me he peleado con galerías, con gente que se roba las obras y las imprime y vende en tiendas de arte. He tenido peleas increíbles en la cuestión de derechos de autor y a veces son batallas que no he podido ganar porque son personas que están del otro lado del mundo robándose mi obra y es muy difícil, pero tengo callo con ello. Cuando empecé a ver mi libro en páginas de descargas dije: ¡de nuevo no! Pero bueno, ahora es muy difícil evitarlo; entonces tienes que estar preparado, pero también tener calma y control de la cosas porque llegas a un punto en el que te das cuenta que es inevitable”, reflexiona.
Mariana encontró su libro en línea a los tres meses de haberlo lanzado. Aunque reconoce la oportunidad que eso le ha dado a su libro, lamenta que para muchos autores autopublicados sus obras son la única fuente de ingresos y defiende que todo creativo merece vivir de su trabajo.
De la mano con el éxito, vienen las críticas y señalamientos a su trabajo como a su persona.
“He sido artista por más de 10 años y he estado acostumbrada a la crítica pública durante bastante tiempo, pero nunca había sido tan difícil como con un libro. Tardé un año en escribirlo y en editarlo, y el hecho de que todo ese tiempo de trabajo se reduzca a un par de semanas en el que el lector lo lee es muy difícil”, admite.
A esto se suma la batalla contra estereotipos e incluso violencia de género que prevalecen entre los escritores y en las mismas casas editoriales.
“Como mujer sí me han tocado cosas que me han dado mucho coraje y ganas de llorar, a veces. Es tan arraigado el machismo, que muchas veces me ha llegado de parte de otras mujeres y no es culpa de ellas. Una vez una colega artista dijo que yo había tenido fama y éxito solo por mi cara, que si no fuera bonita no me habrían hecho caso”, recuerda.
Sin embargo, no la culpa y asegura que casos así le refuerzan la idea de que las mujeres deben apoyarse unas a otras, en lugar de percibirse como competencia.
“Otra vez estaba tratando de distribuir mi libro en una feria del libro para hacer llegar manuscritos a las editoriales y un hombre que era el enlace con editoriales primero me dijo: yo le voy a mandar tu historia al editor, está muy padre, etc. Yo estaba muy contenta por el contacto; esto fue en noviembre, y en diciembre este hombre me empieza a mandar mensajes diciéndome que no podía dejar de pensar en mí que estaba muy guapa y que si quería que me llamara”, cuenta.
Pese a la frustración e impotencia que le generan situaciones como esas, Mariana no se rinde. Considera necesario el auto-reconocimiento no por ego, sino porque todas y todos los artistas tienen derecho de valorar su trabajo por lo que es.
“Las mujeres deberíamos de levantar la cabeza y sentirnos orgullosas de lo que podemos hacer. Debemos romper ese paradigma de que si hablas de lo que has logrado eres una presumida o una creída; eso se nos ha estereotipado y más entre nosotras porque se nos ha enseñado que las mujeres tenemos que ser humildes y tenemos que agachar la cabeza y ser sencillas y no hacer alarde de lo que hacemos”.
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