En un insólito episodio ocurrido el martes por la noche, un gato fue interceptado por oficiales de la Policía Penitenciaria de Costa Rica cuando ingresaba al centro penal de Pococí, en la provincia de Limón, con paquetes de droga adheridos a su cuerpo. El animal fue detectado por un agente desde uno de los fortines de vigilancia, lo que permitió una intervención inmediata para evitar que los estupefacientes llegaran a manos de los reclusos.
Tras ser capturado, el felino fue inspeccionado y se le encontraron dos envoltorios camuflados: uno contenía 235,65 gramos de presunta marihuana, mientras que el otro albergaba 67,76 gramos de aparente pasta de crack. Además, las autoridades decomisaron dos pliegos de papel, presumiblemente para la elaboración de cigarrillos artesanales.
#N4V | En #CostaRica, autoridades penitenciarias descubrieron que un gato era utilizado para ingresar droga a la cárcel de Pococí, en la provincia de Limón.
El felino, apodado por usuarios como el “narcomichi”, fue capturado por la policía tras detectar que portaba paquetes… pic.twitter.com/OOIGKAxxOC
— Noticias 4Visión (@noticias4vision) May 16, 2025
La Policía Penitenciaria informó que, una vez asegurada la droga, el caso fue remitido a las autoridades judiciales correspondientes, mientras que el gato recibió atención veterinaria en coordinación con el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa).
ANIMALES COMO ‘MULAS’ EN CÁRCELES: UNA PRÁCTICA CONOCIDA
Este no es un caso aislado. En el sistema penitenciario costarricense, el uso de animales para el transporte de droga y objetos prohibidos no es nuevo. Gatos y palomas han sido empleados por reclusos para burlar la seguridad y facilitar el ingreso de marihuana, crack, celulares e incluso armas hechizas.
En 2015, por ejemplo, se reportó un caso en la prisión de Mediana Seguridad de La Reforma, en Alajuela, donde una paloma fue entrenada para el microtráfico dentro del penal. El uso de estos métodos, aunque inusual, representa un desafío constante para las autoridades.
REFORZAR VIGILANCIA Y PROTOCOLOS
El Ministerio de Justicia y Paz ha reiterado la necesidad de fortalecer los mecanismos de seguridad perimetral, así como mejorar los procesos de vigilancia e inteligencia en centros penitenciarios. El uso de animales, además de vulnerar la legalidad, plantea una preocupación ética y sanitaria, al exponer a seres vivos a condiciones de riesgo para cumplir funciones ilícitas.
El caso del “gato narco” de Pococí ha generado sorpresa en la opinión pública y ha puesto nuevamente en la agenda la creatividad —y desesperación— con la que algunos reclusos y sus redes externas intentan burlar los controles penitenciarios.
La seguridad carcelaria no solo depende de muros y cámaras, sino de la constante adaptación ante las nuevas estrategias delictivas, señalaron voceros de la Policía Penitenciaria tras el incidente.
Costa Rica enfrenta un reto creciente: combatir el tráfico de drogas no solo fuera de las cárceles, sino también dentro de ellas, donde el crimen organizado encuentra maneras cada vez más inusuales para operar. N