Un estudio reciente afirma que, cuando soñamos, nuestros cerebros procesan las emociones mediante un sistema de clasificación que almacena las emociones positivas y bloquea las negativas.
Publicada en la revista Science en mayo, la investigación —a cargo de neurocientíficos de la Universidad de Berna y el Hospital Universitario de Berna, ambos en Suiza— aporta nueva información sobre la interconexión del sueño y la salud mental. Y también apunta a la posibilidad de terapias novedosas que contribuyan al tratamiento de los recuerdos traumáticos.
Se sabe que los sueños y las emociones intensas aparecen de manera simultánea durante la fase conocida como sueño de movimientos oculares rápidos (REM). No obstante, los científicos no han podido determinar cómo se reactivan las emociones.
Si bien la corteza prefrontal tiene la responsabilidad de integrar las emociones cuando estamos despiertos, parece que esa región cerebral no interviene activamente en el sueño REM.
“El mecanismo del sueño REM es de particular importancia para la salud emocional”, explicó a Newsweek el Dr. Antoine Adamantidis, profesor del Departamento de Investigación Biomédica de la Universidad de Berna y autor principal del estudio.
CÓMO SE FORMA EL MAPA DE LOS SUEÑOS
Los investigadores experimentaron con ratones para estudiar el comportamiento de las neuronas, células cerebrales que constan de un cuerpo (soma) que procesa la información proveniente de unas proyecciones llamadas dendritas (información entrante), y luego envía señales a otras neuronas.
A decir de Adamantidis, los hallazgos demuestran que el soma permanece inactivo (dormido) cuando las dendritas se encuentran activas (despiertas). Y eso apunta a una posible desconexión de las dos estructuras celulares.
Mediante este proceso, la actividad dendrítica intensa permite codificar las emociones asociadas tanto con el peligro como con la seguridad. Entre tanto, la inhibición del soma permite que el cerebro discrimine entre las señales dendríticas favoreciendo la seguridad antes que el peligro. Y, al mismo tiempo, bloquea la respuesta exagerada a las emociones; en particular, las de peligro.
Adamantidis agregó que la comprensión de este proceso abriría la puerta a una estrategia mecanicista para tratar los trastornos de salud mental.
APLICACIÓN EN LOS ESTADOS DE ANSIEDAD
El miedo, la ansiedad y otras emociones negativas particularmente fuertes pueden contribuir a problemas como el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Aquí el trauma se consolida con especial intensidad en la corteza prefrontal durante el sueño cotidiano.
Al brindar una percepción más clara del procesamiento de las emociones durante el sueño, la investigación de los científicos de Bern podría proporcionar nuevos objetivos potenciales para corregir defectos en el procesamiento de los recuerdos traumáticos, como en el caso del TEPT.
“Parece que el sueño es una ventana de oportunidad para el tratamiento de trastornos mentales”, conjeturó Adamantidis. Y añadió que su equipo demostró que es posible modular la actividad cerebral para tratar otros trastornos, incluida la depresión. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)