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Entierro de 2,800 años en Atlixco muestra rituales y comercio prehispánico

Publicado el 3 de noviembre, 2025
Entierro de 2,800 años en Atlixco muestra rituales y comercio prehispánico
Entierro de 2,800 años en Atlixco muestra rituales y comercio prehispánico

Puebla, Pue. Durante los trabajos de repavimentación realizados en enero de 2024 en la calle 15 Sur, esquina con avenida Hidalgo, frente al parque La Soledad, fue localizado un entierro prehispánico que ha permitido ampliar el conocimiento sobre los primeros asentamientos humanos en el Valle de Atlixco. El hallazgo corresponde a un individuo identificado provisionalmente como Maxtli, quien habría vivido hace aproximadamente 2,800 años, es decir, entre 500 y 800 años antes de Cristo.

De acuerdo con el arqueólogo Miguel Medina Jaén, responsable de los hallazgos para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el individuo tenía cerca de 40 años al momento de su muerte. Su posición y los objetos que lo acompañaban sugieren que no pertenecía a un grupo común, sino probablemente a un comerciante con recursos o una persona de cierto rango social.

Un entierro con rasgos ceremoniales

Maxtli fue localizado a varios metros de profundidad. Sobre él se halló primero una osamenta más superficial, pero su entierro se encontraba en una cámara más profunda, orientado hacia el norte, siguiendo patrones funerarios mesoamericanos que se relacionan con el Mictlán, lugar de los muertos según la tradición prehispánica.

El aspecto más relevante del hallazgo radica en el atuendo funerario: piezas de serpentina verde, cortadas y ensambladas cuidadosamente, formaban parte de la manta que envolvía el cuerpo. Esta piedra no es común en el centro de México y debió ser transportada desde regiones como Guerrero, lo que confirma la existencia de rutas de intercambio comercial en esa época.

Una de las figuras creadas con la serpentina representa un ser con fauces abiertas, asociado iconográficamente al monstruo de la Tierra en la cultura olmeca. Otra pieza tiene forma de serpiente alada y conserva ojos elaborados en obsidiana, una piedra volcánica valorada desde tiempos antiguos.

“La elaboración del atuendo muestra inversión de tiempo, trabajo especializado y la intención de dotar al fallecido de un objeto simbólico de alto valor. Esto indica que la muerte tenía un significado ritual profundo para estas comunidades”, explicó Medina.

 

Relación con la cosmovisión y las prácticas actuales

La orientación del cuerpo refuerza la importancia de la creencia en el viaje hacia el norte, de donde provenían los vientos asociados a los espíritus. Esta idea se vincula directamente con la tradición que perdura hasta nuestros días: el regreso de los muertos a finales de octubre.

Según Medina, el cambio de temperatura y la llegada de vientos fríos al terminar la temporada agrícola fortalecieron la percepción de que el Mictlán “se abría” para que los difuntos retornaran temporalmente al mundo de los vivos.

Implicaciones históricas para Atlixco

Este hallazgo arqueológico contribuye a demostrar que la presencia humana en Atlixco podría ser mucho más antigua de lo documentado oficialmente. El valle, por su abundancia de agua y condiciones favorables, pudo haber sido habitado desde hace 10 mil años, lo que abre la posibilidad de encontrar restos de megafauna y grupos de cazadores-recolectores.

Las investigaciones continúan y las piezas recuperadas se encuentran bajo análisis de conservación y estudio. Su difusión pública dependerá de los resultados y del proceso de catalogación del INAH.

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