El Mundial comienza este jueves y los mejores jugadores del planeta mostrarán sus habilidades en la cancha.
La selección rusa de Stanislav Cherchesov comienza su búsqueda de la gloria en el estadio Luzhniki de Moscú este jueves, aunque muchos observadores piensan que el equipo, considerada una de las naciones anfitrionas más débiles en la historia de las copas mundiales, ni siquiera pasará de la primera ronda.
Siendo el deporte más popular del mundo, las selecciones nacionales de futbol tienen su propia dignidad cultural y política. Ningún torneo se trata únicamente del deporte; los eventos internacionales también son una oportunidad de saldar viejas deudas.
El juego inaugural entre Rusia y Arabia Saudita —uno de los partidos de apertura menos anticipados en la historia de las copas mundiales— tiene un extra gracias a los eventos actuales en Oriente Medio, ya que las dos naciones se encuentran en uno u otro bando de la guerra civil en marcha en Siria.
El encuentro de futbol será una oportunidad para impulsar el orgullo nacional y el prestigio sin riesgo de que alguien muera, asumiendo que el Kremlin mantenga controlados a los tristemente célebres hooligans de Rusia.
Entre la multitud de enfrentamientos posibles a lo largo de la competencia de un mes de duración, los resentimientos históricos les darán a algunos un poco más de sabor. He aquí algunos ejemplos de encuentros que tendrán algo más que solo futbol.
Irán vs. Arabia Saudita
Una de las rivalidades más acérrimas en la política mundial hoy día, Oriente Medio experimenta su propia Guerra Fría entre Arabia Saudita e Irán, junto con sus varios delegados.
El conflicto enfrenta a la principal superpotencia chiita del mundo contra su rival suní en conflictos que incluyen Siria y Yemen. Mohammed bin Salman, el príncipe heredero saudí, ha sido descrito como “el nuevo Hitler” por el líder supremo de Irán, Ali Khamenei.
Aun cuando el ‘juego bonito’ es seguido ampliamente en ambos países (Arabia Saudita recientemente dejó entrar a las mujeres a los estadios), ninguno de los dos es una potencia futbolera, y es poco probable que ambos avancen más allá de la fase de grupos. Pero si, por algún milagro, los equipos se enfrentan, sería uno de los encuentros con más carga política del torneo.
Serbia vs. Croacia
Cuando EE.UU. celebró su primera copa mundial en 1994, Serbia y Croacia estaban enfrascados en una sangrienta guerra civil que terminó al año siguiente.
La violencia, que trajo sitios, masacres y genocidio al sureste de Europa, en realidad fue presagiada por un disturbio futbolero en 1990 entre barras serbias y croatas, cuando un encuentro entre el Estrella Roja de Belgrado y el Dinamo de Zagreb se convirtió en batallas campales entre los fans. Para cuando la policía restauró el orden, más de 60 personas estaban heridas.
Los equipos se han enfrentado en juegos clasificatorios a torneos desde entonces, y no sin incidentes. Las selecciones nacionales estuvieron en el mismo grupo de la campaña clasificatoria a la Copa Mundial 2014, y los fans visitantes fueron prohibidos en ambos encuentros como medida de seguridad.
Ambos tienen una buena posibilidad de avanzar más allá de la fase de grupo, pero tendrían que llegar a semifinales —admitámoslo, muy poco probable— para poder enfrentarse.
Polonia vs. Rusia
Polonia estuvo detrás de la Cortina de Hierro hasta que se derrumbó la Unión Soviética en 1989, y cuarenta y cuatro años de dictadura dejaron a los polacos amargados y desconfiados con sus rivales orientales.
Esto ha continuado en la era moderna, a lo que no ayudó la muerte del presidente polaco Lech Kaczyński en un accidente aéreo en Rusia en 2010. Muchos polacos todavía creen que el Kremlin estuvo detrás del accidente.
