La conformación de la Guardia Nacional es uno de los temas más importantes en el Congreso mexicano y que este miércoles fue aprobado en lo general por el pleno. La propuesta modificada plantea un híbrido de mando militar y civil, pero este último dirigiendo solo cuestiones de carácter administrativo.
Uno de los modelos considerados para conformar este cuerpo de seguridad es el chileno, pero éste ahora mismo se encuentra bajo revisión en su congreso.
Con base en la experiencia chilena, hay puntos escenciales que el gobierno mexicano debe tener en cuenta para dar una solución adecuada a la realidad mexicana, considera Rodrigo Bustos, jefe de la Unidad Jurídico Judicial del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile.
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En Chile, las fuerzas de orden y seguridad pública están integradas por carabineros, 60 mil elementos con estructura y formación militar con facultades de investigación y una tarea clave: la prevención de los delitos; así como por la Policía de Investigaciones.
Originalmente los carabineros dependían del Ministerio de Defensa, pero a partir de 2011 quedaron bajo mando del Ministerio de Interior y Seguridad Pública, es decir, de un mando civil. No obstante, en el ejercicio real de funciones aún “opera con altos grados de autonomía del poder civil”, explica el abogado.
–¿Funciona un modelo de este tipo? ¿Cómo lo han vivido?
–Esta policía con carabineros además de tener funciones de prevención del delito y de investigación, tiene mucho contacto directo y trabajo con la ciudadanía, y es por lo tanto una policía muy cercana a esta tarea, sobre todo de prevenir el delito; sin embargo, esta formación y estructura militar hoy en día está muy en debate en Chile. Se ha planteado que esta policía requiere una reforma muy profunda, y se está analizando si requiere un cambio total o parcial, puesto que en algunos contextos, especialmente en el marco de un conflicto con el pueblo Mapuche en el sur, ha sido muy cuestionada por la violencia que existe.
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El abogado detalla a Newsweek México que “en el combate a delitos comunes se han detectado vulneraciones a derechos humanos lo cual es muy grave, por lo tanto eso hoy día está siendo cuestionado, y se está debatiendo también sobre su estructura y formación militar”.
Uno de los problemas, según Bustos, radica en que Carabineros se conducen con una regulación y normativa de mando operativo en contexto de guerra, y los delitos y abusos que eventualmente puedan cometer esos policías, son juzgados en tribunales militares.
“En ese desempeño operativo que este cuerpo ha tenido en la prevención o combate a delitos comunes, con un enfoque militar, como si fuesen en un contexto de guerra, es lo que los tiene hoy bajo cuestionamientos”, explica.
Y agrega al respecto: “Hoy día esté muy en debate que eso sea lo realmente acertado para una policía que tienen que prevenir delitos que son comunes, que no son militares, que no tienen que ver con una lógica del enemigo, una lógica que tiene que ver más con un contexto de guerra, de una dictadura, de un régimen autoritario. La policía de Carabineros tiene un mandato de prevenir en general todos los delitos en todas las provincias, y conoce de todos los delitos, desde el delito contra la propiedad, hurto, robo, un homicidio, violaciones. Todos los tipos de delitos deben tener un trabajo de prevenirlos y también en alguna medida de investigarlos, pero está debatiéndose en Chile, sobre todo por algunas violaciones de derechos humanos muy graves”.
MANDO CIVIL, REBASADO POR EL MILITAR
Hace 10 años se hizo el cambio de mando de militar a civil para que pasara de mando del Ministerio de Defensa al del Interior, no obstante, dice Rodrigo Bustos, “hoy se está discutiendo que no es un cambio suficiente, porque no obstante ese traspaso, Carabineros mantuvo altos grados de autonomía, lo que tiene que ver con esta estructura también militar que tiene, por lo tanto el poder civil de Chile no puede incidir propiamente en muchas cuestiones que tienen que ver con la prevención de los delitos comunes, porque eso queda en manos de la policía uniformada, de esta policía militar que es Carabineros, que incluso no informa al poder civil sobre cuestiones tan básicas como la cantidad de funcionarios que tiene en una provincia, en una zona determinada”.
