Los alimentos ultraprocesados tienen un impacto negativo en la salud mental de las personas, revela un estudio reciente realizado por Sapien Labs. Los resultados de la investigación “Consumo de alimentos ultraprocesados y efectos en el bienestar mental” se basaron en datos de 292,786 encuestados de 70 países entre enero y agosto de 2023 como parte del Proyecto Global Mind.
El estudio utiliza la evaluación del Índice de Salud Mental (MHQ), que evalúa 47 aspectos de sensación y función mental, así como datos demográficos, hábitos y experiencias de vida.
La investigación encontró que un mayor consumo de alimentos ultraprocesados está relacionado con una disminución en la capacidad para controlar los pensamientos y emociones, y una disminución general en el bienestar mental. Los alimentos ultraprocesados se definen por características específicas: contienen sustancias raramente o nunca utilizadas en la cocina, están preenvasados o prepreparados; en pocas palabras, son “comida chatarra”.
De acuerdo con la FAO, los alimentos ultraprocesados son aquellos productos compuestos por múltiples ingredientes desarrollados de modo industrial. Se trata de preparaciones altamente procesadas, al punto de que su fuente vegetal o animal original es irreconocible. La mayoría de estos alimentos son producidos para su consumo inmediato o para calentar y servir. No requieren preparación alguna y fueron diseñados para ser consumidos de modo rápido y fácil.
LOS JÓVENES LOS MÁS VULNERABLES
El impacto en la salud mental de los alimentos ultraprocesados está presente en todos los grupos de edad, con un impacto más significativo en los jóvenes de 18 a 24 años, que son los mayores consumidores de estos productos, y con consecuencias en todos los estilos de vida, pues aunque se evidencia que hábitos saludables como el ejercicio contribuyen a un mejor estado de ánimo, no contrarrestan efectivamente los efectos de los alimentos ultraprocesados en la salud mental de las personas.
“Este estudio sirve como llamado al cambio social, a ser conscientes de que una dieta menos ultraprocesada puede desempeñar un papel fundamental en la mitigación de la carga sobre la salud mental”, expresó Tara Thiagarajan, fundadora y científica jefa de Sapien Labs. “Esperamos generar más interés en esta área entre investigadores, clínicos y reguladores como una herramienta fundamental para abordar la crisis global de salud mental”.
Cuanto más se consumen alimentos ultraprocesados, menor es el bienestar mental. Del total de encuestados, el 53 por ciento que los consume varias veces al día tiene problemas con su bienestar mental en comparación con el 18 por ciento de aquellos que rara vez o nunca los consumen.
Al observar las puntuaciones del MHQ en relación con el consumo de estos alimentos, se puede concluir que estos son un factor principal en el aumento de las tasas globales de problemas de salud mental.
SÍNTOMAS DEPRESIVOS
Aunque los jóvenes consumen más alimentos ultraprocesados, todos los grupos de edad se ven igualmente afectados. Los grupos de edad más jóvenes suelen tener niveles más bajos de bienestar mental, lo que coincide con su mayor consumo de estos en su vida diaria.
Es evidente que el 54 por ciento de los participantes de 18 a 24 años indicaron consumir alimentos ultraprocesados varias veces a la semana o más, en comparación con solo el 26 por ciento de los participantes de 65 a 74 años.
Aunque parezca un problema relacionado con la edad, el porcentaje de personas con problemas mentales es un 20-23 por ciento más alto en todos los grupos de edad de 18 a 65 años que consumen alimentos ultraprocesados varias veces al día en comparación con aquellos que rara vez o nunca lo hacen, lo que indica un efecto generalizado.
Hacer ejercicio no contrarresta los efectos de estos alimentos. Aunque es cierto que la asociación entre síntomas depresivos y el consumo de alimentos ultraprocesados es mayor en personas sedentarias o menos activas físicamente, no significa que más ejercicio prevenga este problema.
El estudio encontró que las personas que se involucraban en actividad física diaria también experimentaban una disminución significativa en su bienestar mental a medida que aumentaba su consumo de alimentos ultraprocesados, similar a las personas sedentarias.
LA SALUD MENTAL Y LOS ALIMENTOS ULTRAPROCESADOS
Estos alimentos afectan todas las dimensiones de la salud mental. Un aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados lleva a una disminución en las puntuaciones de las 6 dimensiones medidas por el MHQ.
Los efectos más fuertes se observaron en adaptabilidad y resiliencia, seguidos por la autoimagen social, el estado de ánimo y la perspectiva, el impulso y la motivación, la cognición y la conexión mente-cuerpo. por lo tanto, el consumo de alimentos ultraprocesados afecta de manera integral la dimensión emocional de las personas.
La depresión, la cognición y el control emocional aumentan con los alimentos ultraprocesados. Entre las 47 sensaciones y emociones evaluadas por el MHQ, aquellas que recibieron calificaciones más bajas con un mayor consumo de estos fueron la regulación del apetito, seguida por sentimientos de tristeza, angustia o desesperanza y la autoimagen.
Sapien Lab indica que entre los 26 países encuestados, México ocupa el puesto 13 en el nivel de consumo de este tipo de alimentos. En comparación con otros países latinoamericanos, ocupa el segundo lugar, por debajo de Paraguay y por encima de Brasil y Argentina.
El estudio recopiló datos de 2,402 encuestados en México. Existe una fuerte correlación entre el aumento en el consumo de esos alimentos y el aumento en el porcentaje de personas que tienen problemas con su salud mental, con un aumento significativo en el consumo semanal y diario. Además, el bienestar mental, definido como la puntuación promedio del MHQ, es mejor entre los encuestados que consumen menos alimentos ultraprocesados.
OTRAS RECOMENDACIONES SOBRE ALIMENTOS ULTRAPROCESADOS
La Secretaría de Salud de México, recomienda: elegir alimentos frescos, disponibles en el lugar en el que se vive, “siempre serán más ricos, nutritivos y económicos”, indica. Sustituir alimentos ultraprocesados por alimentos tradicionales, que mejoran la calidad de la dieta.
Cuidar lo que se come y el número de comidas que se realizan al día, leer el etiquetado frontal de los productos. Entre más sellos tengan, mayor riesgo para la salud. Aumentar el consumo de cereales enteros e integrales ya que proporcionan fibra, es preferible ingerir agua simple para la hidratación y acompañar las comidas. N