El Departamento del Tesoro de EE UU toma la delantera para castigar a Rusia mientras Washington desarrolla un nuevo tipo de guerra.
“Nos enteramos por Twitter”, declaró a Newsweek un ejecutivo de Gunvor Group Ltd., la cuarta empresa más grande del mundo en lo que comercio petrolero se refiere.
Era el mediodía del 20 de marzo cuando el ejecutivo, sentado frente a su computadora de oficina en Ginebra, echó un vistazo a la pantalla y se sobresaltó: había surgido un tweet diciendo que uno de los fundadores de la compañía, Gennady Timchenko, un multimillonario hombre de negocios ruso, había sido puesto en la lista negra del gobierno estadounidense, junto con otras 31 personas y empresas presuntamente vinculadas con el presidente ruso Vladimir Putin.
Un día antes, Timchenko había finalizado la venta de su participación de 43.59 por ciento en Gunvor a su socio comercial, Torbjörn Törnqvist, un intermediario financiero petrolero de origen sueco, el otro cofundador de la empresa y actualmente su director ejecutivo.
Los dos hombres realizaron la transacción entre crecientes tensiones relacionadas con la presión de Putin en la región ucraniana de Crimea porque “vieron el mensaje escrito en el muro, explicó el ejecutivo, añadiendo que “nadie nos avisó” sobre la lista negra.
Gunvor tenía una pequeña posibilidad de escape, y el mensaje fue escuchado fuerte y claro en todo el mundo: es muy probable que el primer ataque en la guerra moderna sea de tipo financiero, y el resultado es cada vez más eficaz.
“Hace 15 años, la idea de que el Departamento del Tesoro sería el elemento central de nuestra seguridad nacional habría sido inconcebible”, señaló en una entrevista Daniel Glaser, Subsecretario para el combate a la financiación a grupos terroristas del Departamento del Tesoro. “Pero hemos desarrollado un conjunto totalmente nuevo de herramientas para ponerlas a disposición del presidente”.
LA NUEVA SALA DE GUERRA DE EE UU
La sala de control de este nuevo tipo de guerra es una unidad dentro del Departamento del Tesoro estadounidense: la Oficina contra el Terrorismo e Inteligencia Financiera (TFI, por sus siglas en inglés) con 730 empleados.
No deje que el nombre le engañe. Esta rama poco conocida del Departamento del Tesoro, creada por el Congreso como consecuencia de los ataques del 11 de septiembre de 2001, no solo persigue a terroristas o detecta los flujos ilícitos de dinero en el extranjero. También utiliza un sofisticado armamento financiero para atacar cuidadosamente los blancos elegidos ligados con gobiernos hostiles.
“Esta es la versión de hacer la guerra en el siglo XXI”, afirma Judith Lee, abogada y experta en sanciones de la empresa de Gibson, Dunn & Crutcher en Washington.
TFI fue responsable de conformar la lista negra, cuyo objetivo es paralizar los negocios financieros del círculo interno de Putin mientras los soldados rusos avanzaban sobre la península de Crimea en Ucrania. En Rusia, el ataque del Departamento del Tesoro ha producido graves perturbaciones en los asuntos financieros de los objetivos señalados en la lista negra como Timchenko, así como Bank Rossiya, un banco de mediano tamaño de San Petersburgo que atiende a funcionarios públicos rusos de alto rango y cuenta con activos por US$10 000 millones. Los servicios de Visa y MasterCard de ese banco fueron interrumpidos repentinamente y la categoría de su crédito fue reducida por Standard & Poor’s.
Una vez que ha sido puesta en la lista negra por el Departamento del Tesoro, una persona física o moral no puede realizar negocios utilizando dólares estadounidenses, los cuales se usan en 87 por ciento de las transacciones de cambio de divisas de todo el mundo, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales.
¿Cómo funciona esto? Generalmente, los bancos extranjeros “dolarizan” sus pagos al dirigir la transacción a través de bancos estadounidenses, los cuales están obligados a bloquear cualquier pago cuando una persona o entidad que aparece en la lista negra tienen un interés directo.
Desde que se impusieron las sanciones, el Departamento del Tesoro ha señalado un aumento en la salida de flujos de capital de Rusia, una medida del dinero que sale del país. En lo que va de este año, afirma, dichos flujos “Han excedido la totalidad de los flujos correspondientes al año pasado”.
Aunque la economía de Rusia ya era bastante frágil, hay señales de que la crisis de Ucrania está exacerbando el problema. El Fondo Monetario Internacional pronosticó recientemente un crecimiento de solo 1.3 por ciento en 2014 para Rusia, el cual representa una revisión descendente debida en parte a la crisis de Ucrania. El ministro de Finanzas ruso Anton Siluanov ha dado un pronóstico de crecimiento aún más sombrío, advirtiendo a funcionarios públicos que “quizás sea de alrededor de cero”.
