NIÑOS MENORES de 12 años están siendo decapitados en la provincia de Cabo Delgado en Mozambique, alertó este martes la organización Save the Children.
Los asesinatos son perpetrados por miembros del grupo terrorista Al Shabab, también conocido como Estado Islámico de África Central (ISCA).
En aquella región el conflicto armado ha desplazado a miles de habitantes y recientemente las familias informaron que han vivido “escenas horribles de asesinato y la pérdida de seres queridos”.
Tal es el caso de Elsa, una madre de 28 años de edad, quien dijo a la organización que su hijo Filipe, de 12 años de edad, fue decapitado cerca de donde ella se escondía con sus otros tres hijos.
“Esa noche nuestro pueblo fue atacado y quemaron casas. Cuando todo empezó, estaba en casa con mis cuatro hijos, intentamos escapar al bosque pero se llevaron a mi hijo mayor y lo decapitaron. No pudimos hacer nada porque también nos matarían a nosotros”.
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Save the Children informó que cerca de 670,000 personas han sido desplazadas dentro de Mozambique debido al conflicto en Cabo Delgado, casi siete veces la cifra reportada hace un año.
“Al menos 2,614 personas han muerto en el conflicto, incluidos 1,312 civiles. La situación se ha deteriorado gravemente en los últimos 12 meses, con la escalada de ataques a las aldeas.
“Cabo Delgado también se está recuperando de los choques climáticos, incluido el ciclón Kenneth de 2019, el ciclón más fuerte que azotó la parte norte de Mozambique, y las inundaciones masivas a principios de 2020”, versa el comunicado.
Save the Children se dice “profundamente entristecido” por los informes que señalan a los niños como blanco de ese conflicto.
“Todos los niños tienen derecho a la vida y la seguridad, y los niños deben ser protegidos en todas las circunstancias, incluidas la guerra y los conflictos armados. Para los niños que pudieron haber presenciado el asesinato de sus hermanos, su sufrimiento podría durar años. Muchos pueden experimentar ansiedad y depresión o incluso signos de trastorno de estrés postraumático (TEPT)”, explicó la organización internacional.
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En el caso de Amelia, de 29 años de edad, ella buscó refugio en la casa de su hermano con sus tres hijos luego que su cuarto hijo, que tenía 11 años, fuera asesinado por hombres armados. Ella declaró a la organización que “está desconsolada porque no tuvo la oportunidad de despedirse ni de darle un entierro adecuado”.
“Después de que mataron a mi hijo de 11 años, comprendimos que ya no era seguro permanecer en mi pueblo. Huimos a la casa de mi padre en otro pueblo, pero unos días después comenzaron los ataques allí también. Mi padre, los niños, yo pasamos cinco días comiendo plátanos verdes y bebiendo agua de plátano hasta que conseguimos el transporte que nos trajo aquí”, detalló Amelia.
Chance Briggs, director de Save the Children en Mozambique, dijo: “Los informes de ataques a niños nos enferman hasta la médula. Nuestro personal ha llorado al escuchar las historias de sufrimiento contadas por madres en los campos de desplazados. Esta violencia debe cesar y las familias desplazadas deben recibir apoyo para orientarse y recuperarse del trauma ”.
Agregó: “Una gran preocupación para nosotros es que las necesidades de los niños desplazados y sus familias en Cabo Delgado superan con creces los recursos disponibles para apoyarlos.
“Casi un millón de personas se enfrentan a un hambre grave como resultado directo de este conflicto, incluidas las personas desplazadas y las comunidades de acogida. Si bien el mundo se centró en el COVID-19, la crisis de Cabo Delgado se disparó, pero se ha pasado por alto. Se necesita desesperadamente ayuda humanitaria, pero no hay suficientes donantes que hayan dado prioridad a la asistencia para quienes lo han perdido todo, incluso a sus hijos”. N