El avance de los castores hacia la tundra ártica impulsado por el clima probablemente esté provocando la liberación de más metano —un potente gas de efecto invernadero— en la atmósfera.
Las represas que levantan estos animales inundan la vegetación y convierten los arroyos del Ártico en cadenas de estanques. Esos estanques de castores y la vegetación inundada circundante pueden carecer de oxígeno y ser ricos en sedimentos orgánicos, que liberan metano a medida que el material se descompone.
El metano también se libera cuando el permafrost rico en materia orgánica se descongela como resultado del calor transportado por el agua que se propaga. Estas son las conclusiones de un estudio publicado en Environmental Research Letters, el cual vincula a los castores árticos con un aumento en la liberación de metano.
La investigación se basó en un extenso análisis sobre la migración de los castores hacia el norte y su impacto resultante en el medioambiente del Ártico. “Lo que encontramos es que hay muchos puntos calientes de metano justo al lado de los estanques y comienzan a disminuir a medida que te alejas del estanque”, dijo en un comunicado el profesor del Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska, Fairbanks Ken Tape, autor principal del estudio.
El nuevo estudio es el primero en vincular un gran número de nuevos estanques de castores con las emisiones de metano a escala de paisaje. Sugiere que la ‘ingeniería’ de los castores en el Ártico aumentará, al menos inicialmente, la liberación de metano. “Decimos ‘inicialmente’ porque esos son los datos que tenemos”, dijo Tape. “Cuáles son las implicaciones a largo plazo, no lo sabemos”.
¿CÓMO SE HIZO LA INVESTIGACIÓN DEL METANO PRODUCIDO POR CASTORES?
Como gas de efecto invernadero, el metano es 25 veces más potente que el dióxido de carbono para atrapar el calor en la atmósfera terrestre. Representa alrededor del 20 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. La agencia dice que las actividades humanas han más que duplicado las concentraciones de metano atmosférico en los últimos dos siglos.
La nueva investigación se centró en 189 kilómetros cuadrados de la cuenca baja del río Noatak en el noroeste de Alaska. Los datos se obtuvieron mediante imágenes hiperespectrales aéreas a través del programa Experimento de Vulnerabilidad Ártico-Boreal de la NASA.
Las cámaras hiperespectrales toman imágenes de un área en cientos de longitudes de onda a lo largo del espectro electromagnético, incluidas muchas no visibles para el ojo humano. Esto difiere de otras cámaras, que normalmente solo obtienen imágenes en los colores primarios de rojo, verde y azul.
Los investigadores compararon la ubicación de los puntos calientes de metano con la ubicación de 118 estanques de castores y con varios lagos y arroyos cercanos no afectados.
Analizaron el área hasta aproximadamente 67 metros desde el perímetro de cada cuerpo de agua y encontraron una cantidad “significativamente mayor” de puntos calientes de metano alrededor de los estanques de castores. N
(Con información de Europa Press)