Cuando eres adolescente el mundo es un lugar que está en un constante rechazo hacia quien eres. Reprueba tu comportamiento, tus decisiones, tus gustos y a tu persona. Cuando eres adolescente, tu mejor aliado es otro adolescente. Así bien lo define Licorice Pizza, el nuevo largometraje de Paul Thomas Anderson, en el cual madurar es un obstáculo incómodo, complicado, frustrante y hermoso.
A través de los ojos de Alana y Gary, una mujer de 25 años y un joven de 15, la nueva cinta del director estadounidense, reconocido por Boogie Nights (1997), Petróleo sangriento (2007) y Embriagado de amor (2002), es una historia de amor y madurez durante la década de 1970 en California.
El más chico, protagonizado por Cooper Hoffman, es un muchacho emprendedor que desde pequeño tiene el deseo de ser exitoso en los negocios. Al pasar por distintas facetas, desde actor de reparto y vendedor de camas de agua hasta dueño de un Arcade, Gary está en la constante búsqueda de conseguir una forma de vivir.
Por su lado, Alana, personificada por Alana Haim, bajista del conjunto de soft rock y R&B de las tres hermanas Haim, es una mujer que todavía no encuentra su lugar en el mundo. Tampoco posee un objetivo de vida claro. Por ello se une a Gary en todos sus negocios, generando una mancuerna de venta muy fructífera.
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Sin embargo, al inicio la relación entre ambos inicia extrañamente debido a que él se encuentra profundamente enamorado. “Las cosas llegan fácil cuando te importan demasiado”, dice Alana.
Al pasar de los años, los caminos de Gary y Alana se bifurcan y se pierde el hilo de un romance que nunca pudo ser. Es así como Anderson presenta la sensación de la ansiedad y deseo inminente por conseguir lo que quieres cuando eres joven, la impaciencia de ser algo que no eres.
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El cineasta californiano estuvo a cargo de la dirección del proyecto, el guion e, incluso, la fotografía, dejando ver su esencia en cada uno de los elementos de Licorice Pizza.
La banda sonora, compuesta nada más y nada menos que por Jonny Greenwood, miembro fundamental de Radiohead y The Smile, propone una California setentera alejada del movimiento jipi, de las drogas, de la brutalidad policiaca y de la guerra de Vietnam.
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Anderson y Greenwood realizaron una versión inocente, cariñosa, infantil y pasional de dos jóvenes que no saben a dónde se dirigen, ni cómo van a llegar, pero saben que quieren descifrarlo juntos.
Con las actuaciones especiales de Sean Penn, Bradley Cooper y Tom Waits, la última producción de Anderson demuestra la autenticidad de su cine. Historias tan envolventes que no necesitan una estrella representando al protagonista, pues los personajes y las situaciones hablan por sí solas. Y lo hacen con una química que otros directores pagarían por encontrar en sus proyectos.
Licorice Pizza ya está disponible en la Cineteca Nacional, Cinemanía, Cinépolis, Cinemex y otras salas. Consulta aquí tu cine más cercano. N
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