Las recientes elecciones celebradas en nuestro vecino país del norte han
reflejado, una vez más, el poder de las redes sociales. El ahora presidente Donald
Trump, como muy pocos políticos, ha intuido su influencia y ha hecho uso de la
misma de una manera magistral. Tal como dice el coach y motivador Tony Robins,
“anticiparse es el poder más importante. Los perdedores reaccionan, los líderes se
anticipan” y ésta no es la primera vez que un mandatario se apoya, como diría
nuestro expresidente López Obrador, en las “benditas redes sociales”.
Como es conocido por todos, en su periodo anterior, Trump desarrollaba su
política exterior a través de su cuenta personal de la entonces llamada Twitter,
ahora X, pero su relación con la tecnología ha ido mucho más de lo anecdótico.
Convirtiéndose en un caso de análisis para muchos estudiosos de temas
políticos, el escándalo de Cambridge Analytica y el primer triunfo de este
empresario norteamericano, abrió el debate sobre la injerencia de las plataformas
en las democracias modernas.
Contrario a lo que sucede con los medios tradicionales de información, el
ciberespacio abre la posibilidad de encontrarnos através de una comunicación
multidireccional, inmediata, cercana, instantánea y en donde la población puede
participar más libremente. Durante años, las plataformas desarrollaron su
algoritmo para que, escucháramos y viéramos, solo aquello que nos interesaba y
Donald Trump se dio cuenta del potencial de la “publicidad personalizada”. Acorde
a su imagen “antisistema”, enarbolando que rompía con la política tradicional y
autodenominándose como un antipolítico, el magnate trató de “venderse como un
producto más” dentro de las redes, especialmente, segmentando al electorado
según su personalidad gracias al modelo de negocios de Facebook y el análisis
realizado por la empresa Cambridge Analytica.
Anuncios en redes influyeron en los indecisos
¿Existía algún límite para que las redes sociales se convirtieran en la nueva plaza
pública, una verdadera ágora como la que hablaban en la Antigüedad? La
legislación no preveía y, mucho menos prohibía, que el entonces candidato
republicano mostrara contenidos distintos según los intereses de sus votantes.
Como nunca antes en la historia, la cercanía con las necesidades de los
ciudadanos a través de anuncios en redes, influiría en aquellos indecisos y,
reforzaría el voto a su favor dentro de sus adeptos.
Aunque el escándalo desembocó en distintas audiencias del Congreso con el
dueño de Meta, Mark Zuckerberg, poco se reguló al respecto y la plataforma
decidió, de buena fe, prohibir los anuncios de carácter político para evitar
suspicacias. No obstante, eso no frenaría el poder de las redes sociales y Donald
Trump lo sabía.
Aunque intentó diseminar, infructuosamente, la idea de un fraude ante la derrota
frente a Joe Biden, la toma del Capitolio no fue un asunto menor.
Preocupante el uso de la prisión preventiva en México
Tampoco lo fue la “censura” que sufrió de plataformas y la creación de su propia red, Truth. Sin
embargo, regresaría a las redes y, no sólo eso, tendría el respaldo de
personalidades tan importantes como Elon Musk o la “neutralidad” de Jeff
Bezos. Si bien es cierto que ya no siguió el esquema de publicidad personalizada
de 2016, ahora estaría atento a los micro-influencers, la participación en podcasts,
la narrativa a través de memes y el uso de otras plataformas como TikTok.
Su regreso sería impensable si no hubiese entendido el cambio generacional y el
uso de la tecnología por parte de los votantes. Sumado a ello, su narrativa de
“volver a hacer América grande otra vez”, y escuchar a la “masa de los olvidados”
fueron claves. Al igual que otros líderes populistas, ha sabido “darle voz” a
aquellos rencores que seguían dentro del subconsciente de un gran número de
electores. Ciudadanos caucásicos, pobladores de zonas rurales, jóvenes, grupos
de extrema derecha y conspiracionistas eran su público. Por ejemplo, los temas
de seguridad y migración y especialmente, el manejo de la inflación fueron
recurrentes en su campaña. Conocedor de un cambio en los valores de los
“ciudadanos promedio” sabía, que temas polémicos como el aborto, no estaban
dentro de sus prioridades tanto como “la defensa en contra de una agenda wok”.
La gran ventaja con la que ganó estas elecciones son una muestra de que supo
aprovechar las carencias demostradas por Joe Biden, un “político alejado del
pueblo”. Por ejemplo, hizo énfasis en la salud mental de su contrincante a pesar
de que la diferencia de edad entre ellos era mínima. Fue tan fuerte su narrativa
que, a media campaña, los demócratas se vieron forzados a cambiar de
candidato. Kamala Harris también sería blanco de comentarios denotativos del
ex presidente pero los ciudadanos no se sentían ofendidos por sus bromas ni con
el ánimo de defenderla.
Las grandes figuras se diluyeron frente a los creadores de contenido
¿Cuál fue la sorpresa?
El poder de las “grandes figuras” como Taylor Swift o Ricky Martin se diluyó frente
a creadores de contenido como Joe Rogan. Además, los medios de comunicación
se han visto nuevamente anquilosados y alejados de la realidad, los analistas
daban un panorama de empate o elecciones sumamente discutidas. Muchos de
ellos mencionaban el peligro de que el candidato republicano no reconociera su
derrota cuando los resultados muestran un equivalente a 6 millones de votos de
diferencia.
¿Cuál será uno de sus grandes retos?
Trump ha demostrado ser un excelente candidato para las redes pero, en su
momento, ha tratado de limitar el poder de Meta, calificandola de monopolio o
acusando a TikTok, de ser un instrumento de propaganda y espionaje chino.
¿Seguiría con esa misma línea después de ser beneficiado por las plataformas?
Sumado a ello, está la figura de Elon Musk quien ha sido crucial para la campaña.
Sus contenidos son vistos por millones de personas y el eco fue mayúsculo
cuando lo ha respladado. Incluso, lo señaló como un posible miembro dentro de su
equipo de gobierno. ¿Dos personalidades tan controversiales podrán coexistir y
trabajar? ¿Su relación modificará a las redes como las conocemos ahora?
¿Tendremos más candidatos influencers?
* Laura Coronado Contreras. Investigadora del IMEESDN. Académica de la
Universidad Anáhuac México y la Escuela Libre de Derechos. Autora de Familias
Enredadas: Cultura Digital para papás, novatos y todos los que quieran aprender
del sano uso de las redes sociales (Penguin), La Libertad de Expresión en el
Ciberespacio, (Tirant), La regulación global del ciberespacio (Porrúa) y 12 óperas
para conocer el Derecho (Bosch).