Consulta infantil y Juvenil 2018, su ejercicio tiene su fundamento en el artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que mandata que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en ella y en los Tratados Internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte. Uno de éstos es la Convención de los Derechos del Niño (de Niñas y Niños), que establece que los Estados Partes deben adoptar medidas administrativas, legislativas y de otra índole para dar efectividad a los derechos ahí reconocidos. Su artículo 12, numeral 1, señala: Los Estados Partes garantizarán a la niñez que esté en condiciones de formarse un juicio propio, el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que le afectan, teniéndose debidamente en cuenta sus opiniones, en función de la edad y madurez de la niña o el niño.
Los artículos 2, fracciones I, II y III; 13; 64; 71; 72 y 74 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes se desprende que las autoridades federales, estatales y municipales, deben garantizar, disponer e implementar mecanismos de expresión y participación permanente y activa de niñas, niños y adolescentes. El artículo 30, párrafo 1, inciso a), de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, la Consulta es una de las iniciativas institucionales que busca aportar al cumplimiento de este fin.
El mundo está en constante cambio. La tecnología, la información y los cambios sociales suceden a pasos exponenciales. Todo es cada vez más rápido. Los desafíos en cuanto a ser y hacer en el mundo, en efecto, aumentan. Es así, tal como lo plantean expertos en educación, que los niños de hoy requieren que sus actividades escolares y de aprendizaje informal los preparen para asumir roles de adultos como ciudadanos, empleados, gerentes, padres, voluntarios, empresarios… Se trata de dotarlos de las capacidades para participar en sociedades en constante transformación.
Además de las tradicionales habilidades cognitivas, este siglo ha traído consigo nuevas demandas de habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la comunicación, la colaboración y la autogestión, a menudo denominadas habilidades del siglo XXI.
En primera instancia, la consulta en Aguascalientes, da cuenta de una participación infantil importante: de 6 a 9 años participaron 24,164, / 49.2% niñas y 48.6% niños; de 10 a 13 años lo hicieron 34,633, / 48.7% niñas y 47.6% niños; de entre 14 y 17 años participaron 23,795 / 51.8% mujeres y 46.2% jóvenes.
Estamos ante la consulta más importante de la Nación, la muestra representativa es muy alta. No son respuestas cuantitativas, son cualitativas. Esta consulta infantil le asigna a la infancia un rol que difícilmente encuentran en la esfera pública. Es el rol, en términos de Enrique Dussel, del “interpelante”. En estos términos, la niñez y juventud, desde el derecho vigente y como miembros de la comunidad de comunicación real al interpelar, cuestionan y se oponen, por principio, al consenso vigente, es decir, al acuerdo conseguido intersubjetivamente en el pasado que los excluye.
La niñez y la juventud encuentran espacios para expresar la forma en que conciben su lugar en el hogar, en la escuela, en la calle y en la sociedad en general. Basta ver algunos resultados de la consulta infantil.
La esfera pública es el espacio en el que los ciudadanos deliberan sobre asuntos que les son comunes, y que son relevantes para su vida compartida. El mérito de esta deliberación gira en torno al bien común y su sustento se basa en la información, la discusión de ideas y las relaciones que las personas ejercen libres de cualquier amenaza de coerción. No obstante, la gran pifia de esta concepción ha sido discutida en torno a la igualdad social. No todas las personas logran construir y ser parte de la esfera pública. Aún pesa el origen, la etnia y, por supuesto, la edad.
Los resultados de esta Consulta, sin duda, nos vienen a replantear la concepción y forma que como sociedad le estamos dando a la esfera pública. La niñez y la juventud mantienen muchas ideas, cuestionamientos y demandas que no han sido atendidos, que dificultan el desarrollo de su próxima ciudadanía y limitan sus capacidades para ser y hacer en sociedad.
La niñez y la juventud de Aguascalientes no manifiestan la violencia que señalan las marquesinas de comunicación, señalan una ruptura de comportamientos cordiales. No señalan la disputa enconada de las ideologías, demandan un educador para el educando en la nueva pedagogía que reclama el presente siglo; y, ofrecen un educando educador, dotado de nuevas interpretaciones del mundo de la vida que de manera intensa reúna antaño y hogaño, digitalidad y analogía.
Serán las políticas públicas futuras las que den respuesta a la ternura de la demanda.