DESDE que comenzó la pandemia gran parte de la población se ha visto en la necesidad de trabajar desde casa y abandonar las oficinas debido a los protocolos de seguridad sanitaria. A raíz de eso, en 2021 se registró un aumento considerable en los ciberataques en hogares.
De acuerdo con datos de la compañía internacional de ciberseguridad Fortinet, México fue el país latinoamericano con mayor cantidad de ciberataques generales —por encima de Perú, Colombia, Brasil y Argentina— en los primeros seis meses de 2021, al concentrar casi 61,000 millones de intentos.
Entre estas cifras encontramos un porcentaje elevado de casos que han apuntado hacia los hogares particulares. A través de estos ataques puede infectarse cualquier dispositivo que se encuentre ligado a la red de internet.
En casos extremos, de acuerdo con Arturo Torres, estratega de FortiGuard Labs, los ciberdelincuentes han tomado como blanco los aires acondicionados que ahora pueden conectarse a las redes de internet, y añade que cuando “toman el control de estos artefactos comienzan a lanzar nuevos ataques e infectar nuevos dispositivos cerca de la red”.
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Entre los tipos de ciberataques más comunes encontramos el malware, término utilizado para también describir a los softwares maliciosos como spyware, ransomware, virus y gusanos. Este ataque infringe en las redes mediante la vulnerabilidad de los usuarios al entrar en un enlace peligroso o archivo adjunto que termina por instalar un software riesgoso. Dentro del sistema, el ciberataque tiene la posibilidad de bloquear accesos, instalar malware dañino y robar información de discos duros.
Otro ciberataque es el conocido como phishing, denominado suplantación de identidad, que envía comunicaciones fraudulentas que aparentan tener orígenes confiables, usualmente por medio de correos electrónicos. La meta principal es robar datos de inicio de sesión, información bancaria e instalar software maligno.
Y un ataque más es el denominado intermediario o “ataque de escucha secreta”. Sucede cuando el ataque interrumpe el tráfico y filtra datos a través de transacciones entre dos partes. Los puntos más comunes de entrada son entre las redes wifi públicas y los usuarios, así como la instalación de malware en dispositivos para robar información.
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Los ciberataques han repuntado durante la pandemia de covid-19 debido al confinamiento y la nula seguridad cibernética que millones de usuarios no emplean en sus hogares. Según un experto y docente de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), Jordi Sierra, cuando trabajamos desde casa “estamos más distraídos y somos más vulnerables, estamos peor protegidos”.
Este tipo de delincuencia tiene como objetivo atacar los dispositivos móviles, ya que no cuentan con software de seguridad. Helena Rifá, profesora de la misma institución, concreta que “es difícil que alguien tenga un antivirus instalado en el móvil porque gasta batería, pero así es más fácil que haya ataques. […] Hay que interiorizar hábitos de seguridad desde niños”.
De igual forma, el fundador y director de la compañía de ciberseguridad Axioma Soluciones Estratégicas en Tecnología y Software, Eduardo Villegas, indica que “es importante generar soluciones para evitar ataques cibernéticos, prácticas como cambiar tus contraseñas frecuentemente y no utilizar cuatro o seis dígitos. También es bueno cambiar los nombres de las redes de wifi que las empresas te dan ya configuradas; el uso de frases sin relación a información personal es otro elemento preventivo en tus redes del hogar: entre más larga la frase, menos indescifrable”.
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Asimismo, menciona que es fundamental tener una buena ciberseguridad porque no estamos al tanto de qué tanta información se propaga en las redes y en la web.
De esta forma, los expertos proponen algunos consejos para evitar los ciberataques en el hogar, ya que es cuando menos protegidos nos encontramos frente a la ciberdelincuencia: proteger tus dispositivos haciendo copias de seguridad, actualizando el software periódicamente y generando contraseñas para evitar accesos; instalar antivirus, porque aunque no detectan todos los virus, reconocen los que ya han intentando penetrar la seguridad del dispositivo; cuidar tus contraseñas y no incluir información personal en ninguna de ellas.
Asimismo, resguardar dispositivos domésticos que pueden conectarse a las redes locales, como aire acondicionado y refrigeradores; cuando se quiera instalar un nuevo software, verificar su origen y reputación para evitar filtraciones malignas; por último, ser desconfiados en cuanto a la información personal cibernética ante mensajes o correos desconocidos. N
