Cada país de la región tiene un muy particular y propio estilo de festejar la Nochebuena.
Argentina: pavo, pan dulce, sidra y calor, mucho calor
Pavo, ensaladas frescas, pan dulce, piscinas y calor, mucho calor, son algunas de las características de los festejos de Navidad en Argentina. Y es que, a diferencia de los iconos navideños que proliferan en todo el mundo gracias a la mercadotecnia y la publicidad, el caluroso verano argentino nada tiene que ver con nieve, renos, trineos y ropa abrigadora.
En las diferentes provincias argentinas, las fiestas navideñas, de carácter meramente familiar, se viven en un ambiente casi de playa. Las cenas familiares comienzan temprano. En ellas se puede optar por servir pavo relleno, cuete o pollo, según la capacidad del bolsillo. Infaltables son, según explica Claudia Emmerich, ejecutiva comercial de una empresa editorial, las ensaladas frescas, muchas de ellas de frutas, las cuales se convierten en platillos muy apreciados a causa de las altas temperaturas que azotan al país austral en pleno 24 de diciembre.
Pasteles o tortas y pan dulce son alimentos que no pueden faltar en cualquier mesa argentina en la noche de la natividad. Este pan dulce, a diferencia del que se conoce en los países de América del Norte, es el tradicional panettone, es decir, un pan tipo brioche que contiene pasas y frutas cristalizadas, costumbre arraigada gracias a los argentinos de origen europeo.
Para bañar los alimentos y, por supuesto, brindar con los parientes, la costumbre también es servir champaña, cava o sidra, bebidas características de esa noche especial.
Y si la cena comienza temprano, a la medianoche vienen los brindis, los abrazos y los regalos, además de los parabienes entre los familiares. Los fuegos artificiales comienzan a aparecer en prácticamente todas las casas.
Tras una noche de buena comida y mucha bebida, el 25 de diciembre es un día para preparar nuevos alimentos o servir los que ya se tenían listos (nada de recalentados o sobras de la noche anterior), y disfrutar un día con chapuzones en las piscinas del jardín o patio trasero de la casa, pues si no se dispone de una piscina en forma no faltará la construida con fibra de vidrio que se puede acomodar en cualquier lado o, si el espacio no lo permite mucho, una pequeña inflable para disfrute de los niños. Y a descansar, que el calor es fuerte.
Brasil: la figura central es Papá Noel
En este país sudamericano la Navidad se celebra en pleno verano. La figura central es Papá Noel, y él es el que lleva regalos el 24 de diciembre en la madrugada. Según la leyenda, vive en Groenlandia y, cuando llega a Brasil, generalmente lleva ropa de seda debido al calor de la temporada. Por la misma razón el disfraz de Papá Noel suele ser de seda o con pantalones cortos.
En la laguna de Rodrigo de Reitas, en Río de Janeiro, cada año se construye uno de los árboles de Navidad más grandes del mundo, que flota en medio del cuerpo de agua sobre una gigantesca base. Cada año la inauguración de árboles en Río de Janeiro, Sao Paolo, Brasilia y otras ciudades es observada por miles de personas por su espectáculo de luces, fuegos artificiales, chorros de agua y música muy viva. Las casas se adornan con flores frescas y en muchas ocasiones se colocan pesebres.
La comida que se prepara para la cena de Nochebuena con frecuencia incluye pavo al horno marinado con vino, menudencias y frutas frescas, acompañado de arroz blanco, frijoles y farofa. La farofa es un plato muy brasileño, está hecho de harina de yuca o mandioca, se prepara tostando la harina con mantequilla, sal y tocino hasta que quede todo dorado. Después de la cena, Papá Noel obsequia regalos a los niños a la medianoche, o a veces se suele asistir a la misa de gallo. Después de estas celebraciones es común salir a las piscinas y a caminar a la playa.
Chile: con calor de verano
En Chile es verano durante la Navidad, de manera que el calor que azota a esos días hace de esta fiesta algo particular. Los niños están en plenas vacaciones y todo es alegría.
