El presidente de Rusia, Vladimir Putin, llegó este lunes 2 de septiembre a Mongolia, en su primer viaje a un país miembro de la Corte Penal Internacional (CPI), desde la emisión de su orden de arresto acusado de crímenes de guerra.
Tras aterrizar por la noche en el aeropuerto de Ulán Bator, la capital de Mongolia, imágenes de la televisión rusa mostraron a Putin bajando de su avión. La CPI y las autoridades ucranianas instaron a Mongolia a detener al mandatario, objeto de una orden de arresto por la presunta “deportación” de niños ucranianos de los territorios ocupados por Rusia en Ucrania.
Como el resto de Estados que se adhirieron al Estatuto de Roma en el que se basa la CPI, Mongolia “tiene la obligación de cooperar” con ese tribunal, declaró un portavoz de esa corte, Fadi el Abdalá. El Ministerio ucraniano de Relaciones Exteriores también urgió a las autoridades de Mongolia a “transferir a Putin a la Corte Penal Internacional de La Haya”.
Varias oenegés se sumaron este lunes a esta petición. El país “tiene que detener” a Putin, que “huye de la justicia”, insistió el director ejecutivo de Amnistía Internacional en Mongolia, Altantuya Batdorj. Para Maria Elena Vignoli, de la organización Human Rights Watch, recibir al presidente ruso sería “una afrenta a las numerosas víctimas de los crímenes de las fuerzas rusas” en Ucrania.
MONGOLIA RECIBIÓ A PUTIN CON ALFOMBRA ROJA
Contrario a ello, a su llegada a Mongolia, Putin fue recibido con fanfarria y alfombra roja. Este martes Putin fue recibido por su homólogo Ukhnaagiin Khurelsukh en la imponente plaza Gengis Kan, en una fastuosa ceremonia con participación de ambas delegaciones.
En el acto no faltó la fanfarria, que interpretó temas militares y los himnos nacionales de Rusia y Mongolia, ante los dos dirigentes y un destacamento de soldados mongoles vestidos a la manera tradicional. El viaje de Putin ha sido calificado como un desafío a la CPI, que en marzo de 2023 emitió la orden de detención.
El propio tribunal con sede en La Haya recordó la semana pasada que todos sus Estados integrantes tienen la “obligación” de detener a las personas buscadas. Pero en la práctica, la CPI no dispone de una fuerza coercitiva propia, y poco puede hacer si Mongolia no cumple con su obligación. Rusia, a su vez, no reconoce la jurisdicción de la CPI.
RUSIA, CHINA Y MONGOLIA
Mongolia, un país democrático situado entre los gigantes autoritarios China y Rusia, mantiene fuertes vínculos culturales con Moscú y una importante relación comercial con Pekín. Ambas potencias codician sus recursos naturales y quieren fortalecer allí su influencia.
El gobierno de Mongolia no ha condenado la ofensiva rusa en Ucrania y se ha abstenido en la ONU en las votaciones relativas al conflicto. Tampoco comentó los pedidos de detención de Putin.
Junto a Ukhnaa Khurelsukh, el mandatario ruso elogió “la actitud respetuosa” de Mongolia hacia su “herencia histórica común”, y garantizó que los dos países tienen “posiciones cercanas” en “numerosas cuestiones de actualidad internacional”.
La visita de Putin a Mongolia es parte de la conmemoración del 85º aniversario de una victoria decisiva contra el Japón Imperial a manos de las fuerzas rusas y mongolas. N