Autoridades federales de Estados Unidos afirman que los cárteles mexicanos mantienen granjas de marihuana para el mercado negro en todo el norte de California.
Hace más de 160 años, inmigrantes, magnates de los negocios y especuladores llegaron en masa a los pies de estas colinas a lo largo de la Sierra Nevada para explotar los yacimientos que había en esas tierras y lavar oro en sus ríos.
Ahora, la marihuana está encendiendo la nueva fiebre del oro, y los organismos de aplicación de la ley luchan por mantener a los cárteles fuera del juego, aunque el uso recreativo de la marihuana se volvió legal en California desde el 1 de enero y el uso médico de esa planta está permitido desde 1996.
Durante más de una década, los cárteles mexicanos han sembrado marihuana ilegalmente en los bosques de Estados Unidos, y los organismos federales han tenido un éxito relativo en la destrucción de esos sembradíos ilegales. Actualmente, California es el epicentro del mercado negro de la hierba en Estados Unidos, y cuenta con más de 90 por ciento de las granjas ilegales de marihuana en todo el país.
Las autoridades afirman que están encontrando cannabis relacionada con los cárteles en tierras que son propiedad del Estado, en estados como Oregón, Utah, Washington, Nevada y Arizona, todos los cuales permiten de alguna forma el uso médico de la hierba.
El problema se ha agravado tanto que, en 2016, Colorado comenzó a asociarse con el consulado mexicano para acabar con los narcos.
Actualmente, activistas de condados de California como Calaveras están contraatacando y tratan de prohibir las granjas de cannabis para eliminar a los cárteles. Afirman que los traficantes importan armas automáticas y utilizan pesticidas tóxicos e ilegales que están acabando con los animales del bosque y envenenan las fuentes de agua dulce.
Sin embargo, algunos granjeros de marihuana legal del área afirman que las autoridades y sus aliados exageran el problema, utilizando estereotipos de raza y crimen para infundir miedo en los habitantes locales.
A principios de enero, el gobierno de Trump otorgó a los fiscales federales más poderes para perseguir a las industrias estatales de la marihuana, que siguen siendo ilegales en el ámbito federal. No resulta claro cómo afectará esa acción al estado de California.
Pero en Calaveras, los granjeros de marihuana legal temen que una prohibición general aplaste a su economía local y evite que millones de dólares en impuestos vayan hacia los organismos locales de aplicación de la ley.
El año pasado, la policía de Calaveras comenzó a utilizar ese dinero para adquirir cascos balísticos, escudos y mirillas tácticas para armas de fuego, en parte, para hacer frente a una toma hostil del mercado negro por parte de los cárteles.
Este es un fragmento de nuestro reportaje “Los reyes de la droga”. Para leerlo completo compra la edición de Newsweek en Español de esta semana.