A pesar de los detractores y de las fuertes críticas que algunos sectores expresan contra Donald Trump para su segundo mandato, ya que incluso hay quienes lo señalan como un convicto que llega a la presidencia de la primera potencia mundial, lo cierto es que su arribo abre amplias posibilidades de un reacomodo de la geopolítica global, el cual implica una nueva correlación de fuerzas entre los principales actores, así como la solución de muchas de las crisis en curso. China, Rusia y Oriente Medio figuran como prioridades en esta nueva ecuación.
Su reciente toma de protesta como presidente, el pasado 20 de enero, mostró algunos signos relevantes en cuanto a sus prioridades y orientaciones políticas. Por una parte, destaca la invitación que hizo a Xi Jinping, presidente de China, así como a otros mandatarios entre los que destacan Giorgia Meloni, de Italia; Viktor Orbán, de Hungría; Javier Milei, de Argentina; y Nayib Bukele, de El Salvador, entre otras personalidades que evidencian su clara inclinación hacia la derecha y la extrema derecha, no obstante China es la excepción.
Por otro lado, es claro que para México se avecinan tiempos aún más difíciles, ya que la presidenta Claudia Sheinbaum no fue invitada, siendo su principal socio comercial. Y aunque el gobierno mexicano ha querido desestimar esto y minimizarle importancia, no se puede ignorar que en política y diplomacia “forma es fondo”. Y esto, junto con otras controversias y declaraciones como la referente a la “intención” de cambiar el nombre del Golfo de México por parte de Trump, son indicativos de su poca afinidad con la llamada 4T (cuarta transformación) promovida como programa del gobierno mexicano desde 2018 con Andrés Manuel López Obrador y hasta la actualidad.
SU INFLUENCIA ES VASTA EN ORIENTE MEDIO
Respecto a la guerra ruso-ucraniana, que lleva más de dos años, ha sido contundente en su posicionamiento, pues no solo ha cuestionado los altos montos de ayuda y transferencias militarles otorgadas a Ucrania por el gobierno de Joe Biden, sino además ha afirmado, en diversos espacios, que esta guerra debe llegar a su fin lo antes posible, lo cual seguramente se concretará durante su administración.
En Oriente Medio, región azotada por conflictos continuos desde hace décadas, agudizados con la última crisis que estalló en octubre de 2023 y que ha llevado al gobierno de Netanyahu a una avanzada sin precedentes en la Franja de Gaza, al tiempo que ha provocado una severa crisis humanitaria y uno de los mayores genocidios de este siglo, observamos el decidido empuje e influencia de Donald Trump en la geopolítica global, incluso antes de que tomara formalmente el poder.
El reciente acuerdo apenas firmado el 15 de enero bajo los auspicios de Trump y la mediación de Catar y Egipto ha permitido un alto al fuego y un plan de paz de tres fases. La primera contempla la liberación de la mitad de los rehenes por parte de Hamás, así como el retiro paulatino de Israel de la Franja de Gaza. En la segunda fase se contempla que Hamás deberá liberar al resto de los prisioneros, así como entregar los cuerpos de quienes han fallecido durante la confrontación. Por su parte, Israel deberá retirarse totalmente de los territorios que ahora están bajo su control y volver a las fronteras originales previas al estallido del enfrentamiento y liberar a mil detenidos palestinos de las cárceles del Estado judío.
MÉXICO Y EL MUNDO DEBEN ESTAR ATENTOS A LA GEOPOLÍTICA IMPUESTA POR TRUMP
Finalmente, la tercera fase, la cual parece más distante en el tiempo y mucho más ambiciosa, contempla la reconstrucción de la Franja de Gaza a partir de una multimillonaria inversión procedente tanto de los países árabes de la región como de potencias occidentales. En esta última fase también se considera la posibilidad de concretar la tesis de los dos estados: Palestina e Israel.
Es evidente que el presidente de Estados Unidos está decidido a consolidar sus promesas de campaña, entre las que destacan su tesis de América First (Primero América) y MAGA (hacer América grande otra vez), por sus siglas en inglés, lo cual implica toda una serie de acciones al interior del país, además de su reposicionamiento en la arena global siendo actor protagónico en los asuntos clave como los ya referidos. Y a estos se suma su ofensiva a las “amenazas” a su seguridad nacional provenientes de su frontera sur como migración y narcotráfico. México y el mundo tendrán que estar atentos a esta nueva geopolítica global impuesta por Trump. N
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Luz Araceli González Uresti es profesora investigadora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.