Un pajarito cantor, llamado perlita plomiza, que
habita en la costa sur de California, Estados Unidos –una de las zonas más
codiciadas del planeta–, puso en jaque a los poderosos desarrolladores
urbanísticos. Las autoridades federales calculan que el impacto económico de las
restricciones del cuidado de la especie ascenderá a 900 millones de dólares de aquí a 2025.
La perlita plomiza, de plumaje azul y gris oscuro en
la parte superior y un blanco grisáceo en la parte inferior, está desde 1993 en
la lista de especies amenazadas que
supervisa el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.
En 2014, un consorcio de empresas dedicadas a la
construcción, representada por la fundación Pacific
Legal, solicitó que fuera retirada de la lista. Alegaba que
investigaciones científicas recientes ponen en duda que ese estatus de “especie
amenazada” siga vigente. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre denegó la petición
y anunció que el ave permanece en la lista.
Los ambientalistas aplaudieron la decisión, los
constructores, por su parte, prometieron continuar dando batalla. “Todavía
estamos analizando la decisión del Servicio de Pesca y Vida Silvestre”, señala
Robert Thornton, abogado que representa a la Asociación de la Industria
Constructora del sur de California.
Los conservacionistas recuerdan que este pajarito es
un elemento clave en los proyectos medioambientales de los condados de San
Diego, Riverside y Orange, en la costa sur de California. La perlita
californiana –como también la conocen por el rumbo– vive en arbustos de salvia
desde Santa Bárbara hasta la península Baja. En los años 90, los pájaros ya
habían sufrido el impacto de la paulatina desaparición de los matorrales en los
que habitan y se reproducen. En ese momento, un ecologista de 20 años de nombre
David Hogan, del Centro para la Diversidad Biológica, presentó una solicitud
para que la perlita quedara protegida por la ley de Especies en Peligro.
Los constructores, sin embargo, perciben al pájaro y
las consecuentes regulaciones como un obstáculo al auge urbanístico de la
región.
La Pacific
Legaldeclaró en
un comunicado que la incorporación de la perlita a la lista de especies
amenazadas hizo que decenas de miles de hectáreas del sur de California
quedaran fuera de los proyectos de construcción. “En total, 79,850 hectáreas en los condados de
San Diego, Orange, Riverside, San Bernardino, Los Ángeles y Ventura fueron designadas como hábitat fundamental de
la perlita”, constató la fundación, una agencia que vela por los
derechos de la propiedad con sede en la ciudad de Sacramento.
En su planteamiento, los constructores aducen que
nuevos datos científicos muestran que la perlita del sur de California no se
diferencia genéticamente de su par mexicano y, por tanto, no debería ser
protegida como una especie distinta. Desde el Servicio de Pesca y Vida
Silvestre se confirma que un panel de genetistas, ornitólogos y estadísticos
determinó que el registro original en la lista es todavía válido, y la perlita
plomiza se queda tal y como está.