Siglo y medio después de su nacimiento, el tenor italiano y leyenda de la ópera Enrico Caruso, cuya gloria lo llevó de San Petersburgo a Ciudad de México, y de Buenos Aires a Nueva York, recibió el homenaje de su natal Nápoles, que le consagra un museo.
Mucho antes que Luciano Pavarotti, fue Caruso quien representó la ópera italiana en el mundo y facilitó el acceso al gran público a la música clásica gracias a sus prolíficas grabaciones sonoras en el momento de auge del gramófono.
Nacido en 1873, el tenor y su carrera internacional tienen ahora un pequeño museo en el Palacio Real de Nápoles, inaugurado el pasado miércoles. “Es el tenor más grande que el mundo ha conocido”, afirma la conservadora Laura Valente.
“Porque más allá de su gran talento y su extraordinaria voz, inventó una nueva forma de cantar y de expresarse en escena, en el mismo sentido que Maria Callas”, explica a AFP.
A lo largo de su vida, Enrico Caruso dio cerca de 2,000 conciertos y realizó casi 250 grabaciones, lo que le convirtió en una estrella mediática reconocida en todo el mundo y que hoy merece un museo.
“Fue un tenor del nuevo siglo. Sobre todo, comprendió que esta tecnología (la grabación de audio) no debilitaría su voz, sino que la daría a conocer al mundo entero. Y esa fue su innovación”, precisa Valente.
La colección multimedia del “Museo Caruso”, que incluye grabaciones antiguas, películas, carteles y fotografías, exalta el talento y la astucia comercial del cantante, cuya voz ha sido descrita como “mágica”, oscilando entre la de un tenor y la de un barítono.
ENRICO CARUSO FUE EL PRIMER CANTANTE EN VENDER UN MILLÓN DE DISCOS
“Si este napolitano sigue cantando así, todo el mundo hablará de él”, había vaticinado el director de orquesta italiano Arturo Toscanini, después de una de las primeras representaciones de Caruso en la Scala de Milán.
Toscanini tenía razón. Tras una interpretación triunfal de “Elisir d’Amore” en febrero de 1901 en La Scala —que le valió dos llamadas a escena— Caruso comenzó a dar la vuelta al mundo, atrayendo multitudes.
Admirado por reyes y amado por la gente, Enrico Caruso fue el primer cantante en vender un millón de discos. Casi la mitad de sus actuaciones tuvieron lugar en la Metropolitan Opera de Nueva York, donde cantó durante 18 temporadas consecutivas a partir de 1903. Caruso representa una “imagen positiva de Nápoles en el mundo”, declaró a la AFP el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, quien asistió a la inauguración del museo.
A partir de los archivos de los teatros de ópera de todo el mundo, de la Biblioteca del Congreso y de otras instituciones, el museo presenta una pequeña selección de los trajes del cantante, incluido el de su papel más famoso, el payaso Canio en “Pagliacci”.
También se exponen fragmentos de una película muda que hizo Caruso, su antiguo gramófono e incluso acuarelas que pintó junto al mar. A pesar de su éxito mundial, Caruso tuvo una relación agridulce con su ciudad natal. Una fría acogida y malas críticas tras una actuación en el Teatro San Carlo en 1901 llevaron al joven cantante a prometer que nunca más volvería a cantar en Nápoles. Murió en 1921 a la edad de 48 años. N