Con un segundo álbum aclamado por los críticos, un nuevo EP y la formación de su propia compañía discográfica, la adicta al trabajo Phoebe Bridgers se ha mantenido ocupada en los días de confinamiento.
EL ABURRIMIENTO y la ansiedad de este año no fueron lo que esperaba la cantautora independiente Phoebe Bridgers. En vez de hacer giras y compartir escenario con The National y The 1975, ha estado en su hogar de Los Ángeles. “Traté de hacer pan de plátano —dice a Newsweek—, pero le salió moho, literalmente, un día después. Así que algo hice mal”.
Aun así, Bridgers, de 26 años y con una base folk, ha tenido un año estupendo musicalmente hablando. Punisher, su segundo álbum con su propio nombre, fue lanzado a la venta en junio pasado y aclamado por los críticos. Antes de lanzar su carrera de solista, Bridgers había hecho grabaciones como miembro de las bandas Better Oblivion Community Center (con Conor Oberst, de Bright Eyes) y Boygenius (con Julien Baker y Lucy Dacus).
El 20 de noviembre, Bridgers puso a la venta un nuevo EP, Copycat Killer, que replantea cuatro de las canciones de Punisher, pero solo con cuerdas y su voz. En conjunto con el arreglista de cuerdas Rob Moose (quien ha trabajado con Taylor Swift, Bon Iver y Alabama Shakes, entre otros), Bridgers volvió a grabar sus canciones en septiembre para el EP, cuya versión en vinilo está a la venta exclusivamente a través del sello discográfico y distribuidor británico Rough Trade.
“Acababa de hacer un par de grabaciones con Rob —recuerda Bridgers—, y él estaba en mi mente porque me encanta la manera en que reinventa las canciones. Lo llamé y le pedí que hiciera los arreglos de cuatro canciones, y lo hizo en un santiamén”.
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Las reinterpretaciones de Moose de las cuatro pistas —“Kyoto”, “Savior Complex”, “Punisher” y “Chinese Satellite”— dan una sensación dramática y exuberante más fuerte al compararlas con las originales en Punisher. “Él hace que me gusten más mis canciones”, dice Bridgers sobre los enfoques de Moose. “Por ejemplo, escribí ‘Kyoto’ como una balada inicialmente. Esta versión [de la canción en Copycat Killer] más o menos me hace dudar de todas las decisiones que he tomado. Pensé: ‘Esta es mi versión favorita’”.
Después de su experiencia con Copycat Killer, Bridgers dice que trabajar con cuerdas es algo que quiere hacer de nuevo. “Me encantaría hacer esto en vivo doquiera sea posible. Nunca he tocado con un cuarteto de cuerdas o una orquesta”.
El EP y Punisher suenan como progresiones naturales de su debut folclórico, Strangers in the Alps, de 2017.
“Participé más en la producción”, dice Bridgers. “No produje el primer álbum en absoluto. Pensé, cuando hice el primer disco, que yo iba a hacer música folclórica. Y luego las canciones más rápidas o los sonidos más raros, todo eso me tomó por sorpresa. Y con este disco, en verdad estaba esperando eso.
“El primer disco eran canciones de toda mi vida, y luego este disco es, obviamente, canciones escritas en el mismo lapso de tres años, así que definitivamente hay muchos temas recurrentes”.
La inspiración, comenta, proviene principalmente de su propia vida: “Pienso sobre todo en experiencias personales… Les tengo muchos celos a los compositores que en cierta forma escriben desde una perspectiva externa”.
UNA GRAN INFLUENCIA MUSICAL
Por ejemplo, la delicada e inquietante canción que le da título a Punisher fue inspirada por el difunto cantautor Elliott Smith, una de las influencias musicales de Bridgers junto con Jackson Browne, Joni Mitchell, Nina Simone y Tom Waits. Escrita desde la perspectiva de una fan quizá demasiado entusiasta, es casi un mensaje admonitorio de “no conozcas a tus héroes”:
“Él vivía literalmente a 800 metros de distancia de mi apartamento”, comenta sobre Smith. “Cuando me mudé aquí, estaba caminando y empecé a notar cosas que había oído en sus canciones. No sabía eso cuando me mudé, y pensé algo como: ‘Oh, por Dios, todo está justo aquí’”.
La balada evocadora “Chinese Satellite” combina dos temas disimiles: correr y los alienígenas. “Estaba corriendo por allí, eso duró dos días”, explica Phoebe. “Y la cosa de los alienígenas: siempre he sentido muchos celos de mis amigas religiosas. En verdad me encantaría irme a dormir por la noche y pensar que estoy en las manos de algo más grande, pero más bien me siento sola en el mundo. No sé por que se conectan esas dos ideas; tal vez [esté] tratando de hallar sentido en algo”.
Punisher también le ayudó a Bridgers a ganar influencia en el negocio de la música. Ella fundó recientemente su propio sello, Saddest Factory, en colaboración con la compañía discográfica independiente Dead Oceans, la cual lanzó sus primeros dos álbumes y su colaboración con Conor Oberst. Su nuevo sello presentará artistas que ella ya ha contratado, entre ellos la artista independiente Claud, a quien Bridgers vio en Chicago el año pasado.
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“Estaba más o menos harta de redactar correos electrónicos de cuatro páginas de por qué un sello debería contratar a mis amigas. Y pensé algo como: ‘¿Todos ustedes quieren darme el poder de contratar gente?’ Y sorprendentemente lo aceptaron. Me tomó por siempre construirlo, mucho más tiempo que cualquier cosa en la que he trabajado”.
Otra cosa que Bridgers ha hecho recientemente fue una versión de “Iris”, el éxito de Goo Goo Dolls, un dueto con la cantante aclamada Maggie Rogers. Durante la elección presidencial, Bridgers tuiteó que haría la versión de la canción si Donald Trump perdía.
Así fue, y ella cumplió su palabra: “Conforme pasaban los días brutales de no saber [quién ganó], fue como un alivio momentáneo”, recuerda Bridgers. “Y luego pensé algo como: ‘Oh, por Dios, ahora de verdad tengo que hacer ‘Iris’”. Bridgers publicó la canción por un día en Bandcamp, y los ingresos de las ventas irían a la organización de derecho al voto Fair Fight.
Agrega que espera con ansias el volver a las giras cuando la música en vivo y el resto del mundo regresen a la normalidad. Aun así, con o sin pandemia, ha estado ocupada. Bridgers ha hecho mucho por su carrera en un lapso de tres años.
“Todo esto es asombroso”, concluye. “Pienso que la estabilidad financiera en el arte fue lo más difícil, y ahora ello cambió por completo mi vida y cambió lo que tengo que hacer, lo cual es muy raro. Antes de la cuarentena, toqué en el Carnegie Hall [en beneficio de Tibet House] con Patti Smith; Matt Berninger, de The National, y Laurie Anderson. Fue genial y se sintió muy bien. Vestirte y tocar en el Carnegie Hall fue probablemente mi cosa favorita de este año”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek