A nivel mundial, octubre fue 0,69 grados Celsius más cálido que el promedio de octubre de 1981-2010, lo que lo hace por un margen estrecho el octubre más cálido en este registro de datos.
En general, Europa experimentó temperaturas superiores a la media, con la excepción de la mayor parte del norte y noroeste del continente, según un comunicado del CCCS (Copernicus Climate Change Service) de la Unión Europea.
Las temperaturas fueron muy superiores al promedio en gran parte del Ártico, mientras que gran parte del oeste de los EU y Canadá experimentaron temperaturas muy por debajo del promedio.
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Temperaturas en el mundo
Las temperaturas de octubre en 2019 fueron superiores al promedio de 1981-2010 para la mayor parte de Europa, especialmente en el este y el sureste. Temperaturas por debajo del promedio ocurrieron en la mayor parte del norte y noroeste del continente.
En otros lugares, las temperaturas sobre las masas de tierra del hemisferio norte fueron marcadamente superiores al promedio en partes del Ártico, en el este de los Estados Unidos y Canadá, y en el Oriente Medio y gran parte del norte de África y Rusia. Las temperaturas también fueron muy superiores al promedio en el sur de Brasil, el sur de África, el oeste y sur de Australia y la mayor parte de la Antártida oriental.
Las temperaturas sobre la tierra fueron sustancialmente inferiores al promedio en una región que abarca gran parte del oeste de los Estados Unidos y Canadá. También estuvieron por debajo del promedio en partes de África tropical y la Antártida, y en menor grado en otras regiones.
Se produjeron regiones de temperatura inferior a la media en todos los océanos principales, incluido el Pacífico oriental tropical y el mar de Weddell cubierto de hielo. No obstante, las temperaturas del aire sobre el mar fueron predominantemente superiores a la media, especialmente en varios mares árticos y antárticos y en el noreste del Océano Pacífico.
Advertencia de científicos
Será inevitable “un sufrimiento humano no revelado” si no hay cambios profundos y duraderos en actividades humanas que contribuyen al efecto invernadero y otros factores ligados al cambio climático.
Es la conclusión del artículo suscrito por una coalición mundial de 11,000 científicos de 153 países dirigida por William J. Ripple y Christopher Wolf, de la Universidad Estatal de Oregón, que se publica en la revista ‘BioScience’.
“A pesar de 40 años de negociaciones mundiales importantes, hemos seguido haciendo negocios como de costumbre y no hemos logrado abordar esta crisis –alerta Ripple, profesor de ecología en la Facultad de Silvicultura–. El cambio climático ha llegado y se está acelerando más rápido de lo que muchos científicos esperaban”.
Los científicos señalan seis áreas en las que la humanidad debería tomar medidas inmediatas para frenar los efectos de un planeta en calentamiento.
Medidas inmediatas
En primer lugar sitúan la energía, donde consideran imprescindible implementar prácticas masivas de conservación; reemplazar los combustibles fósiles con energías renovables bajas en carbono; dejar las reservas restantes de combustibles fósiles en el suelo; eliminar los subsidios a las compañías de combustibles fósiles, e imponer tarifas de carbono que son lo suficientemente altas como para restringir el uso de combustibles fósiles.
En segundo lugar, abordan los contaminantes de corta duración, donde reclaman que se reduzcan rápidamente las emisiones de metano, hollín, hidrofluorocarbonos y otros contaminantes climáticos de corta duración.
La naturaleza figura en tercer lugar. Para ello, recomiendan restaurar y proteger ecosistemas como bosques, praderas, turberas, humedales y manglares, y permitir que una mayor parte de estos ecosistemas alcance su potencial ecológico para secuestrar dióxido de carbono atmosférico, un gas de efecto invernadero clave.
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En cuarta posición, sitúan la comida sobre la que ven necesario comer más vegetales y consumir menos productos animales para reducir significativamente las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero y liberar tierras agrícolas para el cultivo de alimentos humanos en lugar de alimentos para el ganado.
El quinto ámbito es la economía, sobre la que recomiendan reconvertir en una economía de carbono para abordar la dependencia humana de la biosfera y alejar los objetivos del crecimiento del producto interno bruto y la búsqueda de la riqueza.
Y finalmente abordan la población, donde ven clave estabilizar una población humana global que aumenta en más de 200,000 personas por día, utilizando enfoques que garanticen la justicia social y económica.
“Mitigar y adaptarse al cambio climático al tiempo que se honra la diversidad de los seres humanos implica grandes transformaciones en las formas en que nuestra sociedad global funciona e interactúa con los ecosistemas naturales”, señala el documento.