UNA NUEVA FRONTERA
TFI tiene abogados y analistas financieros que afinaron sus habilidades tomando como blanco a estados hostiles, como Corea del Norte e Irán, y organizaciones terroristas como Al-Qaeda, además de los capos del narcotráfico de América Latina. Rusia presenta un tipo de desafío completamente nuevo. Esta es la primera vez que el Departamento del Tesoro dirige sus armas a un miembro del G-8 de países industrializados, el cual tiene relaciones comerciales con Estados Unidos, Europa y Asia.
En muchos sentidos, Rusia es la prueba del Departamento del Tesoro.
En el corazón del poder del Departamento del Tesoro se encuentra la Oficina de Control de Activos en el Exterior (OFAC, por sus siglas en inglés), una división de TFI que compila y emite la lista negra del Departamento del Tesoro, y cuya autoridad legal se basa en decretos del Ejecutivo promulgados por el Presidente.
Esta rama del Departamento del Tesoro congela los activos de las empresas y organismos en la mira dentro de las jurisdicciones estadounidenses e impone multas millonarias a los infractores, entre los que puede estar cualquier persona individual o entidad, extranjera o estadounidense que esté haciendo negocios con cualquier persona u organismo que aparezca en la lista negra. La lista también se aplica a entidades que sean propiedad de 50 por ciento o más de aquellos que han sido puestos en la lista negra. Ya ha habido repercusiones, y bancos como JPMorgan Chase y Goldman Sachs e instituciones financieras como MasterCard y Visa se apresuran a mantenerse en el lado correcto de las leyes estadounidenses.
“Las sanciones financieras dependen del contacto directo con instituciones financieras privadas, en lugar de recurrir a los gobiernos de los países extranjeros en los que están ubicadas esas instituciones”, señala Orde Kittrie, un erudito en sanciones y miembro de alto rango del área de defensa de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un grupo de expertos en investigación política de Washington. Kittrie fue un funcionario de política económica de alto rango en el Departamento de Estado de 1993 a 2004.
La lista negra del Departamento del Tesoro se envía de una manera bastante parecida a la de una alarma de Google. “Tenemos un material de RSS donde aparecen todas las instituciones financieras del país, y cientos de otros bancos, no solo en Estados Unidos sino en todas partes del mundo, que también están suscritos a la lista”, declaró a Newsweek Adam Szubin, director de OFAC. “Lo hacemos estallar y surte efecto de inmediato”.
Szubin dice que las instituciones financieras no estadounidenses también ponen mucha atención a la lista. Esto se debe a que no quieren asumir el riesgo de hacer tratos con una persona o banco prohibido, como Bank Rossiya. “Los bancos más grandes y más sofisticados lo han incorporado en sus controles y empiezan a filtrar las posibles transacciones en unos cuantos minutos”, dice.
Tomemos por ejemplo a JPMorgan, que procesa hasta US$4 billones de pagos al día. El 26 de marzo, desató la ira de la Federación Rusa cuando bloqueó un pago rutinario de US$3080 hecho por la embajada rusa en Kasajistán a un asegurador con sede en Moscú quien, apenas unos días antes, había sido una propiedad mayoritaria de Bank Rossiya.
Aunque el pago fue emitido a principios de abril después de confirmarse que Bank Rossiya ya no era un propietario mayoritario, el ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú lanzó ataques verbales contra JPMorgan durante toda una semana en su sitio web, diciendo que la acción del banco era “inaceptable, ilegal y absurda”. Una persona cercana al banco que pidió no ser identificada declaró en ese momento a Newsweek, “La embajada rusa se está volviendo loca, pero ¿qué puede hacer el banco? Desafortunadamente, está atrapado en el medio”.
Más o menos en esos mismos días, Visa y MasterCard pisaron ese terreno resbaladizo con su interpretación de la lista negra del Departamento del Tesoro, que hasta el 11 de abril había crecido hasta incluir a 40 personas y entidades de negocios. Ambas compañías de tarjetas de crédito dejaron de procesar pagos para Bank Rossiya y para el Banco SMP de Moscú el 21 de marzo, lo que hizo que los bancos acusaran a estas compañías de actuar ilegalmente contra ellos y sus clientes. En el caso de SMP, la prohibición fue levantada el 23 de marzo, de acuerdo con MasterCard, una vez que el Departamento del Tesoro hizo algunas precisiones, pero la prohibición contra Bank Rossiya, uno de los “bancos nacionales especialmente designados” por el Departamento del Tesoro, se mantuvo.
