MIENTRAS el iPhone 6 llega a las manos de los ansiosos consumidores y Apple se regodea en la sensación de bienestar producida por la presentación de su reloj inteligente y de su sistema de pago, parece que Tim Cook está dirigiendo correctamente la compañía de Steve Jobs.
Y esa es precisamente la gran desventaja de Apple. Si Cook pretende llevar a Apple a nuevas e increíbles alturas, la historia dice que deberá hacer a un lado el legado de Jobs.
En los cerca de 75 años de la industria de la tecnología, solo cuatro superpotencias dominantes han logrado hacer la transición de un legendario constructor de la compañía a su sucesor cuidadosamente seleccionado: IBM, Microsoft, Intel y ahora Apple.
Dos de estas sucesiones, las de Microsoft e Intel, resultaron grandes decepciones. En 1956, la transferencia de IBM, de las manos de Thomas Watson Sr. a su hijo, Thomas Watson Jr., tuvo un éxito casi más allá de toda comprensión.
Ahora que Apple está lanzando sus primeros productos bajo la dirección de Cook, su transición se parece más a las dos que fracasaron que a la que tuvo un gran éxito. Si esto es así, Apple pronto se quedará sin ideas que sacudan al mundo y disfrutará de una agradable y cómoda vejez, elaborando productos sólidos que a nadie emocionan. Ya sabe, como Intel y Microsoft.
En su máximo apogeo, Microsoft e Intel dominaban la industria de la tecnología, Microsoft en el ámbito del software informático e Intel en el del hardware. Todas las demás compañías de tecnología se movían al ritmo de ellas. Ambas compañías habían sido construidas y conformadas por dos de los directores ejecutivos más formidables de todos los tiempos: Bill Gates de Microsoft y Andy Grove de Intel.
Grove renunció en 1998. Concedió el cargo de director ejecutivo a su buen amigo, el veterano de Intel Craig Barrett. Intel era una locomotora que corría a toda velocidad. Barrett consideraba que su trabajo consistía en mantener a la compañía de Grove en el buen camino. Y lo logró. Pero entonces, la tecnología cambió, moviéndose hacia internet y la movilidad, y dado que Intel se quedó en el mismo camino, perdió su oportunidad de convertirse en líder de una nueva época.
De 1998 a 2000, los primeros dos años de Barrett, las acciones de Intel se dispararon. Pero aquellos fueron los años del auge de las empresas punto com. Y casi todas las acciones de tecnología se dispararon. Justo después del año 2000, el precio por acción de Intel se estrelló violentamente contra el piso y nunca se recuperó. Aunque todavía es una excelente empresa, Intel no ha vuelto a ser aquella compañía dominante que imponía su ritmo en la industria desde que Grove partió.
Gates entregó Microsoft a su buen amigo Steve Ballmer en 2000. El año anterior, Microsoft había sido la compañía más valiosa de todos los tiempos. Ballmer no tenía ninguna razón para reinventar a Microsoft, así que no lo hizo. Y la tecnología cambió y Microsoft perdió su papel de liderazgo. Las acciones bajaron en 2000 y han ido dando tumbos en esos bajos niveles hasta hace muy poco, con un nuevo director ejecutivo. Ballmer se jubiló y compró un equipo del básquetbol, que quizás sea divertido, pero definitivamente no es importante.
Compárese lo anterior con IBM. En la década de 1950, Watson Sr. básicamente había creado la industria de la computación, e IBM superaba con creces a todos sus competidores juntos. Entonces, Junior logró aún más. Des-?de 1956, cuando Watson hijo asumió el cargo, hasta 1971 cuando se jubiló, IBM cuadruplicó su número de empleados e incrementó sus ingresos más de nueve veces. En el último año de Watson Jr. como director ejecutivo, las acciones de IBM eran las más candentes del mundo, y su valor equivalía al valor combinado de 21 de las 30 acciones que constituían el promedio industrial del Dow Jones.
¿Cuál fue la diferencia entre este cambio de director y los otros dos? Watson Jr. no podía esperar para arrebatarle IBM a su padre y hacerla propia. (Como cualquier hijo rebelde que se precie, ¿no es cierto?)
He aquí una imagen que capta la irritante transformación, de mi biografía de Watson Sr. Esto fue lo que él vio cuando dejó IBM en su último día: “Bajo las órdenes [de Watson Jr.], los trabajadores arrancaron las alfombras orientales y la madera oscura que había estado en el vestíbulo desde la década de 1930, e instalaron una decoración modernista que incluía pisos blancos brillantes, paredes carmesí, escritorios metálicos, y un ‘702’ elegante y sencillo en la pared, encima de la sala de computadoras”. El hijo ni siquiera esperó a que su padre saliera del edificio.
Cuando Watson Jr. asumió el cargo, la industria atravesaba por un cambio de tecnología muy importante, como ocurrió con Barrett y Ballmer. Hasta entonces, las computadoras habían sido desarrolladas usando interruptores electromagnéticos lentos y anticuados. IBM perfeccionó esas máquinas. La década de 1950 vio surgir a las computadoras electrónicas, construidas con tubos de vacío y transistores. En lugar de dirigir la empresa de su padre, Watson Jr. usó el cambio de tecnología para separar a IBM de su antiguo negocio para centrarse completamente en convertirla en una empresa líder de la nueva era.
Entonces, ¿dónde encaja Cook en este espectro de sucesión? Bueno, el día del gran anuncio de los nuevos productos de Apple, Cook habló con ABC News acerca de Jobs: “No hay un solo día en que no piense en él. Esta mañana, al estar aquí, pensé en él especialmente, y creo que se sentiría increíblemente orgulloso al ver la compañía que nos dejó”. Cook incluso trató de copiar la forma en que Jobs presentaba los nuevos productos de la empresa en el escenario.
Cook venera a Jobs, y con toda razón. Pero Cook seguramente habrá de fracasar si pretende ser Steve Jobs.
Cook solo puede ser Cook. Las historias de IBM, Intel y Microsoft indican que Cook tiene que lograr que Apple piense que la era de Jobs ha terminado, y que la Apple de Tim Cook ha nacido. Por supuesto, eso no será fácil, ya que todo el mundo en Apple venera a Jobs.
La posible buena noticia para Cook es que hay un cambio de tecnología en marcha. Estamos avanzando hacia una era de la “nube” y a la ubicua internet de todo. La Apple de Jobs fue grandiosa al fabricar hermosas máquinas que funcionaban con un software perfecto. Esas cosas importarán cada vez menos conforme usamos toda clase de artilugios menos poderosos para conectarnos a software y servicios ubicados en la nube.
Hay señales de que Cook ya está en ello. El reloj de Apple es una inclinación de cabeza ante la internet de todo, y la adquisición de beats, el servicio de música, le apuesta a la “nube”. Pero estos son pequeños pasos comparados con el resto del floreciente negocio de Apple.
Así que esperemos a ver si Cook utiliza este cambio de tecnología para alejar a Apple de sus logros jobsianos y establecer un nuevo curso el cual, probablemente, Jobs no habría comprendido, como el paso hacia pequeños dispositivos conectados, alejándose de los iPads y de las computadoras portátiles.
Como IBM lo demostró hace 60 años, el mejor momento para hacer un cambio drástico es cuando uno está en la cima, y no, como les ocurrió a Microsoft e Intel, cuando uno va perdiendo su posición privilegiada. También es el momento más difícil para que un director ejecutivo justifique un cambio de esa naturaleza ante sus empleados y accionistas, o incluso ante él mismo.