POR MUCHA coincidencia que parezca, no existe una razón científica que explique por qué en septiembre han ocurrido algunos de los más importantes sismos en México.
De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional, México se encuentra ubicado en el contexto de cinco placas tectónicas: Caribe, Pacífico, Norteamérica, Rivera y Cocos, por lo que es un país altamente sísmico, donde se presentan sismos pequeños todos los días, y al menos se registra uno de magnitud moderada al año.
La institución recomienda la preparación personal con planes familiares, la vigilancia y seguimiento de los códigos de construcción, y que se observen los lineamientos de ordenamiento urbano.
Hasta el momento es imposible determinar la fecha exacta en la que puede ocurrir un terremoto. En mi experiencia en el manejo de reclamos, la mejor recomendación que podemos dar es la de contar con una póliza de seguro que cubra los daños resultantes de estos eventos.
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Es indispensable contar con la protección adecuada, así como con planes de prevención de riesgos y de continuidad para resguardar la vida y el patrimonio. El porcentaje de las pérdidas en eventos catastróficos es muy alto y acaban siendo absorbidos con recursos propios, ya sea por las familias, negocios, empresas o sectores afectados.
Por ejemplo, los totales de pérdidas aseguradas en los sismos de 2017 (el del 7 y el del 19 de septiembre) fueron de 32,540 millones de pesos (equivalente a 1,651 millones de dólares), lo que lo convierte en el segundo evento más caro después del huracán Wilma, ocurrido en 2005, que provocó daños al sector asegurador por 2,218 millones de dólares.
Aún con los datos anteriores, en México no se contratan seguros. Apenas el número de primas en seguros de casa habitación creció 1 por ciento según la AMIS (Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros).
En resumen, entre daños a propiedad y vida humanas, las pérdidas totales (aseguradas y no aseguradas) fueron de aproximadamente 96,000 millones de pesos.
Algunas recomendaciones para reducir las pérdidas y el tiempo de respuesta en caso de un evento catastrófico son:
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Antes del siniestro:
• Sin importar el tamaño de la empresa, cantidad de empleados y giro, se debe de contar con un seguro que proteja el inmueble, los contenidos y flotillas.
• En los casos de casas habitación, un seguro que proteja el inmueble y sus contenidos.
• Procurar asesoría especializada en seguros para obtener la mejor cobertura o producto adecuado a sus necesidades.
• Tener un plan definido de acciones inmediatas a tomar en caso de un desastre de la naturaleza.
• Contar con un plan de continuidad del negocio y manejo de crisis.
• Realizar todos los procesos e instrucciones preventivas recomendadas por protección civil y los comités de brigadas de la organización.
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Después del siniestro:
• Realizar una correcta estimación de los daños y la extensión de estos contra los deducibles aplicables.
• Mantener siempre actualizados los valores de los bienes asegurados.
• Contar con la asesoría especializada para la reclamación de pérdidas a su póliza.
• Dar seguimiento puntual al plan de continuidad del negocio y manejo de crisis.
• Reportar lo antes posible a su asesor en seguros sobre la ocurrencia de los daños.
Contar con una sociedad preparada, tener una mentalidad de prevención e incrementar la cultura del seguro podrá aminorar las pérdidas y los daños en eventos catastróficos, y nos daremos cuenta de que la inversión es mínima al compararla con las pérdidas que pueden presentarse por un evento como los sufridos en 2017. N
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Martha Porcel es líder de Claims Solutions para Marsh Latinoamérica y El Caribe. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.