El Congreso de Chile tiene actualmente varios proyectos de ley para hacer reformas a los Carabineros. Se busca aumentar los controles internos a los Carabineros y darle mayores facultades al Ministerio del Interior, es decir, al mando civil.
“La dictadura terminó en 1990, hoy día se está entendiendo que la policía requiere un cambio, incluso en esta lógica militar requiere un control más fuerte del poder civil. Ha habido casos graves de violaciones a los derechos humanos que también tienen que ver con estos altos grados de autonomía; ha habido altos grados de corrupción muy muy importante en esta policía uniformada y todo eso lleva hoy día a cuestionar toda la estructura y normativa”.
Se plantea también que disminuya la regulación del Código de Justicia militar, y la formación propia de los Carabineros, encaminándola, “a ir disminuyendo la lógica militar, para ir reforzando una lógica de pleno respeto también de los derechos humanos en el marco de una policía democrática, que además previene, investiga delitos comunes”, detalla Rodrigo Bustos, quien fue Coordinador del Área Jurídica de Amnistía Internacional Chile.
–¿Qué más agregarías?
–Estas reformas van en una dirección correcta, pero algunas podrían ser más profundas, como el terminar con el tema del Código de Justicia Militar para los Carabineros, porque no es comprensible, ni es justificable que haya tribunales militares que conozcan de los delitos que pueda cometer una policía que investiga delitos que son comunes. Y por otra parte ir disminuyendo las diferencias entre los oficiales y suboficiales, porque hay diferencias muy importantes, que no se justifican y que tienen que ver con el dinero que ellos ganan en la institución y con las clases sociales de las que provienen.
–¿Considerando la experiencia chilena, cómo sería una Guardia Nacional apropiada para México?
–Sin duda la realidad de Chile y México son diferentes en cuanto a diversos tipos de crímenes, sobre todo la criminalidad organizada en México tiene mucho más fuerza que en Chile. Los índices también de delincuencia son mucho más altos pero, en cualquier caso, un principio común podría ser establecer que la policía tenga un control muy fuerte del poder civil.
“Cuando la policía empieza de alguna manera a mandarse sola, además con una estructura militar, pueden haber problemas para la democracia, pueden haber problemas para los derechos humanos; por lo tanto, parece importante en cualquier reforma en países de América Latina, incluido México, para la democracia se pueda considerar el fuerte control del poder civil, por una parte; y por otra parte que en la formación de esta policía siempre haya una perspectiva de derechos humanos y del Estado democrático que sea también muy relevante”.
–¿Cómo debe ser el perfil?
–Su formación debe ser muy importante con el enfoque en derechos humanos y, por otra parte, hay que siempre considerar que las policías son a quienes en una sociedad democrática le entregamos el uso legítimo de la fuerza, por lo tanto debe haber ese enfoque de derechos humanos, pero probablemente también tienen que haber otro tipo de evaluaciones, de test sicológicos, de ingreso. Y también durante la propia formación que reciban, permanentemente, desde evaluaciones sicológicas, formación permanente en derechos humanos y también procedimientos de control tanto internos, dentro de la policía, como externos, del poder judicial y la fiscalía. Eso sin duda será la clave para que una policía en el contexto latinoamericano sea plenamente respetuoso de los derechos humanos y, también, finalmente, eficaz en las tareas que son muy importantes que se le asignen, y que tienen que ver con prevenir los delitos e investigarlos.
LA EXPERIENCIA ESPAÑOLA
Otro de los modelos de seguridad que se ha analizado para conformar una Guardia Nacional en México es el español. Se trata de un modelo mixto, con sus propias peculiaridades.
España está dividida en 17 territorios (comunidades autónomas- CCAA-) con una cierta autonomía legislativa y ejecutiva, donde ejercen ciertas competencias cedidas por el Estado. La seguridad pública está a cargo de dos cuerpos: el cuerpo nacional de policía, que es de ámbito civil y que responde ante el Ministerio de Interior, y la Guardia Civil, que es un cuerpo del ámbito militar, que en tiempos de paz responde ante el Ministerio de Interior, y en misiones internacionales y en tiempos de guerra ante el Ministerio de Defensa.
