El desafío literario de El hombre que no nació es más que ambicioso: a partir de un ejercicio de introspección sobre la trascendencia individual, establecer cómo queremos que nos recuerden cuando ya no estemos en este mundo.
Para ello, el autor de estas crónicas de un asesino, Ramsés Pech, se desafió a sí mismo y logró plasmar una historia de misterio, intriga, investigación, filosofía, dogma y narrativa en una novela que pueda cautivar al lector, “sobre todo ante la falta de tiempo hoy en día para leer un libro“.
Con El hombre que no nació, una obra cien por ciento literaria, Ramsés Pech ha dado un giro de 180 grados a una carrera profesional de varias décadas dedicada sobre todo al análisis económico y a la investigación y reflexión de temas energéticos.
“Para escribir esta novela eché mano de relaciones intrapersonales, experiencias de vida y conversaciones con seres humanos, todo ligado a una narrativa filosófica de dogma de vida y a un análisis retrospectivo sobre cómo queremos que nos recuerden bajo una trascendencia individual al saber que todo ser vivo tiene un fin”, explica el autor en entrevista con este medio.
El hombre que no nació, disponible en Amazon, es una narración de misterio e intriga conjuntada con la historia de un personaje que toma sus memorias como parte de una vida. El desafío del lector es descubrir por qué ese personaje no nació y por qué se convirtió en un asesino con causa.
“EL HOMBRE QUE NO NACIÓ” ES UNA HERRAMIENTA PARA COMPARTIR CONOCIMIENTO
“Es una narrativa de cambios continuos entre misterio, asesinatos con causa e intriga”, reflexiona Ramsés Pech, ingeniero químico de profesión nacido en 1970. “Todo está ligado a un pensamiento introspectivo sobre la existencia de cada ser humano, el cual podría generar un cuestionamiento sobre si realmente estoy donde debo estar”.
En la página 169 se lee: “La pasión por el sexo y la posesión de otro ser humano ha dado pie a guerras, derrocamiento de reinos, pérdida de ciudades, familias, parejas, dinero y la libertad. ¿Por qué el hombre siempre tiene que actuar como un ser sin razón? Sí, hay libre albedrío, pero eso no significa dañar o agredir a otra persona”.
Y ese es el tono de toda la obra, un acento puesto en la reflexión y en la certeza de que el conocimiento debe compartirse, pues este quedará en el olvido después de que el individuo pase a una mejor vida.
“Me duele que hoy en día sea tan complicado el poder escribir y poder ser tomado en cuenta con una novela con narrativa de intriga, acción, misterio y pensamientos”, opina Ramsés Pech. “Muchas editoriales prefieren narrativas políticas o policiacas que solo representan el presente, pero que no aportan conocimiento a los lectores, pues solo son palabras que llenan un momento o un capítulo”.
Sin embargo, concluye, “me satisface haber podido publicar esta obra acompañado de la editorial Comunicación CM que creyó en mi proyecto. Escribir un libro no significa un modo de vida, debería ser el dar conocimiento con causa, pues de qué sirve tener un cerebro lleno de conocimiento si no sabes compartirlo. Si no compartimos el conocimiento no trascendemos como seres humanos”. N