Durante esta temporada es usual cocinar comidas especiales que van más allá de la típica gastronomía chilena. Además de sus mejores platos, la Navidad de Chile se celebra comiendo pavo o pollo asado, como alimentos selectos de las fechas, además del famoso pan de Pascua y, de postre, en ocasiones hasta helado. Todo ello lo acompañan con su bebida más exquisita, “cola de mono”, licor creado a partir de la mezcla de leche, café, aguardiente, canela y azúcar.
Los chilenos llaman a Santa Claus “Viejito Pascuero”, aunque también le dicen Papá Noel, e igual que en diversos países, entra por la chimenea de cada casa y deja regalos para toda la familia. Las familias a medianoche reciben sus obsequios y los abren juntos con alegría. El 25 es un día hermoso y especial para los niños, dedicado exclusivamente a jugar con sus nuevos regalos que les ha dejado Papá Noel.
Los chilenos suelen ir a escuchar la misa de gallo a sus iglesias más cercanas. Pero esta se realiza el 24 de diciembre a las 18 horas, se reúnen y reflexionan acerca del sentido de la Navidad. Justo cuando terminan, se van a sus casas todas las familias para dar comienzo a la cena de Nochebuena.
Colombia: alegría, música y fervor
El 7 de diciembre comienzan los ritos para dar la bienvenida a la Navidad en Colombia. En la víspera de la Inmaculada Concepción de María, los colombianos celebran su Noche de las Velitas, en la que las familias se reúnen en las puertas de sus casas para encender muchas velitas que serán las que iluminen el camino a la Virgen María para que entre en ellas y las bendiga. Esa noche, los fuegos artificiales llenan de color los cielos de todo el país.
Nueve días antes de la Navidad, los colombianos comienzan a celebrar la Novena de Aguinaldos. Durante estos nueve días, las familias se reúnen alrededor de sus pesebres para cantar villancicos y esperar el día en el que nacerá el niño de Dios. En estos encuentros se ofrecen bocadillos, postres y preparaciones culinarias como natilla y buñuelos y, en ocasiones, se festeja hasta el amanecer al ritmo de salsa, merengue, cumbia, vallenato y otros ritmos propios de las fiestas colombianas.
El menú varía dependiendo de las costumbres de cada región, pero algunos de los platos que usualmente se consumen en esta época son tamales, ajiaco (sopa de pollo que contiene diferentes tipos de papa), sancochos (de pollo, gallina, cerdo, pescado, vaca, costilla, rabo, hígado, mondongo, chivo, pavo, tortuga o pato), lechona, pernil de cerdo ahumado y pavo relleno. Las galletas, el pan con frutas, los dulces y los postres caseros también forman parte de la gastronomía navideña.
Después de la medianoche se acostumbra realizar la entrega de regalos, que simboliza el afecto por los seres queridos y la importancia de permanecer unidos en esta época de amor y paz. Se trata de reforzar los lazos y expresar cariño, agradecimiento, buenos deseos y solidaridad.
También, en pueblos del Departamento del Cauca existe una costumbre de origen muy antiguo. Trovadores llamados chirimias recorren las calles entonando villancicos que son acompañados con música de flautas. Al terminar sus cantos, los oyentes les recompensan con algunas monedas y los trovadores continúan su jornada hacia otra zona.
Cuba: la Navidad regresa poco a poco
La celebración de la Navidad desapareció en Cuba por decreto en 1968, cuando Fidel Castro radicalizó la revolución. Castro intervino también los puestos de venta callejeros y el más mínimo negocio particular, hasta los que tenían un solo trabajador. Por esa fecha él preparaba, además, la Zafra de los 10 Millones, en 1970, que sacaría al país del subdesarrollo de un golpe. Y que resultó un fracaso. Todo las actividades se paralizaron para apoyar la zafra.
En este clima, Castro dijo que la Navidad se llevaba a cabo precisamente cuando más trabajo se requería en la zafra (diciembre), de modo que por esto, y porque asimismo no tenía nada que ver con “nuestras costumbres”, debía desaparecer. Y así fue.
No obstante, ya en la década de 1980 algunas personas se atrevían a armar una especie de arbolito de Navidad, con lo que pudieran y discretamente.
