La artista Coyo Licatzin decidió no quedarse callada ante los feminicidios y desde su trinchera denunciar la violencia extrema contra las mujeres. “Compañero varón, compañera mujer, la conciencia es una bomba contra el poder”, canta la joven de 19 años, apasionada de la música.
“El verano pasado, cuando visité a mi familia en el Istmo de Tehuantepec los medios de comunicación daban cuenta de manera muy gráfica y cruda de casos como los que se narran en la canción y que lamentablemente son verídicos: la mujer descuartizada que apareció en una maleta”, sostiene.
La estudiante de la facultad de Jazz de la Universidad Veracruzana plantea la responsabilidad que tienen los artistas de reflejar su postura política y social en su obra. De cuatro canciones que ha compuesto, dos de ellas hacen referencia a la violencia contra las mujeres.
Acompañada de su guitarra y la indignación por la turbulenta situación de inseguridad, así como por leer y escuchar sobre crímenes atroces contra las mujeres, Coyo Licatzin canta “llueve sangre en la ciudad, las venas del amor están tapadas”.
“Es muy triste que como humanidad estemos viviendo estos niveles de violencia y peor aún, nos neguemos a aceptar que están ahí”, opina.
De las cuatro canciones que ha compuesto hasta el momento, dos de ellas están enfocadas al tema de género: Llueve sangre en la ciudad y Mariquita, y aunque afirma que busca establecerse en cierta temática, sí hará presente en su música su postura ideológica.
Coyo Licatzin –copo de algodón por su traducción del náhuatl al español– forma parte de una nueva generación de artistas oaxaqueñas que amplían su panorama y crean propuestas diferentes a los terrenos ya explorados como la música regional, la cual sin embargo, reconoce, aprecia y celebra.
Oriunda de una comunidad tropical y de familia con gusto por la música, Coyo Licatzin incursionó en el canto desde los tres años, ya que mientras su padre tocaba la guitarra, ella daba su tono a las canciones de Cri-Cri. Su reconocido talento la llevó a decidir estudiar canto para en un futuro, abrir una escuela de música en Ciudad Ixtepec.
“Mis papás ambos son los mejores maestros del mundo e inspirada en ellos tengo vocación por la enseñanza, por lo que siempre he querido poner una escuela de música en el Istmo, en la que se forjen los nuevos talentos”, asegura.
Actualmente, la cantante cursa el cuatro semestre de los estudios preparatorios de tres años en la Universidad Veracruzana, para posteriormente ingresar a la licenciatura que tiene una duración de cinco años.
Y aunque la definición por estudiar música llegó tarde, luego de querer estudiar medicina, dedicarse a la agroecología o agronomía –una carrera que tuviese que ver con la tierra—finalmente optó por educarse en la disciplina del canto.
Reconoce que el reto de ser cantante es grande, pero afirma que el esfuerzo es fundamental para alcanzar sus objetivos.
De acuerdo con el registro de feminicidios que realiza la organización Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, en lo que va de la administración del gobernador Alejandro Murat Hinojosa en Oaxaca se han registrado 269 feminicidios.