El papa Francisco este lunes pidió perdón por “el mal que tantos cristianos cometieron contra los indígenas” de Canadá. Lamentó la colaboración de su Iglesia en lo que calificó de “destrucción cultural”.
“Estoy dolido. Pido perdón por la forma en la que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada”, dijo ante una multitud de indígenas de Primeras Naciones, Metis e Inuit en Maskwacis, en la provincia de Alberta.
“El lugar en que nos encontramos hace resonar un grito de dolor”, afirmó el pontífice argentino de 85 años. Añadió: “Esperaba que llegara este momento para estar entre ustedes. Desde aquí, desde este lugar tristemente evocativo, quisiera comenzar lo que deseo en mi interior: una peregrinación penitencial.
“Llego hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación. Así como manifestarles mi cercanía, para rezar con ustedes y por ustedes”.
Estas palabras abren el sentido discurso del papa Francisco a los pueblos indígenas First Nations, Métis e Inuit, con quienes se encontró en la mañana de este lunes.
EL PAPA FRANCISCO RECIBIÓ MOCASINES, UN SIGNO DE SUFRIMIENTO
El pontífice, quien se detuvo en oración silenciosa durante dos momentos de su trayecto hacia el escenario montado en el lugar del evento, fue recibido con sonido de tambores y saludó a los representantes indígenas. Wilton Littlechild, jefe de una de las comunidades, pronunció unas palabras de bienvenida.
Francisco recordó los encuentros que tuvieron en Roma hace cuatro meses y narró que, en ese momento, le entregaron dos pares de mocasines. “Signo del sufrimiento padecido por los niños indígenas, en particular de los que lamentablemente no volvieron más a casa de las escuelas residenciales”, dijo.
Le pidieron que los devolviera cuando estuviera en Canadá y anticipó que lo haría al concluir sus palabras. El papa se inspiró precisamente en ese símbolo que “reavivó en mí el dolor, la indignación y la vergüenza”, enfatizó.
Francisco sostuvo que “el recuerdo de esos niños provoca aflicción y exhorta a actuar para que todos los niños sean tratados con amor, honor y respeto”.
“Pero esos mocasines, continuó, también nos hablan de un camino, de un recorrido que deseamos hacer juntos. Caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos, para que los sufrimientos del pasado dejen el lugar a un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación”.
Este es, explicó el Papa, el motivo por el que la primera etapa de su peregrinación entre ellos se lleva a cabo en la región que ha visto, desde tiempos inmemoriales, la presencia de los pueblos indígenas. “Es un territorio que nos habla, que nos permite hacer memoria”, dijo. N