Tlatelolco es uno de los desarrollos inmobiliarios más ambiciosos no sólo de México, sino de América. Pensado como un conjunto habitacional de 102 edificios con 12,000 departamentos llega a sus 60 años, aunque con cambios y lecciones, se convierte en un sitio trascendental de muchos momentos de la vida moderna de la nación.
En el marco de esta conmemoración Newsweek en español habló con Rodrigo Torres Ramos, director del proyecto Mirador Tlatelolco y arquitecto egresado de la UNAM e investigador del movimiento modernista, respecto a la trascendencia y supervivencia de este polígono urbano en pleno centro de Ciudad de México. “El Conjunto Urbano Presidente López Mateos, conocido popularmente como Nonoalco-Tlatelolco, o simplemente Tlatelolco, este 21 de noviembre cumplió seis décadas desde su inauguración, consolidándose como un símbolo de modernización en la Ciudad de México”, apunta el curador.
Tlatelolco, cuyo nombre en náhuatl significa “montículo de tierra” o “lugar del terraplén”
TLATELOLCO UN REFERENTE MEXICANO
Tlatelolco, cuyo nombre en náhuatl significa “montículo de tierra” o “lugar del terraplén”, tiene sus raíces en el periodo prehispánico como una de las ciudades más importantes del valle de México. Fundada en 1338 por un grupo de mexicas que se separaron de Tenochtitlán, Tlatelolco es casi una ciudad alter-ego de la capital del imperio mexica, esta se estableció en una isla al norte de esta, compartiendo el lago de Texcoco como espacio común, en la historia su bullicioso mercado resultó de mucha relevancia en el mundo mexica. Tlatelolco queda como un barrio tan importante como otros puntos de la capital del país que cuentan una historia profunda y vivida en diferentes capas.
Este proyecto que fue liderado por Mario Pani y un grupo de arquitectos de primera línea para cambiar el estilo de vivienda y de ciudad que se conocía hasta entonces en llamado Distrito Federal. “Este desarrollo representó una propuesta vanguardista de arquitectura y urbanismo para enfrentar el problema de vivienda en la capital”, añade Torres Ramos.
Los episodios de violencia asociados al crimen organizado, estos sucesos han puesto a prueba la fortaleza de su comunidad
Es casi imposible hablar de Nonoalco-Tlatelolco sin pensar en los episodios que acompañan a este sitio, para muchos es un lugar “cargado”, “con una leyenda negra”, hasta tildado siempre por la tragedia. “No podemos negar que la historia de Tlatelolco ha estado marcada por eventos complicados que han dejado una huella imborrable en sus estructuras y en la vida de sus habitantes. Desde la masacre estudiantil de 1968 hasta el devastador terremoto de 1985, y más recientemente, los episodios de violencia asociados al crimen organizado, estos sucesos han puesto a prueba la fortaleza de su comunidad”, comenta Torres Ramos quien como director y residente de Mirador Tlatelolco ha podido percibir los cambios en el entorno.
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ORGANIZACIÓN VECINAL: EL ALMA DE TLATELOCO
En su comunidad existen habitantes que han vivido prácticamente toda su vida en “Tlate”, de edad casi idéntica a la del conjunto urbano, hay otros que tienen pocos años o los residentes que encuentran aquí su hogar. Sin importar las adversidades, los residentes de Tlatelolco han encontrado en la organización vecinal una herramienta esencial para reconstruir tanto el espacio físico como el tejido social. La vida comunitaria en esta unidad ha sido ejemplar, marcando un contraste frente a la percepción de inseguridad y retos que ha rodeado al conjunto.
Entre las iniciativas más destacadas se encuentran:
- Huerto Tlatelolco: Un espacio de agricultura urbana que no solo produce alimentos, sino que fomenta la transformación social y ambiental.
- Unidad de Vinculación Artística (UVA): Gestionada por el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, ofrece talleres y actividades culturales para el desarrollo comunitario.
- Tlatelover y Unidos por Tlatelolco: Plataformas digitales dedicadas a preservar la memoria colectiva y facilitar la resolución de problemas cotidianos de los residentes.
Además, la creatividad de sus habitantes ha dado lugar a proyectos independientes como la Bienal Tlatelolca, Tlatelolco 1008 y Mirador Tlatelolco, donde el arte contemporáneo se vincula directamente con la comunidad.
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LABORATORIO DE RESILIENCIA URBANA
Su paisaje está acompañado con los vestigios del Templo Mayor de Tlatelolco y su zona arqueológica, son testigos de su pasado glorioso. Además, la Plaza de las Tres Culturas testigo inequívoco de su vida en el Siglo XX y XXI, este espacio emblemático que reúne vestigios de su herencia prehispánica, colonial y moderna, representando la continuidad y transformación de este histórico lugar.
Tlatelolco no es solo un espacio físico
“Hoy, a 60 años de su creación, Tlatelolco se ha convertido en un ejemplo de resiliencia urbana, un lugar donde la memoria histórica coexiste con los esfuerzos de renovación social. Este aniversario no solo celebra su importancia arquitectónica, sino también el espíritu colectivo de sus habitantes, quienes siguen construyendo un futuro basado en la esperanza, la resistencia y la unión”, comenta Rodrigo Torres.
“Tlatelolco no es solo un espacio físico; es una comunidad viva que demuestra que, incluso en medio de las adversidades, el poder de la organización y el sentido de pertenencia pueden transformar cualquier desafío en oportunidad”, concluye Rodrigo Torres Ramos. N