Corea del Norte parece haber endurecido su postura frente a Estados Unidos a raíz de que el presidente Donald Trump abandonara repentinamente la reciente cumbre bilateral sin llegar a un acuerdo con el autoritario líder del Estado nuclear.
Tras el fracaso de la segunda cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte, celebrada el mes pasado en Hanói, funcionarios estadounidenses han declarado que pretenden lograr una desnuclearización completa, verificable e irreversible en Corea del Norte, pero sin ofrecer concesión alguna a la nación peninsular, que considera que su armamento nuclear es fundamental para la supervivencia.
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Este jueves, Rodong Sinmun, el diario oficial del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea, publicó un extenso comentario respondiendo con ferocidad a los señalamientos de Washington. “Nuestra nación no podría vivir sin su orgullo nacional, el cual no cambiaríamos por oro ni tesoros, aun cuando muramos de hambre o congelados. Es nuestra vida, nuestra naturaleza, y el gran poder que ha impulsado la existencia y la prosperidad de nuestro país”, proclamó el comentario.
La publicación añadió: “Si bien la dependencia puede ser fácil y temporal, no es otra cosa que un castigo que deja indefenso al pueblo y debilita el poderío nacional”.
Desde fines de 2011, cuando asumió el liderazgo del país a la muerte de su padre, Kim Jong Un ha dirigido una expansión significativa de los programas nuclear y de misiles de Corea del Norte, actividad que causó un escalamiento de la tensión binacional durante el primer año de mandato de Trump.
Cuando Kim hizo una ofrenda de paz a sus principales adversarios -Estados Unidos y Corea del Sur-, Trump aprovechó la oportunidad para reunirse con el líder norcoreano en junio pasado, convirtiéndose así en el primer mandatario estadounidense que se ha sentado a conversar con un dirigente norcoreano.
Los dos frentes se han esforzado en demostrar su compromiso con lo que podría ser un acuerdo de paz histórico y, según el cual, Corea del Norte habrá de abandonar las armas nucleares a cambio de seguridad y la relajación de las sanciones impuestas por las Naciones Unidas. No obstante, los logros comenzaron a ralentizarse durante los meses posteriores a la cumbre del año pasado, celebrada en Singapur.
Funcionarios de Washington y Pyongyang volvieron a reunirse en negociaciones a puerta cerrada, desatando especulaciones de que estaban ultimando los detalles para un nuevo encuentro, posiblemente en Hanói.
Cuando inició la segunda cumbre en la capital vietnamita, Trump y Kim se saludaron de manera afectuosa, cenaron juntos y mantuvieron una actitud cordial. Pese a ello, numerosos expertos señalan que los ánimos cambiaron una vez que John Bolton -asesor de seguridad de la Casa Blanca, y proponente de la línea dura- se sumó a la conversación.
El encuentro concluyó cuando Trump declaró que no habían llegado a un acuerdo porque, según dijo, Corea del Norte exigía que “se retiraran todas las sanciones”. Sin embargo, Ri Yong-ho, ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, aclaró que él y sus compatriotas solo habían pedido el levantamiento “parcial de las sanciones de las Naciones Unidas” y, de manera específica, cinco resoluciones que “obstaculizan la economía civil e inciden en el sustento de nuestro pueblo”.
Aunque los mandatarios dejaron la puerta abierta para futuras conversaciones, esa entrada pareció cerrarse a principios de este mes cuando, durante la conferencia nuclear del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, Stephen Biegun, enviado especial de Estados Unidos ante Corea del Norte, anunció que Washington “no buscaba una desnuclearización gradual”. De hecho, unos días antes, un importante funcionario del Departamento de Estado señaló a la prensa que “nadie en la presidencia aboga por una estrategia progresiva”.
La siguiente semana, Choe Son-hui -viceministra norcoreana de Relaciones Exteriores e integrante del selecto círculo de allegados de Kim-, advirtió que “la postura contundente de Estados Unidos sin duda causará que la situación se vuelva más peligrosa”. Por otra parte, acusó a Bolton de arruinar el acuerdo, cosa que el estadounidense ha negado.
El jueves, durante una entrevista de radio con Breitbart News, Bolton insistió en que “el presidente Trump propuso varias opciones [a Kim] para pactar lo que describió como ‘el gran acuerdo’: los norcoreanos tienen que abandonar todas sus armas de destrucción masiva y sus misiles balísticos y, a cambio, Corea del Norte tendrá un futuro económico deslumbrante”.
Bolton no especificó qué era lo que Estados Unidos estaba dispuesto a ofrecer.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek