Hace 30 años, los hermanos Mejía tocaban en fiestas de 15 años en su barrio de Iztapalapa, la delegación más poblada de la Ciudad de México. Al terminar su espectáculo les daban algo de comer y una paga simbólica. Su madre, que hoy cuenta 92 años, los incitaba a tocar cumbia para evitar que cayeran en negocios delictivos que abundaban entre sus conocidos. Al presentarse en dichos eventos caseros, gritaban, de forma irónica: “De Iztapalapa para el mundo”. Y entonces no imaginaban que esa frase se volvería un distintivo de su agrupación. ́
Coachella, uno de los festivales más importantes en la escena mundial de la música rock y pop, anunció a inicios de enero que Los Ángeles Azules se presentarían en el mismo escenario en que lo harán artistas de la talla de Eminem y Beyoncé. Las redes sociales se inundaron de comentarios, en su mayoría, de fans emocionados que elogiaron el que un grupo tan representativo de nuestro país sea el encargado de poner a bailar a más de 125,000 personas que se espera que asistan este año al Festival de Música y Artes de Coachella Valley, en Indo, California. Un festival al que algunos medios han clasificado como el evento “más venerado por la modernidad millennial del planeta” y por donde transitan miles de asistentes “hipsters”.
Cómo fue que se gestó la invitación a Coachella, preguntamos a los hermanos Mejía Avante. “Yo les dije a los promotores —relata Pepe Mejía— que ya era hora de que nos pusieran otra vez a tocar en el Vive Latino. Ese fue el medio, en 2013, que nos abrió las puertas para que nos escucharan otras clases sociales. Al final del festival más de 30,000 personas salieron queriéndonos. Ahí los promotores me dijeron que nos tenían otra noticia: nos estaban buscando para uno de los festivales más importantes del mundo: Coachella”.
Al respecto, su hermana Cristina agrega: “Después empezamos a ver que el internet enloquecía. Nos llamaban nuestros conocidos y fue cuando comprendimos que el festival es un monstruo; es el festival más grande a escala mundial, y la gente se está preguntando: ¿por qué Los Ángeles Azules?”.
No será la primera vez que Los Ángeles Azules llevarán su cumbia a escenarios prestigiados. En México han tocado en el Auditorio Nacional y en Los Ángeles tuvieron sold out del Hollywood Bowl, un recinto que en su momento llenaron artistas como Michael Jackson o The Rolling Stones.
Mientras llega Coachella, están California y Texas —los estados que Los Ángeles Azules visitarán en su próxima gira por Estados Unidos. Son entidades que congregan a una gran población hispanoparlante y en las que viven muchos mexicanos. “Tenemos muchos seguidores en Estados Unidos y lo que podemos decir es que la mayoría de ellos extrañan México, les da demasiado gusto vernos. Para ellos es como si fuéramos familiares, siempre nos dicen: ‘Si México nos diera lo que nos da Estados Unidos, nos quedaríamos en México. Porque aquí es una vida de puro trabajo; si México nos lo diera ya nos hubiéramos regresado’. Llevarles nuestra música es llevarles algo de nuestra tierra, y eso es increíble”.
Pese a que los hermanos Mejía están acostumbrados a tocar en grandes escenarios, se notan un poco nerviosos. Y entusiasmados. Lupe Mejía suelta: “Es un evento de arte y dicen que todos están vestidos como de los años 70. También es un evento muy importante de rock y pop y vamos a ver cómo le va ahí a la cumbia. Creo que va a ser algo muy bonito para nosotros, aunque no sé qué vamos a aportar en la parte de arte”.
Entre otros artistas mexicanos que han tocado en ese festival se cuenta a Café Tacuba, Zoé, Porter y Julieta Venegas. Pero hasta la próxima edición de Coachella es que sonará la cumbia en todo su esplendor.
“Hace unos años el rock y la cumbia no combinaban; ahora creo que la música es universal y a una persona le puede gustar una canción de rock y una cumbia de nosotros. Hace dos años, en nuestros conciertos, entraba con nosotros Fobia y la gente aplaudía también por Los Ángeles Azules”, rememora Cristina, quien entiende que la globalización y los festivales están terminando con los géneros musicales. Si la música es buena, la gente la escucha, no importa lo que sea.
CUMBIA EVOLUCIONADA
Aunque no conocen tanto la música de artistas como Jamiroquai o The Weekend, que se presentarán en el festival en Indio, California, Los Ángeles Azules celebran el dinamismo y diversión que supone una ecléctica oferta de géneros musicales. Y que en estos festivales su música sea escuchada por vez primera y que sean el grupo “que le llega a todas las clases sociales y a todas las edades. Vamos a los pueblos más alejados, no solo a las ciudades. Cuando soñábamos con ser famosos escuchábamos que en los pueblos decían: ‘Aquí nunca quieren venir los grupos grandes, solo a las ciudades principales y ahí tenemos que irlos a ver’, y nosotros donde nos contratan, hasta el pueblo más lejano, vamos. Y desde ellos hasta los que tienen dinero nos apoyan. Y nos quieren porque hemos ido a todos esos pueblos y seguimos yendo y son muy agradecidos”, comenta Pepe sobre el porqué tienen seguidores de tantas partes del mundo y de estilos de vida tan distintos.
La cumbia era del pueblo y se escuchaba en los barrios. La gente de la clase alta menospreciaba a los músicos de ese género y las escuelas de música no se atrevían siquiera a dar una oportunidad al género que hoy se escucha en todas partes. “La cumbia ha pasado por una evolución impresionante. Cuando empezábamos, era del barrio y se empezó a ir a las ciudades importantes y, después, a la clase media y alta. Pero para eso pasaron 30 años. Hoy, gracias a los duetos y la sinfónica, la gente que estudia música clásica respeta la cumbia. También músicos que tocan otros géneros ya respetan las tesituras de los cantantes de cumbia, que son agudas, igual que las trompetas”, explica Elías Mejía, quien toca el bajo en la agrupación.
Con los años, la cumbia se ha ganado un espacio en las fiestas y bailongos. Pero hace 30 años, los hermanos Mejía no se imaginaban siquiera lo lejos que llegarían.
Pepe Mejía dice a Newsweek en Español que, cuando era más joven, su más grande sueño era llegar con un autobús a su calle: “No sabía que podía soñar con más. Pero siempre hay que estar en lucha, nunca caerte. Mi mamá siempre nos levantaba y por eso ella es la dueña de Los Ángeles Azules, tiene 92 años y todavía nos trae a raya”.
La agrupación ha tenido buenos momentos y otros no tanto. Hace pocos años perdieron el contrato con su disquera y pensaron que tal vez estaba cerca el final de su carrera artística. Cuando estaban desesperados, Ocesa Sidetrak los relanzó, haciendo su música un poco más pop y organizando duetos con distintos artistas. Pero aunque ahora se sienten en un lugar seguro, sigue en ellos el miedo de volver a caer del pedestal. “Después de Coachella lo que más queremos es mantenernos, porque eso es lo más difícil”, confiesa Pepe, y todos sus hermanos están de acuerdo.
“Primero fue de Iztapalapa para el mundo, ahora es de Iztapalapa para Coachella”, dice Elías, y todos sueltan una carcajada. Nunca imaginaron que ese sería el grito que los distinguiría en el mundo de la música.