LAS EMPRESAS se desempeñan mejor si tienen un propósito claro, pues eso las ayuda a generar crecimiento y desarrollo económico, tener empleados más comprometidos, clientes más leales, y normalmente son organizaciones más innovadoras. Desarrollar un propósito coherente en el centro de la estrategia empresarial, como el respeto al medioambiente o apoyo a las comunidades, puede inspirar de manera positiva y añadir un valor en el trabajo de los colaboradores, clientes y proveedores, un ingrediente cada vez más esencial para cualquier organización con visión al futuro.
Si las empresas quieren tener éxito y generar un cambio real en una generación es imprescindible que representen más que una idea de oferta de productos y servicios. Tienen que representar la manera cómo queremos vivir y liderar los cambios e iniciativas en apoyo al mundo y sus necesidades más urgentes. Consumo de energías limpias, apoyo a comunidades, acciones para restaurar los ecosistemas locales, desarrollo de cadenas de suministro que no dañen el medioambiente y respeten los derechos humanos son ejemplos de iniciativas de responsabilidad social y sustentabilidad, pero también de negocio. En otras palabras, ya no podemos ver a una empresa como un ente separado de su comunidad y sociedad, estamos integrados para manejar, resolver y apoyar los problemas que aquejan a todos.
Son estas mismas áreas las que, por años, han motivado a diversas compañías a cristalizar un propósito en las tomas de decisiones. Si las organizaciones quieren tener una contribución e impulsar la transformación para las futuras generaciones, hay que empezar con la forma de hacer negocios hoy, con la toma de decisiones responsables y haciendo lo correcto para el mundo y sus habitantes.
¿Por qué implementar acciones de sustentabilidad? De acuerdo con la consultora McKinsey, una estrategia de sustentabilidad puede reducir los gastos operativos de una empresa, como el costo del agua, energía y materias primas hasta en 60 por ciento. La compañía también puede aprovechar nuevos mercados y expandirse.
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En sus estudios, McKinsey ha encontrado que más del 70 por ciento de los consumidores de industrias como automotriz, construcción, electrónica y embalaje pagarían un 5 por ciento adicional por un producto ecológico, si este cumple con los mismos estándares que uno no ecológico.
Una buena gestión de problemas ambientales alivia la presión regulatoria sobre las empresas y reduce el riesgo de la intervención gubernamental. De acuerdo con esta misma firma, un tercio de las ganancias corporativas se ponen en riesgo cuando el gobierno sanciona a las organizaciones por acciones que afectan el medioambiente.
Asimismo, las compañías sustentables atraen y retienen buenos empleados y mejoran su productividad al inculcarles un sentido de propósito. Esto hace que los colaboradores no solo estén más satisfechos y motivados, sino que tengan una mejor conexión con sus empleadores. Al final del camino saben que su impacto va más allá de un producto o servicio.
Varios estudios realizados en Estados Unidos dicen que las nuevas generaciones prefieren trabajar en organizaciones con una sólida agenda medioambiental.
INICIATIVAS PARA UN CAMBIO SIGNIFICATIVO
Es una clara ventaja competitiva para las grandes empresas alinearse con acciones y estrategias sustentables sin importar la industria a la que pertenezcan. Desde mi experiencia, es fundamental que estén alineadas a la estrategia de negocio, pero que generen un cambio en su entorno. Algunas de las iniciativas que pueden hacer un cambio significativo son las siguientes:
Uso de energía proveniente de fuentes renovables: algunos beneficios de este tipo de energías es que no se agotan; además, protegen el medioambiente y ahorran dinero. Si bien los combustibles fósiles se acabarán en 40 o 60 años, el sol y el viento permanecerán presentes y la tierra tendrá energía geotérmica.
Las plantas productivas que utilizan tecnologías sustentables necesitan menos mantenimiento, y como utilizan sol, viento o vapor, no requieren combustible para reabastecerse, lo que se traduce en ahorros.
Esto me consta, ya que desde 2019, las seis plantas de confitería y alimentos para mascotas que tenemos en México funcionan con el 100 por ciento de su electricidad proveniente de energía eólica. Gracias a esa acción, en los próximos tres años habremos reducido más del 42 por ciento de emisiones en nuestra operación.
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Migración de flotillas de combustión tradicional a tecnología híbrida: esta acción ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a disminuir la huella de carbono. El uso de flotillas ecológicas también reduce los costos de combustible, y como cada vez hay más disponibilidad de modelos de vehículos híbridos y eléctricos y con tecnologías más avanzadas, los costos iniciales son menores.
Las organizaciones tienen que competir en un mundo cada vez más consciente del ambiente, por lo que un cambio estratégico hacia la adopción de vehículos híbridos y eléctricos puede ser un excelente plan para el futuro.
Reciclaje de materiales: la gestión y el reciclaje eficientes de residuos da a las empresas una ventaja competitiva y un impacto positivo en costos. La reutilización de residuos supone un ahorro neto para las compañías de hasta 700,000 millones de dólares e impulsa el PIB en 1 por ciento. Con el reúso y el reciclaje los gastos disminuyen y esos recursos quedan disponibles para destinarse a otros proyectos de valor.
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Apoyo al sector primario. El campo es nuestro principal proveedor y fuente de vida. Por ello se vuelve primordial regresar hacia allá nuestras miradas y esfuerzos. En México, hace algunos años una asociada presentó un proyecto de apoyo a agricultores cacaoteros en Pichucalco, Chiapas, con beneficio exclusivo para ellos. Pudiera parecer inviable para un negocio, sin embargo, hoy, a través de asesorías en prácticas de agricultura sustentable y donación de plantas de cacao, los agricultores han mejorado su producción anual y, por ende, sus ingresos y la calidad de vida de ellos y sus familias y pronto estaremos listos para incluir su producción en nuestra cadena de suministro. Yelile (quien hoy sigue trabajando en mi equipo) tuvo una visión a largo plazo y un claro entendimiento de los beneficios de llevar a la vida el propósito del negocio.
La sustentabilidad económica, social y medioambiental es imprescindible en el entorno empresarial actual y también tiene muchos beneficios: puede agregar valor a las marcas, generar sólidas relaciones con clientes y proveedores, satisfacer las demandas de los consumidores, aumentar la eficiencia, atraer talento valioso y crear nuevas oportunidades para las generaciones del futuro. La sustentabilidad ya no es un tema colateral de negocio, sino una oportunidad real para todas las organizaciones. N
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Gabriel Fernández es director general de Mars Wrigley. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.