Y es que si bien la boleta electoral venezolana incluye a ocho aspirantes al cargo, es un hecho que analistas y encuestas afirman que la lucha se decidirá entre Chávez y Capriles, y que a unos días de la jornada electoral el resultado final no podía vaticinarse con claridad.
Las campañas electorales, intensas siempre, han tenido en esta ocasión choques violentos entre grupos chavistas y simpatizantes de Capriles. La tensión, sin embargo, se elevó el fin de semana pasado cuando dos simpatizantes del candidato opositor, Antonio Jeisson Valero ( 22 años) y Omar Fernández (63 años), murieron a tiros en un hecho confuso que involucró a partidarios del actual presidente venezolano en el departamento de Barinas. Los simpatizantes del presidente Chávez fueron señalados como atacantes de los caprilistas mientras estos viajaban en una caravana de autos como parte de la campaña. Sobre este caso se habría detenido para investigación a por lo menos seis personas.
Los ataques verbales entre los candidatos se convirtieron en algo habitual en meses recientes. Hugo Chávez, hábil en la retórica y propenso a los exabruptos verbales, no ha dudado de calificar a Capriles de “burgués”, de ser “psicológicamente peligroso”, y de tener “rabo y orejas de cochino”, entre otras cosas.
Henrique Capriles no se ha quedado callado ante las andanadas de su rival. “Hagan un balance, son 14 años de este gobierno. Muchachos, ustedes no han visto nada distinto. Lo único que han visto es este modelo fracasado. Yo quiero que reflexionen, quiero que se pregunten qué ha hecho la revolución (bolivariana) por Trujillo en los últimos años”, señaló el opositor durante un mitin en la región andina de Trujillo, según un reporte de la agencia alemana de noticias DPA.
Y cuando a Hugo Chávez se le quebró la voz durante un discurso cuando mencionaba los sacrificios personales que ha hecho a favor de su proyecto político, Henrique Capriles no dudó en declarar que el Presidente más bien debería de derramar lágrimas por las madres venezolanas que han perdido a sus hijos por el aumento en los crímenes violentos.
Este 2012 Hugo Chávez cumple 20 años de vida política. “En 1992 se dio a conocer con una fallida toma del poder que terminó para él en prisión, y que en 1998 convirtió en victoria electoral. Paradoja, su primera década como político en abril de 2002 la celebró en prisión —breve, unas 48 horas— tras sufrir un golpe de Estado que no prosperó y del cual regresó al presidencial Palacio de Miraflores”, señala Jorge Esqueda Hernández, periodista mexicano especializado en temas internacionales.
Henrique Capriles, postulado por Unidad Democrática, católico y abogado, recuerda Esqueda Hernández, “también conoció la cárcel por motivos políticos, pues luego de la asonada de 2002 fue acusado de haber ingresado en forma ilegal a la embajada de Cuba, cuya sede está en el municipio de Baruta, que Capriles gobernaba. La defensa del ahora candidato opositor alegó entonces que el alcalde fue a negociar con manifestantes que exigían la entrega de seguidores de Chávez quienes, en el momento
más difícil del golpe, se habían refugiado en ella”.
La economía petrolera de Venezuela fue durante años el soporte de Hugo Chávez. Dinero para obras, vivienda, salud y servicios públicos fluyó sin reservas desde que el exgolpista llegó al poder, pero los años de crisis económica mundial cobraron su cuota y la inflación se disparó pese a los intentos por controlarla. La violencia, en especial los robos a transeúntes, también comenzaron a crecer, al grado de convertir a las principales ciudades del país en territorio peligroso para la mayoría de sus habitantes.
El oro que Venezuela recuperó de inversiones en bancos en países extranjeros y que fue repatriado en medio de vistosas ceremonias patrióticas, comenzó a ser vendido de manera discreta a partir de 2011 para mantener el flujo monetario del país. Esa situación recién fue dada a conocer hace unas semanas gracias a un reporte del Fondo Monetario Internacional. La debilidad del Estado venezolano comenzó a notarse por las cada vez más evidentes grietas en su economía.
Quienes apoyan a Hugo Chávez confían en que la reelección del presidente permitirá mantener los beneficios a las clases populares, pese a que cada día los precios de comestibles y productos básicos se encarecen. Por el contrario, los seguidores de Capriles consideran que es tiempo de cerrar la llave de un gasto estatal que consideran desproporcionado, y que su candidato podrá ayudar a desinflar la economía mediante la apertura a las inversiones extranjeras que han salido del país en años recientes por temor a las constantes expropiaciones ordenadas por Chávez Frías.
La jornada electoral de Venezuela será seguida no solo por los millones de ciudadanos que saldrán a las urnas a votar el domingo 7 de octubre, sino que también tendrán encima los ojos de todo el mundo. La disyuntiva de mantener al presidente chavista hasta 2017 es atractiva para muchos países emergentes que reciben apoyos económicos y de servicios sociales en todo el mundo, especialmente en Sur y Centroamérica. Otro bloque de países, los cercanos a los modelos económicos neoliberales, esperan que la elección y un eventual cambio de régimen les permita recuperar una relación favorable con un país importante no solo por su petróleo, sino que también por la capacidad comercial y de consumo que Venezuela tuvo hace ya muchos años. Nadie, sin embargo, se aventura a apostar por uno u otro bando.