En la Isla se celebraban, con la misma intensidad, cuatro fechas en la misma etapa: el 24 de diciembre, Nochebuena, con lechón asado; el 25, con pavo guanajo o guajolote, cuando seguía la fiesta; el 31, fin de año, de nuevo con lechón asado; y el 1 de enero, Año Nuevo, con gallina de guinea o de nuevo pavo.
Durante todo ese tiempo, con la Navidad proscrita, los cubanos siguieron celebrando el 31, como se pudiera, tomando en cuenta que era la víspera del triunfo de la Revolución.
Cuando el papa Juan Pablo II visitó Cuba, en 1998, consiguió que Fidel Castro declarara el 25 como feriado, aunque el gobierno no le llama Navidad a este día. Desde entonces una serie de familias pueden celebrar la Nochebuena con carnes de puerco, pavo, carnero o hasta de res, y arroz congrí o yuca. No pocos beben cerveza, y muchos otros beben ron, whisky y hasta sidra, los que reciben dólares del extranjero. Y en las iglesias se realizan misas de gallo y se pone el nacimiento, y muchas familias arman sus arbolitos.
El 31, a las 12 se tira el famoso cubo de agua para la calle y comienzan los fuegos artificiales en distintos puntos. Algunos salen con la maleta y le dan la vuelta a la manzana como una cábala para augurar viaje el año que comienza. Los sectores más pobres celebran con los rones “artesanales”, hechos en casa o comprados a personas que los elaboran.
Ecuador: nacimiento o pesebre en cada casa
Los festejos navideños en Ecuador empiezan desde el 16 de diciembre, con lo que se conoce como la novena de aguinaldos o novena navideña (también celebrado en otros países de América Latina como Colombia y Venezuela). En esta tradición cada familia se reúne para cantar villancicos y rezar oraciones durante nueve días, desde el 16 hasta el 24 de diciembre, rememorando los meses previos al nacimiento de Jesús y terminando con su llegada en el pesebre de Belén. Esta celebración fue creada por fray Fernando de Jesús Larrea, nacido en Quito, y es en muchos sentidos similar a la tradición de las posadas en México.
Para la última oración las familias y amigos se reúnen para rezar en la casa en donde se habrá de celebrar la cena de Nochebuena. Para la cena de Nochebuena, lo típico es preparar pavo relleno, cerdo o pollo con salsas de fruta como ciruela pasa, así como el tradicional postre de pristiños, que son anillos fritos de harina de trigo bañados en jarabe de panela (mejor conocido como miel de caña).
Para adornar las casas en temporada navideña, se coloca el árbol de Navidad con esferas y luces, a finales de noviembre o primeros días de diciembre. También se utilizan las flores de pascua (o flores de nochebuena, como se les conoce en México) para decorar. Es muy importante para los ecuatorianos católicos colocar el nacimiento o pesebre en cada casa porque las figuras de José, María y Jesús complementan la interpretación de la novena al niño Dios. En Navidad también se acostumbran intercambiar regalos entre familiares, y los niños en muchos casos esperan la llegada de Papá Noel; sin embargo, se conserva con más fuerza la espera de la llegada de los tres Reyes Magos, el 6 de enero. Igual que en la mayor parte de Latinoamérica, la madrugada del 25 de diciembre en Ecuador se celebra la misa de gallo en todas las iglesias, que continúa siendo la misa más concurrida del año.
México: ándale, Juana, note dilates con la canasta de los cacahuates
En México la Navidad comienza a asomarse desde el 16 de septiembre. En plena euforia por los festejos del Día de la Independencia, los grandes almacenes y tiendas departamentales se dan a la tarea de retirar los adornos patrios para colocar los de Navidad, la festividad que, económicamente hablando, más dinero derrama.
No obstante, es hasta los primeros días de diciembre cuando las familias mexicanas comienzan a adornar sus hogares. Algunas desempaquetan el árbol navideño de plástico, otras lo compran natural, y las esferas, series de luces, nacimientos, figurillas de Papá Noel, moños brillantes, estrellas fugaces y un largo etcétera figuran por doquier.
