La responsabilidad, sin duda, es una categoría que se inscribe en el Derecho y en la Ética. Implica una relación de poder moral de responder, en ese mérito contiene la relación de la persona con el colectivo, reconocer al Otro, al pueblo, a los demás…, incluido manifestarse así mismo, su esencia es cumplir, del verbo compleo, comples, complere, complevi, completum, contienen un prefijo “con” que significa convergencia, reunión; el verbo pleo, plere, plevi cuyo significado es “llenar”. Es decir, desde su raíz etimológica, el verbo actúa para que sea terminado enteramente, llenado plenamente.
En la vida colectiva, la pública, adquiere otros matices intensos, “el Otro es la neta”, sin el “Otro” no hay existencia, es el “Otro” quien nos significa ante los demás el cumplimiento moral, ético, político, jurídico…, en todos los casos se deben cumplir extremos jurídicos. Cumplir las responsabilidades es precisamente el centro de los comportamientos adecuados, una reciprocidad de asociar capacidad y posibilidad de los seres humanos. Actuamos en la vida compartida en la lógica de la ley como sujetos de derechos y obligaciones, como autores de los comportamientos al cumplir seriamente las exigencias pactadas, trabajos planeados, de preferencia de manera justa, obtener resultados deseables. Es el tiempo del examen moral, ético, jurídico…, no existe la posibilidad de afirmar o censurar actos, de premio o condena. En una nuez: la responsabilidad se asume en el mérito de la relación con la libertad.
La izquierda electorera, se aparta del marxismo, para ellos, la libertad es indeterminada y no está en la cartografía del “Otro”, recurren a la hipótesis de cuestionar que los seres humanos seamos libres de nuestras acciones, les interesa ideologizar para cumplimientos ciegos y voluntades estropeadas mediante la manipulación. La responsabilidad, como lo vemos, hace chusa, con el cumplimiento, con la libertad y también con la necesidad. Necesidad, según la Real Academia de la Lengua, lleva la dialéctica ética: “impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido”. En el pacto social los compromisos políticos se deben cumplir; la necesidad también alerta de los peligros y conflictos que se deben atender de manera inaplazable.
El marxismo verdadero atiende la responsabilidad con base en su “éthos” histórico y se resuelve en la idea de libertad real, la que se pone al servicio del Otro y atiende su circunstancia. Para reconstruir sociedades, como las afectadas por “Otis”, desde el marxismo efectivo, se hace desde clases no explotadas, sin hostilidades mediáticas que inoculan miedo colectivo, la vida simultánea con “la otredad” se gesta en una consideración planificada desde la libertad de “las masas” donde se ajustan a la responsabilidad moral, ética, legal, deontológica, de las personas y de ellas con los demás.
El Estado de Derecho que la mexicanidad nos hemos dado, se coloca muy por encima de las ideas izquierdistas de confeti. Los conceptos responsabilidad, cumplimiento, libertad, necesidad, ya sea civil, administrativa, criminal, del delincuente, en la égida del Derecho no transita solo de manera formal en la frialdad de las letras legislativas, sino en la fuerza de la interpretación de las infracciones desde la escena de la enseñanza de Ortega y Gasset, la circunstancia. En esta virtud concurren cultura, medio ambiente, atmosfera social, educación, relación de pueblo y gobierno, el quehacer del infractor…; la aspiración no cumplida aún es la toma de conciencia para administrar la afectación de culpa y la voluntad de corrección. Es decir, la irresponsabilidad no es un trofeo político, ni el cheque en blanco expedido por las urnas, ni el poder omnipresente de basurear y condenar a la totalidad de los discrepantes. La política no es la hacienda pública de las instituciones que son el patrimonio verdadero del “pueblo bueno”. “Las izquierdas” invocan a Carlos Marx para vivir en modo Carlos Slim, una afrenta grave.
Toda responsabilidad jurídica es concomitante con la responsabilidad moral. La moral en el que se escuda la izquierda es la responsabilidad que implica un compromiso personal y colectivo de actuar en el marco de las reglas del juego, el Estado de Derecho, nunca de la sorna que demanda “al conservador” como infractor. Para la izquierda que enseñó Sánchez Vásquez, todo comportamiento tiene obligación ética de cumplir con la ley, además de tener claro que la educación y la cultura tienen el deber de estar al cuidado de los intereses de la sociedad en su conjunto y de los propios, desde luego. Es en la razón que contengan las leyes donde se gesta el desarrollo adecuado de la historia. Es en el Estado de Derecho donde se edifica la democracia y la grandeza de la sociedad.
“El urbano cavernario” todo lo destruye y todo lo invierte, todo lo acomoda a su medida. La sociedad civil no debe permitir que la responsabilidad se transforme en irresponsabilidad para con los pueblos severamente dañados por el “huracán Otis”.