Al oír hablar del dilema de Bank Rossiya, Putin (quien no fue nombrado en la lista negra del Departamento del Tesoro, principalmente como una deferencia a su cargo como presidente) dijo que abriría una cuenta allí inmediatamente.
Al igual que con JPMorgan, las áreas de acatamiento de la mayoría de los bancos utilizan sofisticados programas informáticos y filtros para detectar actividades financieras sospechosas, entre ellas, el bloqueo de pagos de cualquier persona o entidad relacionada con la lista negra de OFAC.
“Una vez que alguien aparece en la lista de OFAC, ningún banco de ningún país hará negocios con esa persona”, afirma Lee, quien se especializa en las regulaciones del comercio internacional relacionadas con sanciones económicas, embargos y controles sobre las exportaciones. “La interconexión de sistemas de procesamiento mundiales significa que lo que ahora es nuevo es la falta de lugares para esconderse”.
En la lista negra del Departamento del Tesoro aparecen actualmente 5 843 personas y entidades. Eso es un incremento de más de 150 por ciento durante la década anterior. Los datos proporcionados en exclusiva para Newsweek por el Departamento del Tesoro muestran que, en promedio, cada año se han incorporado a 558 nuevas personas y entidades a la lista negra global durante los últimos cuatro años hasta finales de 2013, en comparación con un promedio de 391 en los cuatro años anteriores. Para entrar en la lista se requiere la autorización de distintos organismos y del Ministerio de Justicia. Pero salir de ella es más difícil.
“Tenemos un cliente que murió hace ocho meses y todavía está en la lista”, afirma Sam Cutler, consejero de política en Ferrari & Associates, un bufete de abogados de Washington que asesora sobre las sanciones de Estados Unidos. “Osama bin Laden todavía está en ella. Ha estado muerto durante años. Desde un punto de vista legal, es mejor ser designado como una organización terrorista extranjera que ser designado por el Departamento del Tesoro”.
TOMADO POR SORPRESA
El 21 de febrero, sonaron alarmas en el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en los días en que el entonces presidente ucraniano Viktor Yanukovych desapareció y huyó a Moscú entre las crecientes protestas contra su gobierno apoyado por el Kremlin.
Szubin dijo que su grupo empezó de inmediato a reunir información sobre Rusia.
“Se requería una reacción rápida y significativa, no solo simbólica, para identificar a los compinches [rusos] clave y las redes financieras más importantes”, dijo.
A fines de febrero, en medio de los informes de que las tropas rusas en Crimea salían de sus barracones, la Casa Blanca le indicó al Departamento del Tesoro que estaba preparando decretos del ejecutivo firmados por el presidente y diseñados para sostener legalmente la lista negra.
“Esta es la primera vez en que detallamos unos niveles de sanciones tan transparentes y bien definidos”, señala Mujtaba Rahman, director de Eurasia Group, una empresa de análisis para investigación y consultoría con sede en Londres. “Existen tres niveles con disparadores y consecuencias cada vez mayores, en los que el nivel uno es puramente simbólico, mientras que en el nivel dos se señalan a personas individuales, y en el nivel tres se amenaza con castigar a sectores enteros de la economía rusa”.
Rusia está en el nivel dos.
Un exfuncionario de alto rango del Departamento del Tesoro declaró a Newsweek que “ahora mismo, todavía estamos lanzando disparos de advertencia y dejando que el polvo se asiente. Pero si Putin toma más, entonces el dado se habrá lanzado”.
DOMINACIÓN MUNDIAL
Hasta hace poco, Estados Unidos dependía en gran parte de métodos muy antiguos de política internacional, los cuales se basaban en bombas, botas en el terreno y sanciones amplias, como los embargos comerciales, utilizados como instrumentos contundentes y unilaterales para aplastar a sus adversarios. Con frecuencia, esto produjo daños colaterales no deseados que afectaron negativamente a los países cercanos y sus economías.
En el nuevo orden mundial de las sanciones financieras muy precisas, el Departamento del Tesoro ha sabido aprovechar la globalización y la dominación financiera.
“No era fácil”, recuerda Juan Zarate, el cerebro de este nuevo orden y abogado formado en Harvard, que actualmente es un consejero de alto rango en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos con sede en Washington. El FBI y el Departamento de Justicia no deseaban que el Departamento del Tesoro interfiriera en la ejecución de la ley. “Tuvimos que probar que el mayor poder del Departamento del Tesoro… no tenía nada que ver con armas de fuego e insignias”, dice, “pero sí con los mercados y nuestra persuasión financiera”.