El doctor en Derecho, Pedro Fernández Sánchez, es uno de los mayores expertos en temas de seguridad pública en España. Además de su preparación académica en el tema, es funcionario policial desde hace casi dos décadas. En entrevista con Newsweek México, explica cómo funciona ese sistema de seguridad mixto.
–¿Un modelo híbrido de civiles y militares en temas de seguridad publica, funciona, o no?
–Respecto al modelo policial híbrido, España tiene gran tradición en ello, ya que la Guardia Civil fue creada en 1844, coexistiendo con el resto de fuerzas policiales que han ido ejerciendo sus funciones a lo largo de estos más de 150 años. No obstante, ante la realidad social y delincuencial actual, este modelo presenta ciertas grietas que necesitan ser reparadas, donde la solución más prácticas según mis estudios y teorías, pasarían por rescindir este modelo.
Fernández explica: “Habría primero que diferenciar entre eficacia y eficiencia. Respecto a la eficiencia policial, deja mucho que desear en el ámbito estatal. Más por tradición histórica y por reticencias de altos escalones policiales y políticos, se tiende a conservar el modelo híbrido, pero esto conlleva tener un derroche de medios, presupuesto y personal que si se fusionase sería más eficiente.
Y precisa: “Respecto a la eficacia, España está reconocida mundialmente ante sus éxitos en diversas materias como en la lucha contra el terrorismo, narcotráfico, bandas organizadas nacionales e internacionales. Es un modelo policial muy eficaz, pero lo es más por la experiencia y profesionalidad, que por sus métodos”.
Aun cuando, explica el especialista, el modelo híbrido sea un modelo que aún se esté utilizando en España, al igual que Francia o Italia, por ejemplo, “no implica que sea el mejor modelo a elegir. Las bicefalias policiales son ineficaces, ineficientes y entorpecen el mejor funcionamiento posible que se le podría exigir a un cuerpo policial”.
–¿Qué características considera debe considerar un país como México para una Guardia Nacional?
–Valorando su distribución político-administrativa, y de las complicadas relaciones entre la delincuencia, la policía y el estado en este país, he de pensar que la opción de una Guardia Nacional no debería de tener dos mandos diferenciados.
La razón, ahonda Fernández, Master en Dirección Estratégica de Seguridad y Policía, “es muy goloso el mando policial, sobretodo por los beneficios profesionales, personales, o económicos que pudiesen darse al comandar un cuerpo policial de estas características. Más aún si existiesen dos mandos diferenciados, uno civil que dependa de un ministerio y otro militar que dependa de otro diferente.
“Las necesidades políticas y policiales, los requerimientos ciudadanos, las relaciones internas, u otros, pueden generar un sinfín de situaciones difíciles de coordinar, sobretodo por visiones diferentes del prisma. Según de qué lado del prisma se mire el problema, la solución que se querrá será diferente”.
Desde su óptica, lo viable sería “un único mando civil, el cual coordinase a todas los departamentos del país, formado por una policía civil, y con una base de datos policial única, donde las policías locales nutrirían de información la base estatal”.
El experto considera que “es posible que existan necesidades operativas que la policía civil difícilmente va a solucionar, quizá por falta de medios o por falta de experiencia, depende que dispositivos a desplegar, pero esto es fácilmente solucionable si se enfoca bien, ya que respecto de las grandes operaciones que requiriesen, podría utilizarse la acción de las fuerzas especiales militares para llevar a cabo los dispositivos más complicados. Estas únicamente se utilizarían para los propósitos de intervención policial-militar, no de investigación policial, pero siempre dependiendo funcionalmente de los mandos policiales civiles”.
En síntesis, explica: “España no es el mejor estado para tomar de referencia como modelo policial ideal. Hay que quitarse de la cabeza la bicefalia policial, ni aun ocupándose uno de los mandos exclusivamente desde el ámbito administrativo. Debería de haber un único mando, que coordinase todos los ámbitos, el policial y el administrativo, y de ahí derivar todas las ramas necesarias para crear un único cuerpo policial de ámbito estatal, que podría ser perfectamente la Guardia Nacional”.