El beso en los labios se documentó en la antigua Mesopotamia y Egipto hace al menos 4,500 años, todo un milenio antes de lo que se creía hasta ahora, señala un estudio publicado este viernes 19 de mayo en la revista científica Science.
El investigador Troels Pank Arboll dijo que él y su coautora, Sophie Lund Rasmussen, empezaron a examinar cómo la introducción de los besos en los labios como expresión romántica podía afectar la propagación de enfermedades. Arboll es asiriólogo, un especialista en estudios del antiguo Oriente Próximo, en la Universidad de Copenhague. Lund Rasmussen es bióloga en la Universidad de Oxford.
EL BESO, SOLO PARA LOS MATRIMONIOS
Ambos descubrieron que los estudios más recientes citaban una fuente de India, fechada hacia 1500 a. C., como la primera referencia de “besos románticos-sexuales”. Añadió Arboll: “Sabía que había material más antiguo de la antigua Mesopotamia”.
Aunque estas pruebas fueron recopiladas en los años 1980, “parece que la información nunca se adoptó en otros campos”, indicó el experto. Los investigadores encontraron relativamente pocas referencias a besos románticos en los miles de textos cuneiformes antiguos disponibles.
No obstante, “hay ejemplos claros que ilustran que besar estaba considerado como una parte corriente de la intimidad romántica en la antigüedad”. Los textos estudiados dan a entender “que besar era algo que hacían los matrimonios”, pero también que “el beso estaba considerado como parte del deseo sexual de una persona soltera enamorada”, escribieron los investigadores.
EN LAS SOCIEDADES HUMANAS
“Debido a que este comportamiento no surgió abruptamente o en una sociedad específica, sino que parece haberse practicado en múltiples culturas antiguas a lo largo de varios milenios, el beso no puede considerarse como un desencadenante biológico repentino que cause una propagación de patógenos específicos, como se propuso recientemente”, indica el estudio.
A su vez, añade: “Se puede obtener una mayor comprensión de la historia del beso en las sociedades humanas, y su efecto secundario en la transmisión de enfermedades, a partir de un estudio de caso de fuentes de la antigua Mesopotamia (actualmente Irak y Siria)”.
EL BESO EN OTRAS ESPECIES
La investigación sugiere que los besos románticos-sexuales evolucionaron con el propósito de evaluar aspectos de la idoneidad de una pareja potencial a través de señales químicas comunicadas en la saliva o la respiración, mediando sentimientos de apego entre individuos atados y facilitando la excitación sexual y, por lo tanto, las relaciones sexuales.
El beso también está atestiguado en otras especies animales, como los besos boca a boca con un propósito romántico-sexual en los bonobos (Pan paniscus) y los besos platónicos para manejar las relaciones sociales en los chimpancés. Estas dos especies constituyen los parientes vivos más cercanos a los humanos, y sus prácticas de besos pueden insinuar la presencia y evolución de este comportamiento en los antepasados humanos. N
(Con información de AFP)