Esculturas gigantescas sumergidas en agua —accesibles principalmente para los buzos y quienes gustan del esnórquel— son, por una parte, una atracción turística y, por otra, un experimento ecológico en las innovadoras instalaciones artísticas de Jason deCaires Taylor.
Pionero de estos jardines submarinos, DeCaires Taylor es un ambientalista y escultor británico que llama la atención sobre las amenazas enormes a la vida oceánica, desde el aumento en las temperaturas del mar hasta la contaminación, con sus exhibiciones de arte arrebatador, las cuales también sirven como arrecifes artificiales que crean ecosistemas marinos nuevos.
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Los arrecifes de coral protegen las costas de la erosión y sostienen una diversidad extensa de vida marina. Alrededor de 25 por ciento de la vida marina depende de arrecifes sanos para su abrigo y alimento, pero 40 por ciento de los arrecifes de coral del mundo han sido dañados en las últimas décadas debido a factores como el calentamiento global, la pesca excesiva y el turismo irresponsable, y los científicos advierten que todavía hay más en riesgo.
Al crear el primer parque escultórico submarino del mundo, en Granada, en 2006, y con más de 1,000 obras de arte submarinas en todo el mundo, DeCaires Taylor ha subrayado ingeniosamente las amenazas a nuestros océanos a la vez que ayuda activamente a crear nueva vida en ellos.
Newsweek entrevistó a DeCaires Taylor sobre cómo y por qué empezó a crear estos jardines sumergidos.
—¿Qué te inspiró a crear estos mundos de arte submarinos?
—Estaba muy interesado en explorar cómo la escultura podría ser funcional, aparte de estética. Al ser un buzo y ver decaer los corales en todo el mundo, caí en cuenta de que era una oportunidad para usar mis habilidades para crear arrecifes artificiales.
—Cada obra parece tener un tema diferente, pero ¿hay un mensaje general?
—En vez de ver [el océano] como un recurso oculto e interminable que podemos tratar como queramos, traté de cambiar nuestra relación con él y convertirlo en un espacio más íntimo y sagrado.
—¿Qué tipo de experiencia esperas que la gente tenga con tu arte submarino?
—Cuando cambiamos el contexto, o si cambiamos la perspectiva, somos capaces de juzgarnos a nosotros mismos en el esquema más amplio de las cosas. Muchas de mis obras son escenas ordinarias que se ven en un mundo terrestre, pero cuando las sueltas en un mundo diferente, eres capaz de pensar con un poco más de profundidad y reflexionar sobre nuestras vidas de una manera diferente.
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1. La evolución silente
Isla Mujeres, México
Cerca de la costa de Cancún, este jardín escultórico sumergido de más de 400 estatuas de tamaño natural fue inspirado en los lugareños de un poblado cercano y quienes ahora están inmortalizados resguardando sus océanos. Con diez años de antigüedad, el arrecife artificial ya alberga más de 2,000 corales jóvenes.
2. Atlas oceánico
Nasáu, Bahamas
Cerca de la costa de Nasáu se ubica la escultura submarina más grande del mundo, con la suficiente poca hondura para que la vean tanto los buzos como quienes practican esnórquel. Esta estatua de 60 toneladas y 5 metros de alto de una joven bahameña parece sostener al océano, al igual que su tocayo griego Atlas, de quien la mitología dice que cargaba el cielo.
3. Parque Escultórico Submarino de Molinere
Granada, Indias Occidentales
Instalada en 2006 después de que la bahía de Molinere sufrió un daño devastador por el huracán Iván de 2004, estas 75 piezas de arte sumergido conforman el primer parque escultórico submarino del mundo y fue nombrado una de las 25 Maravillas del Mundo por National Geographic. Ahora provee una base nueva para que prolifere la vida marina, y también aleja a buzos, afectos al esnórquel y botes con fondo de vidrio de los más frágiles arrecifes cercanos.
4. Museo Atlántico
Playa Blanca, Islas Canarias
Este primer museo de arte submarino en Europa, inaugurado en 2016, es accesible tanto a los buzos como a los aficionados al esnórquel. El museo sumergido contiene más de 300 modelos en tamaño natural que incluyen “El Rubicón”, 35 figuras que caminan hacia un muro submarino, al parecer andando cual sonámbulos hacia la muerte del mundo natural y el cambio climático.
5. La marea alta
Londres, Reino Unido
Al contrario de la mayoría de las obras de DeCaires Taylor, estas esculturas se pueden ver desde tierra, en las riberas del río Támesis, emergiendo durante la marea baja. A la vista desde las Cámaras del Parlamento, son una alusión a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y son un recordatorio del aumento en los niveles del mar y la negación del cambio climático.
6. Nexus
Oslo, Noruega
Encargada por un centro de arte infantil, estas esculturas flotantes tanto dentro como sobre los fiordos de Oslo —visibles bajo el agua y con canoas de fondo de vidrio— son monitoreadas por los niños mientras las figuras son colonizadas por la vida marina. Para los buzos que se adentran más profundamente en la ensenada, el agua dulce da paso al agua salada verde, creando filtros acuáticos hipnóticos contra las esculturas.
7. Coralarium
Sirru Fen Fushi, Maldivas
Esta instalación de arte de mareas de 2018 —una estructura de un cubo metálico— se encuentra parcialmente sumergida en una laguna limpia y poco profunda. Los aficionados al esnórquel y buzos pueden ver esculturas dentro de él bajo el agua o escalar al techo, donde se hallan más figuras de forma humana. Conforme la marea baja, más del cubo es visible, y con el tiempo se convertirá en el cimiento de un nuevo ecosistema.
8. Nido
Gili Meno, Indonesia
En una isla pequeña cerca de Bali, conocida por sus aguas limpias y tortugas, se encuentran estas 48 figuras de cemento de tamaño natural. Las parejas abrazadas rodean figuras dobladas adicionales en el lecho marino y son el hogar de una abundante vida marina y de un coral en regeneración. Descansando en el lecho marino y a solo 4 metros de profundidad, los buzos, afectos al esnórquel y botes con fondo de vidrio las visitan diariamente.
9. Museo de Arte Submarino
Gran Barrera de Coral, Australia
Con la esperanza de abrirse al público a principios de 2020, el proyecto más reciente de DeCaires Taylor busca rehabilitar partes del sistema de arrecifes más grande del mundo. Las obras en el museo submarino incluyen una figura sumergida parcialmente que cambia de color conforme el mar se calienta y que puede verse desde la costa, e incluso un invernadero sumergido cubierto de coral.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek