El pontificado de Benedicto XVI fue un episodio lleno de incomprensiones populares y políticas. Dos aspectos lo predisponen, por un lado, haber presidido por muchos años la Congregación para la Doctrina de la Fe, en calidad de prefecto de lo que otrora fuera el Santo Oficio, de tenebrosa historia; y por otro lado, su vocación académica y pedagógica, desde sus primeras cátedras en el Seminario de Freising, 1952. A temprana edad intelectual su tesis sobre san Buenaventura no fue aceptado por el argumento severo de ser un escrito modernista, su pensamiento planteaba una ruptura con las tradiciones abigarradas de la época.
Poco favor le hace la película Los dos Papas, en la que destaca el cine, tratando en pasado y época actual a Jorge Bergolio. Empero, deja una voz que habla sin tapujos dentro del filme como solo lo hace el cine, la visión política de la necesidad de un cambio de fondo y forma que Ratzinger ya le había propuesto al Papa Juan Pablo II, nuevas actitudes con cimientes de nuevas mentalidades. De lo cual deja clara evidencia como Papa en sus Encíclicas. Sin duda después de la abdicación de Benedicto XVI Ratzinger es mejor comprendido, el impacto de su pensamiento a la sociedad en su conjunto de los siglos XX y XXI, prueba de ello es, al menos, un espléndido plano cartesiano que hospeda su pensamiento filosófico: la ciencia y la fe, el poder y la política, la libertad y la ética, la religión y el diálogo intercultural. Cuatro ejes que son cartografía de la vida global de hoy; materia que día a día las sociedades enfrentan en la vida compartida.
Somos de memoria corta, la imagen de las comunicaciones y la propaganda nos forman una historia mega-sintetizada. En el texto Últimas conversaciones, Ratzinger confianza porqué dejó de suplir a San Pedro. Asume responsabilidades y deja en claro que la curia del Vaticano es de alcornoque o más dura, más inverosímil que una historia de terror… Su pensamiento es fuerza nutricia sobre el papel que juega la Iglesia católica de este siglo, esa fuerza oscura dificulta que se desarrolle de conformidad a las nuevas mentalidades, a las nuevas costumbres, a las nuevas relaciones, los nuevos límites, las nuevas fronteras, una pedagogía de la teología contemporánea no se ha visto en las disposiciones de la Iglesia, empero con certeza esa nueva pedagogía ya está en muchos ministros eclesiásticos. Su base puede estar en su pensamiento El Dios de la fe y el Dios de los filósofos, renovar de conformidad al pensamiento y no en reconstrucciones del pretérito.
En 2004 se produce el diálogo más civilizado de las aulas universitarias en este tema, Fe y Razón, una relación de poder reciproco. Dice Ratzinger: …buscar la verdad sin paliativos, sin nada que atenúe o mitigue la capacidad crítica de la razón, es decir, su capacidad de crisis, entendida como juicio o decisión permanente para de este modo poder adentrarse en las profundidades de la verdad… Se refiere que no se puede subsistir solo por vía de la interpretación, se interpreta y deja un vacío, es preciso dejar la verdad en una convicción que trasforme los valores en virtudes de comportamiento, una verdad en cuanto verdad. La didáctica que lo define en grandes polígonos de la cultura, es el cuento Juan el afortunado, de los hermanos Grimm, deja una explicación clara. A Juan lo premia su patrón con una pieza de oro del tamaño de su cabeza, la felicidad lo desborda, va a su casa, pero el peso del oro lo hacer cansarse y decide cambiarlo por un caballo, éste por una vaca… así hasta que lo cambia por una piedra de afilar que pierde, así corre y no para hasta que llega a su hogar. Gran pérdida la que tuvo Juan, en su lugar logró el disfrute de a libertad. Una ecuación simple para llegar a Dios, ¿acaso no seguimos obstinados en cuidar el oro como oro?, teniendo a Dios en la virtud lo cambiamos por baratijas, no hemos terminado. La responsabilidad es colectiva, nadie está exento, la ciudadanía de fe tiene la responsabilidad de elegir buenos gobiernos, que de la educación hagan una Ágora que permita el diálogo y la verdad, que las religiones dejen de hacer política y hagan profesión de fe, que los ciudadanos no les permitan más el ejercicio de la política a los políticos, que quede claro que es una actividad colectiva y que diálogo alcanzará la madurez que moldeen las instituciones educativas.
Para Josefh Ratzinger, dice Alejandro Gutiérrez González, Sapientia Christiana, la ciencia tiene el fiat que permite a la humanidad reconocer al Creador, el mundo no viene de un caos, ni del azar, sino de una Razón libre y amorosa. Pensar así es ser educador.
Nota: te agradezco recibir mis líneas cada semana, compartirlas es un detalle por el que manifiesto tenerte presente en un lugar especial, está en la parte izquierda de mi pecho, es un sagrario muy espacial para los amigos “que se llevan en el alma”, mil gracias.