Durante todo diciembre las celebraciones no faltan. A las posadas, que comienzan el 16 y que incluyen romper piñatas y beber ponche, se suman las comidas y reuniones de fin de año que se organizan en los centros de trabajo, escuelas o entre amigos. En estas no falta el tradicional intercambio de regalos o de tarjetas navideñas.
El 24 de diciembre por la mañana las familias comienzan a preparar la cena. Esta preparación se vuelve todo un ritual, pues el anfitrión, quien en su casa recibirá a más familia o amigos, desea que todo resulte perfecto. La cena puede consistir en diversos platillos, como pierna o lomo de cerdo, bacalao, romeritos y el tradicional pavo, generalmente acompañados de puré de papa y ensaladas consistentes en una mezcla de sopa de pasta, crema y jamón con perejil. La variedad de postres incluye ensaladas de manzana y otros frutos, gelatinas, galletas de jengibre o pastelillos profusamente adornados. En lo referente a bebidas destacan el ponche de frutas y la sidra.
Poco antes de la cena, algunas familias, católicas sobre todo, suelen asistir a la misa de gallo, la cual conmemora el nacimiento del niño Jesús. Este niño es representado en figuras de yeso que algunas personas llevan consigo a la iglesia a “arrullar”. De vuelta a casa, el niño se coloca al centro del nacimiento, y después la familia se reúne en torno a la mesa para disfrutar la cena que ha sido preparada con tanto esmero. Exactamente a la medianoche todos se levantan de sus lugares y se abrazan y desean feliz Navidad. Y si la economía lo permite, en el árbol habrá regalos.
Venezuela: hallacas y regalos para los menores
Marcada este año por el sorpresivo anuncio del presidente Nicolás Maduro de adelantar la temporada desde el 1 de noviembre como una “vacuna” contra quien quiera inventar “bochinches y violencia”, Venezuela acostumbra celebrar cada año las fiestas de la natividad con viejas costumbres y alimentos tradicionales.
Como ocurre en todo Sudamérica, las fiestas de Navidad se celebran en un clima caluroso. “En Venezuela siempre hace calor”, acota Ana Gironés, fisioterapeuta avecindada en México. Las reuniones de la noche del 24 de diciembre son de carácter familiar y muy enfocadas a los niños de la casa.
Colocar un nacimiento es la más importante de las tradiciones, aunque en este caso la cuna donde va la figura del Niño Dios se deja vacía hasta la medianoche del 24 de diciembre, cuando el personaje central de la fiesta hace su aparición en el pesebre.
Las cenas suelen comenzar a las 10 de la noche, y en las mesas no pueden faltar unos tamales típicos del país conocidos como hallacas, hechos con harina de maíz y rellenos con un guiso compuesto de gallina, puerco y res, aceitunas y pasas. La hallaca es resultado de la fusión de las culturas española y nativa del país y, como muestra de ello es el nombre del platillo: algo de allá, algo de acá, es decir, hallaca. No falta el popular dicho, por supuesto, que reza: “Las mejores hallacas son las de mi mamá”.
Otros platos que se sirven a las mesas de casi todas las casas son la ensaladilla rusa (papa con verdura, mayonesa y algo de carne de gallina), pierna al horno, pan de jamón (rollo de pan con aceitunas, pasas y jamón tipo york) y puré de manzana.
Las bebidas a servir son varias, pero una constante es el llamado ponche crema, una bebida muy parecida a la comercial e irlandesa Baileys, aunque en este caso es preparada en casa.
A la medianoche llega la hora de los regalos que Papa Noel trae a los niños bien portados. Si los menores son pequeños y están dormidos, se les despierta para que busquen sus presentes debajo del árbol de Navidad; a los niños que ya no se duermen temprano se les lleva a una recámara de la casa para contarles una historia navideña mientras los adultos disponen los regalos.
Una tradición que se ha perdido es la de asistir a la misa de gallo a las 6 de la mañana del 25 de diciembre. Ese día, sin embargo, por todos lados se puede ver a los menores estrenando sus juguetes y regalos.