Últimamente mis noches se han vuelto más largas; los insomnios, cada vez más insoportables, y un único cuestionamiento me atormenta: ¿quién decidió minimizar la existencia de la mujer para que su único objetivo sea la gestación? ¿En qué momento la mujer se convirtió en solo un envase, un recipiente, un medio para un fin?
Hoy en día me cuestiono y me abruma cómo sigue existiendo gente tan hipócrita que defiende “las dos vidas” cuando su único propósito es joderle la vida a la mujer, porque, como bien dice Rita Segato, el tema del aborto es el control de la mujer, no la protección de la vida del niño.
El tema del aborto es un tema de derechos, no de moral y, mucho menos, de religión. Según el derecho internacional, toda persona tiene derecho a la vida, a la salud y a no sufrir violencia, discriminación, ni tortura, ni tratos crueles, inhumanos y degradantes, por lo que obligar a alguien a mantener un embarazo no deseado o a buscar un aborto inseguro es una violación de sus derechos humanos, incluidos los derechos a la intimidad y a la autonomía física (Amnistía Internacional, 20191).
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Amnistía Internacional reclama que el acceso al aborto está, por tanto, esencialmente ligado a la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres, las niñas y las demás personas que pueden quedar embarazadas y a la consecución, por consiguiente, de justicia social y de género (Amnistía Internacional, 2019). La organización mundial reclama que toda persona ha de tener libertad para ejercer su autonomía física y tomar sus propias decisiones sobre su vida reproductiva, incluida la decisión de tener o no hijos y cuándo. Mencionan lo esencial que es que las leyes relativas al aborto respeten, protejan y hagan efectivos los derechos humanos de las personas embarazadas y no las obliguen a apelar a abortos inseguros.
LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES
Ahora bien, teniendo en cuenta los derechos humanos que son intrínsecos, universales, igualitarios y absolutos, no pueden verse limitados por los derechos de otras personas, ya que son individuales. Tomando en cuenta los derechos humanos de las mujeres, se exige aceptar que se trata de derechos que solo pueden ser limitados con el fin de proteger otros derechos individuales, por lo que resulta forzoso descartar como ilegítimo aquellos fundamentos de las legislaciones que se basan en justificar la penalización en “la protección abstracta de la vida humana”, o sea, velando por la vida del feto que, en realidad, no posee algún tipo de derecho humano.
Hay quienes argumentan la no legalización del embarazo basándose en la idea de que las mujeres, cuando quedan embarazadas, pierden su condición de personas, con esto me refiero a los individuos dotados de derecho de libertad, dignidad e igualdad. Hay que pensar que el reclamo por una apelación por la legalización se basa en la igualdad del trato.
Ahora bien, desde una perspectiva de derechos humanos, debe haber una coherencia entre su aplicación y la teoría, ya que resulta imprescindible el justificar la base del dualismo persona-persona para deslegitimar un derecho para validar otro.
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Por ello, el acceso al aborto legal, seguro y gratuito es un bien para la sociedad y necesario para el desarrollo y la igualdad de condiciones de la mujer dentro de ella. El aborto es la libertad reproductiva, la libertad sobre decidir sobre el cuerpo, una autonomía personal. Si existe el derecho a la decisión de tener hijos, debe existir para no tenerlos; hay que buscar la armonización moral de estas dos perspectivas, no privilegiando una sobre la otra, sobre todo, tomando en cuenta las consecuencias físicas que puede tener un aborto ilegal, y hasta un embarazo.
Una sociedad libre y demócrata no puede definirse así si la mujer no es libre de decidir sobre su futuro reproductivo; la búsqueda de igualdad de género se basa en la igualdad de oportunidades, donde la maternidad forzada desequilibra esta percepción de igualdad.
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1. Amnistía Internacional. (2019). Datos clave sobre el aborto.
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Mónica Ferrando Viesca estudia el último semestre de la carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad Iberoamericana de CDMX.