En marzo de 2003, una vieja división del Departamento del Tesoro conocida como Oficina de Ejecución de la Ley fue transferida, junto con la mayor parte de su personal, al recién creado Departamento de Seguridad de la Patria. Para quienes se quedaron atrás, era un pueblo fantasma. Los aduaneros, los pleitos judiciales relacionados con alcohol, tabaco y armas de fuego y los funcionarios del servicio secreto habían desaparecido. En su lugar se estableció una nueva fuerza de élite dirigida por Zarate: media docena de funcionarios y analistas del Departamento del Tesoro que luchan por una nueva forma de abordar la seguridad nacional.
Zarate, que se había unido al Departamento del Tesoro dos años antes, a los 30 años de edad, después de enjuiciar a terroristas en el Departamento de Justicia, presidió lo que inicialmente se denominaba Oficina Ejecutiva para la Financiación Terrorista y Crímenes Financieros. El grupo comenzó a analizar lentamente una red irregular de recursos, basándose en el sistema de la banca internacional, la comunidad mundial de inteligencia, organismos federales, redes formales e informales de reguladores nacionales e internacionales y agentes de policía, y lo que el Departamento del Tesoro suele llamar “datos de toda fuente”. (No les pregunte qué significa esto, porque no lo dirán. En un correo electrónico escrupulosamente investigado por funcionarios de alto rango del Departamento del Tesoro y sus representantes, y enviado a Newsweek, se dice que: “TODOS LOS CONTACTOS con la comunidad financiera, los organismos del gobierno estadounidense, otros departamentos financieros y bancos centrales DE TODO EL MUNDO, Y TODAS LAS HERRAMIENTAS FINANCIERAS”. [Las mayúsculas fueron añadidas por ellos, no por nosotros]).
El momento de revelación para Zarate se produjo una noche de primavera en 2003, durante una charla en su oficina del segundo piso con Glaser, que en ese entonces era un funcionario junior del Departamento del Tesoro. “Nuestro alcance financiero es muy amplio y profundo”, recuerda haber pensado Zarate. “Es un sistema que dominamos. Y podríamos usarlo como base de un enfoque de sanciones financieras basado en la conducta, en lugar de un enfoque basado en el comercio o en la diplomacia”.
En 2004, el grupo de Zarate, que en aquel entonces se denominaba TFI, se convirtió en el centro neurálgico del Departamento del Tesoro estadounidense. Tiene lo que Glaser describe como posiblemente el archivo más formidable de contactos financieros y de inteligencia del mundo, desde bancos centrales y ministros de finanzas hasta jefes de Estado y agentes de policía, además de todos y cada uno de los organismos estadounidenses.
En pocos meses, Stuart Levey, otro abogado formado en Harvard quien después se convirtió en un funcionario de alto rango en el área de antiterrorismo del Departamento de Justicia, fue nombrado como el primer subsecretario de la nación especializado en terrorismo e inteligencia financiera. Su rango era superior a la del sorprendentemente joven Zarate, aunque los principales funcionarios del Departamento del Tesoro atribuyen a Zarate el desarrollo del modelo de la maquinaria de guerra financiera que el Departamento del Tesoro posee en la actualidad y la obtención del apoyo de gobiernos republicanos y demócratas. [Zarate escribió acerca de la expansión de la guerra financiera en sus memorias de 2013, tituladas Treasury’s War (La guerra del Departamento del Tesoro)].
El modelo fue tan exitoso que a Levey, quien trabajó inicialmente durante el régimen del presidente George W. Bush, el presidente Barack Obama le pidió quedarse desde el inicio de su mandato en 2009. Levey, de acuerdo con un funcionario de alto rango que trabajó con él durante todo su período en el Departamento del Tesoro, tomó la idea de Zarate y la puso en marcha, llevando la guerra financiera, de acuerdo con el funcionario, a otro nivel.
Levey, quien actualmente es Director del área legal del banco HSBC Holdings con sede en Londres, declinó hablar con Newsweek para este reportaje.
¿La guerra financiera de precisión hará parpadear a Putin?
La Casa Blanca ha “descartado” el hecho de tratar de negociar con Putin, señala una persona informada sobre la opinión del gobierno, añadiendo que los funcionarios del gobierno no ven “ningún caso en tratar de contactarlo directamente”.
Otro exfuncionario de alto rango del Departamento del Tesoro declaró a Newsweek, “Estas sanciones no están diseñadas para obligarlo a salir de Crimea, la cual casi hemos perdido, sino para actuar como un profiláctico” contra una futura agresión. “Tenemos la oportunidad de lograr el éxito y no hacer caer a Rusia y la economía mundial”.