Una joven chilena de 19 años ha conmocionado a su país. Una enfermedad degenerativa sin un diagnóstico claro la ha dejado postrada en una cama desde hace cuatro años, desesperada, le pidió a la presidenta Michelle Bachelet que autorice su eutanasia.
“Sólo pido descanso, le suplico que me dé la eutanasia, no soporto mi cuerpo”, dice Paula Díaz Ahumada, en un video difundido en redes sociales con el que inició la campaña #JusticiaParaPaula.
La muerte asistida es una práctica que no está regulada por la ley chilena, pero el caso de Paula ha reanudado los debates en torno a la muerte digna de los enfermos sin cura.
El cuerpo de Paula se ha ido doblando y encogiendo hasta dejarla prácticamente con un margen de movimiento que solo alcanza al retorcerse del dolor. “Ya no tengo descanso ni de día ni de noche, le suplico con toda mi fuerza que me venga a ver porque ya no puedo esperar más” dice en el video.
La videograbación ha impactado a las autoridades y a la ciudadanía, porque en Chile no es frecuente escuchar públicamente que algún enfermo pida su muerte. A principios de febrero, Paula y su familia comenzaron la lucha pública para que la presidenta Bachelet los escuche, “no comprendo, no puedo comprender, si hemos hecho todo”, mencionó la chica.
Paula asegura que su cuerpo está “desgarrado” y no puede apoyar ninguna parte que no le duela. Ni siquiera su mamá, María Cecilia Ahumada, que ha tenido que dejar de trabajar para cuidarla día y noche, la puede abrazar. “Todo me quema”, asegura la joven postrada en su cama.
“¡Quiero pedir ayuda y ya no sé como hacerlo”, dice, antes de contar que no quiere pasar por más hospitales porque “nada le calma”.
Según la prensa local, en 2013, la joven empezó con un dolores persistentes de cabeza, a lo que siguieron dolores corporales e insensibilidad de las articulaciones. Actualmente, los dolores ni siquiera le permiten dormir y prácticamente no puede abrir los ojos porque la luz le quema, publicó la AFP.
Paula no puede sentarse ni ponerse de pie ni estar por más de 5 minutos en la misma posición, dice la agencia de noticias. Tras pasar por muchos hospitales, no existe un diagnóstico concluyente de su enfermedad.
Su hermana Vanessa ha declarado a la prensa local que los problemas que sufre Paula empezaron a surgir a raíz de la administración de una vacuna.
Ya estoy harta, mi cerebro ya no da más, tengo miedo… Ya no puedo más. Y ruego que acepten mi petición (…) Yo de esta semana, yo no voy a pasar, tengo que hacer algo. Yo cómo me voy de aquí? si ya no puedo soportar mi cuerpo, todo mi cerebro me quema (…) ¡FAVOR RT URGENTE! pic.twitter.com/ovtQtkdPAC
— #JusticiaParaPaula (@DescansoParaPau) 22 de enero de 2018
La solicitud de Díaz a puesto el foco en un proyecto de ley de la Comisión de Salud del Congreso hay un proyecto para despenalizar el suicidio asistido que pretende no criminalizar al equipo médico que pueda practicarlo y establecer un mecanismo que respete la voluntad del paciente.
El diputado que presentó dicho proyecto, Vlado Mirosevic, arremete contra “la dureza de una legislación conservadora, invasiva y brutalmente inhumana” en una carta abierta publicada en el diario digital El Mostrador.
“Chile ha sido sordo. De una sordera cómplice con la crueldad. Los dogmas o la indolencia han podido más”, sostiene.
Este no es el primer caso en que la presidenta Bachelet enfrenta este tipo de petición. En febrero de 2015, Valentina Maureira, una niña de 14 años con fibrosis quística hizo la misma “solicitud urgente” para que le autorizaran una inyección para “quedar dormida para siempre”.
Bachelet la visitó en el Hospital clínico de la Universidad Católica de Santiago, pero no autorizó la eutanasia. A cambio, le ofreció un tratamiento médico y apoyo psicológico para mejorar sus condiciones; tres meses después falleció por complicaciones de su enfermedad.