HEMOS escuchado bastante en los últimos días sobre cómo un grupo de inversionistas en Estados Unidos se organizó por medio de la plataforma Reddit para desafiar al “establishmentde Wall Street”. Se trata del grupo de poco más de dos millones de miembros que se hacen llamar WallStreetBets, quienes buscaban confrontar a un consolidado grupo de hedge funds que estaba apostando por la fractura de la empresa de ventas de video juegos GameStop.
Sin embargo, tras esta intervención, sus acciones escalaron más de 1000 por ciento, dejando ganancias millonarias para algunos miembros de WallStreetBets, y dejando pérdidas colosales para estos hedge funds, que pudieran rondar un par de cientos de millones de dólares.
¿Qué fue lo que pasó? Para Wall Street era un día cualquiera cuando decidió apostar por la desventura de la empresa y poner una importante postura de venta en corto de GameStop tras la entrada de un nuevo miembro de su consejo, esperando que tambaleara el piso. En realidad, esta práctica general con algunas alteraciones es bastante común en Wall Street. En tres sencillos pasos se genera la postura de compra en corto, algunos analistas e inversionistas se encargan de promover en medios de comunicación la idea de que la acción de dicha empresa irá a la baja, y se espera un buen retorno después de que el mercado reconoce que la acción va bajando, incluso se desencadena una baja mayor como efecto de bola de nieve tras las bajas iniciales.
Favor de advertir que en realidad este esquema deja dinero al interesado cuando la acción baja, es decir, es una apuesta en contra, y no necesariamente cuando a la empresa le va bien o cuando se reparten las utilidades de la empresa. Como en las apuestas, le va bien al apostador, pero el mercado no necesariamente se beneficia de esto. Por el contrario, el que está del otro lado de la apuesta pierde al ser un juego de suma cero.
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Y si esto suena conocido es porque fue algo similar a lo ocurrido con Lehman Brothers en 2008, solo que en ese momento hubo una intervención del gobierno de Estados Unidos para que las partes de la apuesta no perdieran tanto dinero, terminando con una de las crisis económicas más profundas de la historia.
Cabe mencionar que el caso de GameStop no podría causar una crisis mundial, pero esa no fue la única diferencia. En este caso, en vez de una intervención gubernamental a posteriori para tratar de limpiar el desorden, un grupo numeroso de pequeños inversionistas, de los que se conocen como dumb money, se unió para contrarrestar la titánica estrategia de los hedge funds de Wall Street para obligarlos a una liquidación forzada (también conocida como short squeeze).
Esta consiste en hacer que quien apuesta en contra de una empresa (en este caso de GameStop) se vea forzado a comprar sus acciones para tratar de parar sus pérdidas una vez que la acción comienza a subir. Y esto, a su vez, incrementa el valor de la acción por la nueva demanda de acciones que genera. Por este motivo fue un mal día para los titanes de Wall Street, pero quizás un buen día para los miembros de WallStreetBets y, sobre todo, para el mercado de valores de Estados Unidos al definirse nuevas reglas del juego.
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El mundo a partir de hoy no es el mismo. Una de cal por las que van de arena. Ya circulan varias teorías conspirativas sobre quién está detrás de esto. Es natural que haya mucha gente que no está feliz con este fenómeno, ya que, por muchos años, las decisiones sobre quiénes ganaban y quiénes perdían en Wall Street se tomaban en pequeñas reuniones en mansiones en los Hamptons, y no públicamente en un foro de internet por millones de pequeños inversionistas.
En realidad, Wall Street funciona como un cártel, como una élite que decide y concentra el valor de la mayor parte del mercado. Esto funciona porque, al concentrar decisiones y beneficios, se termina favoreciendo a unos pocos que no necesariamente están dispuestos a dejar sus privilegios. Cuentan con los recursos para mantener dicho modus operandimediante el apoyo de congresistas y quien sea necesario. Pero no necesariamente cuando una parte importante del mercado se manifiesta en contra.
Pudiera parecer que esto es justo la mano invisible de la que hablaba Adam Smith. De hecho, son los reguladores quienes tienen por delante un trabajo difícil: definir la delgada línea entre la manipulación del mercado o preservar un diseño de mercado que solo favorece a unos pocos y que hace algunos años nos llevó a la quiebra del sistema financiero. Lo que podemos tener claro es que el mundo va a ser otro. Las reglas del juego ya han cambiado. N
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Carlos Alberto Vargas Castolo es profesor investigador de EGADE Business School. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.