Dos sucesos paralelos han puesto en suspenso la autonomía de Hong Kong. Por un lado, un análisis de Washington que afirma que en la excolonia británica no rige la autonomía prometida por Pekín y, por otro, una ley sobre la seguridad nacional aprobada por el parlamento chino.
Los opositores demócratas a la influencia del gobierno central afirman que la medida abre el camino a un retroceso sin precedentes de las libertades en esta metrópolis financiera de siete millones de habitantes.
¿En qué consiste este estatus especial?
Cuando Hong Kong fue devuelto a China en 1997, se hizo bajo el principio de “un país, dos sistemas”, que permite al territorio conservar libertades que no se aplican en China continental, como una economía libre, una justicia independiente, la libertad de expresión y un Parlamente elegido parcialmente por sufragio universal.
Estas derogaciones han hecho que numerosos países, como Estados Unidos, votaran leyes que autorizan a tratar a Hong Kong como una entidad comercial diferente del régimen autoritario chino.
Estas medidas implican la exención de visados o el régimen de cambio fijo entre el dólar hongkonés y el de Estados Unidos. También incluyen leyes favorables a las empresas, como un sistema fiscal ventajoso y una protección jurídica que no existiría en China.
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Este tratamiento de favor ha permitido a Hong Kong mantenerse como un centro financiero internacional al mismo nivel que Londres y Nueva York, y convertirse en la cuarta plaza financiera mundial.
Si Washington elige la mano dura, “toda la conexión financiera entre China y la economía libre” estará amenazada, según Robert Spalding, experto en relaciones entre China y Estados Unidos en el Hudson Institute.
“Las acciones, los bonos, las transacciones financieras… Todo esto podría correr peligro”, dijo a Bloomberg News.
¿La ley de seguridad nacional pone en riesgo la autonomía?
El parlamento chino adoptó el jueves la polémica ley sobre la seguridad nacional en Hong Kong, como respuesta a las grandes manifestaciones prodemocracia del año pasado en la excolonia británica, y pese a las amenazas de sanciones de Estados Unidos.
Como se esperaba, los casi 3,000 diputados de la Asamblea Nacional Popular (ANP) china adoptaron esta medida que ha reactivado las protestas en Hong Kong.
Solo un diputado votó en contra y seis se abstuvieron.
“Es el fin de Hong Kong”, dijo a la AFP Claudia Mo, diputada prodemocracia en el Consejo Legislativo hongkonés. “A partir de ahora, Hong Kong será una ciudad china como las otras”.
Joshua Wong, una de las figuras más destacadas de la oposición, estimó que la futura ley iba a “matar los movimientos democráticos” en el territorio autónomo.
En el bando pro-Pekín, la jefa del ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, se felicitó por la votación en el Parlamento nacional. Como lo exige el proyecto de ley, la dirigente prometió “reforzar la aplicación de la ley y la educación para defender la seguridad nacional”.
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Esta decisión no afectará a los derechos y libertades de los hongkoneses. Al contrario, ayudará a Hong Kong, a largo plazo, a poner fin a la violencia y al caos”, dijo el diputado pro-Pekín Martin Liao.
Estos últimos meses, la movilización se había interrumpido debido a las medidas sanitarias para frenar la epidemia de COVID-19, pero miles de manifestantes salieron el domingo de nuevo a la calle para protestar contra el proyecto de ley, anunciado solo tres días antes.
El voto otorga mandato al comité permanente de la ANP para redactar un proyecto de ley que será incorporado a la pequeña Constitución de Hong Kong, evitando así la opinión del Consejo Legislativo local.
Esta ley deberá “impedir, detener y reprimir toda acción que amenace de manera grave la seguridad nacional, como el separatismo, la subversión, la preparación o la ejecución de actividades terroristas, así como las actividades de fuerzas extranjeras que constituyen una injerencia en los asuntos” de Hong Kong, según un proyecto que había sido sometido a la ANP.
El régimen comunista ha acusado en múltiples ocasiones a las “fuerzas extranjeras”, especialmente a Estados Unidos, de fomentar las protestas en Hong Kong. También ha acusado a los manifestantes radicales de librarse a actividades “terroristas”.
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Con información de AFP