SILVIA ZANELLA tiene más de 15 años de experiencia en mercadotecnia, comunicación y recursos humanos digitales. Este campo de acción la ha llevado a repensar el futuro laboral. En este tenor, la autora no considera que las mujeres sean mejores que los hombres; sin embargo, su propuesta se basa en un enfoque femenino, y no porque “sea de las mujeres”, sino que “femeninas serán las formas de trabajar y organizar las empresas”, escribe en su reciente libro, El futuro del trabajo es femenino (Paidós Empresa, 2021).
De acuerdo con la autora, este libro nació del constante repensar sobre cómo será el futuro del trabajo en los próximos años. Cuenta que se gestó a partir de su disgusto al no compartir el discurso de lo que se estaba contando en materia laboral, por eso quiso presentar algo muy provocativo.
“Pensé en cuál sería la palabra más provocativa que podía encontrar. ‘Femenino’ fue lo que encontré. No quiero decir que las mujeres son mejores que los hombres, pero, definitivamente, debo decir que el enfoque masculino de liderazgo no era lo mejor para el futuro”, explica en entrevista con Newsweek México.
En ese sentido, Zanella detalla que, al no querer mencionar un futuro laboral usando adjetivos como inteligente, listo o ágil, decidió resumir su propuesta en “femenino” porque al ser algo más provocativo llamaría la atención.
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No se trata de una lucha sobre si las mujeres son mejores que los hombres. Para la autora, esta idea de un futuro laboral “femenino” se explica en seis ejes: quiénes y por qué se habla de un ámbito laboral femenino, el espacio, el tiempo, las relaciones, la identidad y la búsqueda de trabajo, todo en una época donde la digitalización laboral se aceleró con la pandemia de covid-19.
Este aceleramiento trajo un nuevo tipo de fuerza de trabajo que incluye a consultores y freelancers, microemprendedores y startuperos, contribuyentes y trabajadores por outsourcing. Además de riders o conductores, según describe Zanella en su libro.
Sin embargo, estos cambios también trajeron nuevas dinámicas de trabajo dentro de las empresas, como el uso de la tecnología a través de los teléfonos inteligentes y las redes sociales. Incluso, el derecho a la desconexión como un reglamento interno que responde a la presión del always on, es decir, siempre conectados o disponibles, como parte de las consecuencias que la emergencia sanitaria trajo a las nuevas formas del mercado laboral.
—Silvia, en tu libro hablas de liderazgo. ¿Consideras que hoy en el mundo hay más liderazgo por parte de las mujeres?
—Sí, pero no lo suficiente. Necesitamos promover la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, no solo para su actualización, también para tener beneficios en términos económicos en general.
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—¿Cómo aprovechar estos nuevos espacios para que las mujeres los ‘abracen’ en el mercado laboral?
—Necesitamos empezar por las escuelas. Necesitamos enseñar —desde hace mucho— a las niñas que son capaces de ocupar otros puestos y hacer otras cosas que no tengan que ver con ser esposas o un trabajo tradicional que ‘corresponde a las mujeres’, como cuidar a los niños.
“Para hacer eso necesitamos servicios de bienestar como el seguro social, como el kínder o que los niños pasen mayor cantidad de horas en las escuelas como en las primarias y, después, que cada individuo de la familia forme parte de esta colaboración de trabajo”.
—Es muy interesante este punto porque es un discurso que se repite, pero que no se lleva a cabo, ¿qué opinas de esto?
—Ese es mi punto. Por eso decidí escribir este libro y también quería hacer conciencia sobre el hecho de cómo nos afecta no tener un espacio de trabajo formal, en materia económica y de seguridad social, entre otras.
—¿Qué beneficios le trae a una sociedad el que haya mayor presencia de mujeres en estos puestos?
—Esto mejora la riqueza de cada país porque, mientras más gente trabaje y gane dinero, más ingresos hay para el país. La segunda es la demografía, porque entre más gente esté trabajando más va a surgir estos cambios de los que hablamos.
“También está la revolución cultural, vamos a dejar ciertos modelos y vamos a cambiar y renunciar a ciertas cosas que fueron muy frustrantes”.
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—¿Es tu libro una esperanza para las niñas que sueñan con ocupar puestos altos en el mercado laboral?
—Espero que no solo sean esperanzas y sueños, sino que sean realidades.
—¿A quién va dirigido este libro?
—Me encantaría que lo leyeran los hombres primero porque de ninguna manera tienen que sentirse amenazados; sin embargo, podrían encontrar muchos beneficios en él. Tenemos que ser aliados en este beneficio y cambio. Al ser aliados todos nos veremos beneficiados. N