En cada tienda de abarrotes existen refrigeradores que mantienen fríos y en óptimas condiciones los productos de consumo. Sin embargo, los componentes de estos aparatos pueden ser altamente contaminantes cuando termina su vida útil.
Por ello, tres empresas han comenzado un esfuerzo por reciclar todas las partes de los refrigeradores para y efectos negativos en el medioambiente.
La primera empresa es PTM, la cual se dedica a la transformación de las resinas plásticas. La segunda es Imbera, empresa que se enfoca en producir refrigeradores comerciales. La última es EOS REPARE, que es la tercera más grande en México en técnicos de servicio y mantenimiento posventa a refrigeradores comerciales.
Con más de 1,500 técnicos en México y 43 puntos de reparación de refrigeradores en el país, EOS REPARE es una empresa que tiene como objetivo acompañar los diez años de vida que tiene aproximadamente un refrigerador comercial. Y después de finalizar su vida útil, llevar a cabo procesos de reciclaje de sus componentes. La compañía nació en 2019, cuando abrió su planta en San Juan del Río, Querétaro.
Jorge Hernández, responsable comercial de EOS REPARE, cuenta a Newsweek en Español que la meta es evitar que los componentes de los refrigeradores lleguen a los rellenos sanitarios.
“Cuando nos dimos a la tarea de hacerlo generamos contacto con otras industrias. Hoy en día solamente el 1 por ciento es el que todavía no podemos resolver. De ahí en fuera, tenemos trazabilidad total de qué hacer con el otro 99 por ciento”, cuenta Hernández.
CÓMO SE RECICLA UN REFRIGERADOR
La primera fase para el reciclaje de los refrigeradores es disponer adecuadamente de ellos al concluir su vida útil. El objetivo es que nada termine en un relleno sanitario. Por ello es esencial la recolección adecuada de los equipos y su desplazamiento a la planta de Querétaro.
Una segunda fase consiste en identificar y recuperar los materiales que ya no pueden ser puestos en equipos nuevos, pero que sí tienen una vida útil en otros objetos o ramos de industria.
Mientras, la tercera fase consiste en identificar materiales robustos que puedan reintegrarse a equipos nuevos.
La última fase es identificar lo aprendido en este proceso para proponer e implementar ajustes a los equipos nuevos. Es decir, el proceso de reciclaje ayuda a “esa circularidad para que cuando terminen los diez años de vida de los refrigeradores, sus elementos puedan procesarse fácilmente y reutilizarse en otros”, explica Hernández.
Justamente, el rediseñar los refrigeradores con los datos obtenidos permitirá resolver el 1 por ciento que hasta ahora no se ha podido reciclar.
El directivo de EOS REPARE explica que el gas que está inserto entre las puertas de los refrigeradores es un elemento, hasta ahora, no resuelto para su recuperación.
Explica: “La forma en la que se evita que ese gas se escape es llenando de silicón un separador que está entre los vidrios. Y justamente el proceso de separar el aluminio del silicón ha sido sumamente complicado. Todavía no hemos encontrado hacer esto de forma viable. Sin embargo, los análisis han ayudado a diseñar un tipo de puerta que ya no contenga ese gas”.
NUEVOS USOS PARA LOS COMPONENTES
Algunos de los usos de los materiales que se reciclan vuelven a otros ramos de otras industrias. Por ejemplo, “en el caso de los aceites del compresor no se halló un uso dentro de nuestro mismo círculo de enfriadores”.
Pero sí “lo tuvo dentro de la industria ferrocarrilera como grasa para trenes. Hoy también lo usan como combustible para los barcos en la industria naviera”, relata Hernández.
El esfuerzo por encontrar nuevos usos para los componentes de los refrigeradores ha llevado largos años de aprendizajes y experimentos. Sin embargo, se han encontrado estrategias para optimizar los procesos:
“Esta planta es bastante simple en cuanto a procesos. Y tenemos la experiencia de ensamblar equipos para formar los nuevos. Ahora lo que hacemos es desensamblar en una línea de reversa de producción. Eso ayuda a que nuestro personal no se desgaste físicamente. Y a su vez, que existan varias estaciones que van captando los diferentes materiales”, cuenta Jorge Hernández.
Los retos que ha significado desensamblar las piezas de los refrigeradores ha puesto a prueba la inventiva de ingenieros y encargados de esta planta, añade.
“Tenemos una máquina que tiene unas cuchillas con las que corta en pedazos los equipos, los refrigeradores, lo cual ayuda al personal a poder separar la espuma, que es el material aislante.
“Este material puede tardar hasta cien años en degradarse. Entonces, lo que hemos encontrado es cómo procesarlo y utilizarlo en la industria cementera, que tiene un horno especial que lo recibe”, relata.
La estrategia a futuro será trabajar esta espuma de forma molecular, “con lo cual buscamos reingresar esa espuma al convertirla en líquido y, así, poder reutilizarla en equipos nuevos”.
De acuerdo con el experto, en ningún otro lugar del mundo se trabaja en el reingreso de materiales hasta este punto.
LA ECONOMÍA CIRCULAR: APUESTA PARA EL FUTURO
Cuando una empresa se hace responsable de marcar la trazabilidad de los insumos y objetos que produce logra marcar rutas de acción para que estos puedan tener otros usos.
Es decir, las empresas deben saber no solo de dónde y cómo se producen sus insumos, sino también el destino de sus productos cuando son desechados.
La capacidad de una empresa de realizar lo anteriormente descrito no solo marca una gran responsabilidad por evitar residuos, desperdicios y contaminación. También implica invertir en procesos operativos y de personal para lograrlo.
Estos procesos de reciclaje abonan a la economía circular que tiene como meta reducir el uso de recursos no renovables y evitar el desecho de estos con un modelo de regeneración de su potencial de uso a lo largo de la cadena productiva y de consumo.
Si bien la economía circular es un paradigma económico urgente de implementar de forma generalizada debido a las condiciones medioambientales actuales, también es cierto que está lejos de ser una realidad, principalmente porque aún no representa ganancias atractivas.
Por ello, Jorge Hernández describe que aún es difícil que los procesos de reciclaje puedan verse como negocio:
“Lo estamos viendo como algo estratégico para poder captar a nuestros clientes y sumarnos a la sostenibilidad. En la medida de lograr eficiencias como las que estamos viendo puede volverse negocio. Para eso se necesita hacer ajustes desde el diseño”, concluye. N