Pero a pesar de la relevancia de Vladimir Putin en la escena geopolítica mundial, en la cancha de futbol es Polonia la que tiene ventaja sobre Rusia. Aun cuando algunos de sus jugadores claves están entrados en años, la escuadra polaca todavía tiene poder, y tienen una buena posibilidad de avanzar en su grupo.
Los dos no se enfrentarían antes de la semifinal, y tener un choque entre ellos serían tan probable como que la selección de EE UU se presente en Rusia.
Suecia vs. Dinamarca
Aun cuando ahora son aliados cercanos —y en el pasado incluso fueron parte del mismo reino—, las cosas no siempre han sido color de rosa entre los vecinos escandinavos Suecia y Dinamarca. Entre 1521 y 1814, las dos naciones entablaron un total de 11 guerras.
Las cosas tal vez sean menos tensas políticamente en la era moderna, pero todavía pueden ponerse un poco peliagudas en la cancha. Durante un juego de 2007, un fan danés atacó al árbitro después de que este le concedió a Suecia un penalti con pocos minutos restantes en el partido y el marcador empatado 3-3.
El árbitro abandonó el juego, otorgándole a Suecia una victoria de 3-0. Como castigo, Dinamarca fue obligada a jugar los dos partidos siguientes a por lo menos 87 millas de la capital Copenhague. El incidente provocó un escándalo nacional, y el príncipe heredero Federico de Dinamarca dijo que era “terrible y un comportamiento muy vergonzoso de la barra danesa”.
Para escribir el siguiente capítulo de la rivalidad histórica, los dos equipos tendrán que llegar a semifinales, lo cual es una pregunta en el aire.
Inglaterra vs. Alemania
Desde que Alemania se fundó en 1871, los ingleses han observado a sus primos continentales con suspicacia y miedo, y las naciones estuvieron en bandos opuestos en dos de las peores guerras en la historia de la humanidad.
Tampoco se pueden ver en la cancha de futbol.
Fue contra Alemania Occidental que Inglaterra ganó su único campeonato en una copa mundial en 1966. En el torneo de 1990, el corazón de los ingleses se rompió cuando su equipo fue eliminado por la selección alemana en una ronda de penaltis, en el camino de Die Mannschaft a su primer campeonato en una copa mundial desde la reunificación.
Solo seis años después, a los ingleses les negaron la gloria en el Campeonato Europeo en su propio territorio cuando los despiadados alemanes nuevamente los derrotaron en penaltis. Alemania se alzó con el trofeo en el Estadio Wembley, en el mero corazón del futbol inglés, donde Inglaterra levantó la Copa Mundial 30 años antes.
Más recientemente, la Copa Mundial 2010 en Sudáfrica vio a Inglaterra ser apaleada 4-1 por los futuros campeones del torneo, pero no antes de que al mediocampista inglés Frank Lampard le anularan incorrectamente un gol, un golpe del que los no favoritos batallaron para recuperarse.
Con el Brexit enfrentando a los líderes del Reino Unido contra la Unión Europea dominada por los alemanes, ha nacido un nuevo capítulo de la rivalidad, más cuando se ha descrito a las relaciones entre Angela Merkel y Theresa May como casi inexistentes.
Aun cuando los fans alemanes probablemente consideren su rivalidad con los Países Bajos por encima de aquella con Inglaterra, una derrota ante los Tres Leones sería vergonzosa para los campeones del mundo.
De todos los enfrentamientos, este es el más probable. Las selecciones podrían enfrentarse tan temprano como los cuartos de final. Si esto sucediera, Alemania sería fuerte favorita sobre Inglaterra, quienes han pasado por un período de transición, introduciendo nuevos jugadores y limitando las expectativas. Los alemanes son un contrincante duro para cualquier oponente, ya que han ganado la Copa Mundial cuatro veces (en 1954, 1974 y 1990 como Alemania Occidental, y en 2014 como país unificado).