Venecia no sólo se está hundiendo, está inundada de turistas y el alcalde de la ciudad está dispuesto a hacer lo que sea necesario para regular la ola de visitantes, incluido el cierre de ciertas calles y puentes.
El fin de semana de Pascua, a principios de abril, hubo miles de turistas atestados en calles venecianas y en las embarcaciones tradicionales conocidos como vaporetti. Los medios locales informaron “un río de personas” de una proporción “sin precedentes” que creaba retrasos y largas filas.
El turismo de masas no es un fenómeno nuevo para Italia, pero el número de visitantes al “Bel Paese” está aumentando a un punto en el que varias ciudades se preguntan si vale la pena soportar los inconvenientes creados para los residentes locales.
Venecia
El alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, ha hecho campaña para una mayor regulación desde que fue electo hace tres años. En 2016, ganó el apoyo del gobierno para instalar torniquetes en lugares estratégicos de la ciudad para regular la afluencia de visitantes.
Pero el aumento en el número de turistas durante los fines de semana y vacaciones de verano aún es difícil de gestionar. Para evitar la aglomeración del fin de semana de Pascua, Brugnaro limitó el acceso a ciertas áreas de la ciudad, y reubicó las llegadas de las embarcaciones a áreas más alejadas del centro de la ciudad.
La ciudad lanzó la campaña #EnjoyRespectVenezia para aumentar la conciencia pública sobre la situación de hacinamiento, incluida una infografía que muestra el nivel esperado de visitantes para cualquier día del año.
“No queremos bloquear el acceso a la ciudad, pero tenemos que regular la afluencia durante los días particularmente ocupados”, dijo el alcalde en un video compartido en su página de Twitter.
A principios de abril, comparó sus esfuerzos con la campaña “America First” del presidente Donald Trump. “Es lo que estoy tratando de hacer en Venecia también”, dijo el alcalde en un evento en abril. “Antepone los intereses estadounidenses, hago lo mismo con los venecianos que se preocupan por su ciudad”.
Capri
Los problemas de Venecia hicieron eco en Capri, una pequeña isla en el Golfo de Nápoles, a menudo incluida entre los lugares más bellos del mundo. Su reputación le trae millones de visitantes cada año a la isla de 12,000 residentes.
El alcalde de Capri, Giovanni de Martino, ha señalado desde hace tiempo la afluencia no regulada de transbordadores del continente europeo como un problema para el municipio y expresó su frustración por la falta de apoyo que la isla ha recibido hasta ahora.
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“Desafortunadamente, nuestra apelación no recibió la consideración adecuada porque pensamos que la solución podría ser justamente fácil”, dijo de Martino a Newsweek. En lugar de torniquetes, para los que apenas hay espacio, de Martino aboga por reducir la frecuencia de los transbordadores que llevan a cientos de visitantes del continente, que solo tienen el pequeño puerto de Marina Grande como zona de atraque y punto de conexión con el resto de la isla, lo que crea filas y congestiones.
“Cuando [los transbordadores] llegan casi todos al mismo tiempo, no hay posibilidad de dejarlos desembarcar de manera oportuna, por lo que tienes largas filas, caos y, naturalmente, protestas y frustración por parte de los que tienen que esperar”, De Martino explicó. Un proyecto para aumentar el área del puerto está en la fase de planificación, según el alcalde, pero eso no resolvería el problema debido al tamaño limitado de la isla.
Para De Martino, una solución es simplemente cambiar el cronograma de llegadas, pero eso es algo que las autoridades de Capri no pueden controlar ya que es una prerrogativa del gobierno regional y los Guardacostas.
Otra de las espinas en el lado del alcalde son aquellos visitantes que solo viajan a la isla por unas horas, especialmente en cruceros. “Idealmente, quédate la noche”, aconsejó el alcalde. “Hay un dicho que dice ‘Uno debería ver el atardecer en Capri’. Hay tantas atracciones que deberían permanecer por más tiempo para apreciar plenamente su belleza”.
Florencia y Roma
Aunque ciudades como Florencia y Roma no enfrentan las limitaciones territoriales que aquejan a Venecia y Capri, esas ciudades también han luchado por contener el comportamiento disruptivo.
El año pasado, el alcalde de Florencia, Dario Nardella, ordenó a los limpiadores de la ciudad mojar los escalones de la iglesia para evitar que las personas se sentaran a comer, un plan que no funcionó por completo porque el cálido sol del mediodía que secaba rápidamente el pavimento, aunque sí logró atraer la atención internacional.
En Roma, la alcaldesa Virginia Raggi enfrentó un obstáculo aún mayor a su objetivo de regular el comportamiento de los visitantes en algunos de los puntos clave de la ciudad, como la prohibición de hacer paradas en la Fontana de Trevi para admirar su estilo barroco: una falla total de aplicación, como algunos medios italianos informaron.
En otras partes de Europa
Florencia y Roma también están luchando para hacer frente al aumento de alquileres turísticos no regulados a través de servicios como Airbnb, como señaló Business Insider Italia. Estos servicios no solo privan a la ciudad de impuestos que pagan los hoteles y otras formas reguladas de alojamiento turístico, sino que también reducen el suministro de vivienda disponible para los locales, lo que aumenta los costos.
El tema se siente en todos los puntos turísticos del sur de Europa, desde Croacia hasta España, como informó The Guardian en agosto. Palma, la ciudad más grande de la isla española de Mallorca, prohibió a los propietarios el alquiler de sus apartamentos a los turistas el año pasado luego de que protestas contra el turismo afectaron la isla, así como la vecina Ibiza y la ciudad de Barcelona a través del mar Balear.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek