Un estudio ha arrojado luz a los mecanismos cerebrales que permiten que las personas bilingües pasen sin esfuerzo de un idioma a otro.
Investigadores en neurolingüística piensan que las partes del cerebro que se encargan de la toma de decisiones, es decir, la corteza prefrontal y la corteza cingulada anterior, se activan cuando utilizamos alternadamente un lenguaje u otro. Ahora, en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences se presenta una posible pieza nueva del rompecabezas.
Esti Blanco-Elorrieta, estudiante de posgrado del laboratorio de neurolingüística de la Universidad de Nueva York declaró a Newsweek: “El proceso de pasar de un idioma a otro implica desligarse [mínimamente] del idioma que se ha venido usando hasta ese momento, y enlazarse con el nuevo idioma. En este estudio, se demostró que lo que cuesta trabajo es desactivar el idioma anterior, y no ‘activar’ el nuevo”.
Y aunque aquellas personas que utilizan alternadamente más de un idioma pueden hacer que parezca fácil, en realidad es “un proceso notablemente complicado que implica la coordinación exitosa de dos sistemas de lenguaje independientes”, explicó.
“De hecho, investigaciones anteriores han mostrado que existe realmente un costo cognitivo relacionado con este proceso; sin embargo, hasta ahora, desconocíamos dónde se producía ese costo”.
Para investigar la forma en que el cerebro desactiva un idioma y activa otro, los investigadores obtuvieron la ayuda de voluntarios que hablaban fluidamente el lenguaje de señas de Estados Unidos (American Sign Language, ASL). Los investigadores filmaron a los participantes mientras miraban una imagen y la nombraban simultáneamente en inglés oral y en el lenguaje de señas, mientras un equipo especial medía su actividad cerebral.
La desactivación de un idioma produjo una actividad en las áreas de control cognitivo, mientras que la activación del segundo lenguaje exigió poco o ningún esfuerzo, descubrió el equipo.
A los investigadores les sorprendió que el hecho de añadir el idioma dominante no exija más esfuerzo, aun cuando los participantes tuvieran que usar dos idiomas al mismo tiempo, señaló Blanco-Elorrieta.
“Desactivar un idioma, particularmente si es nuestro idioma dominante, parece requerir un esfuerzo de nuestra parte, por lo que el costo cognitivo de pasar de un lenguaje a otro de acuerdo con exigencias externas parece derivarse del hecho de desligarse del idioma que fue usado hasta ese momento.
“En segundo lugar, cuando hablamos en nuestro idioma más débil, el hecho de añadir nuestro idioma dominante no requiere esfuerzo, es decir, podemos producir dos idiomas por el precio de uno en ese caso”.
Es importante comprender cómo coexisten e interactúan dos idiomas distintos en el cerebro humano debido a que ello establece las bases para investigar los beneficios sociales de ser bilingüe, explicó Blanco-Elorrieta.
Karen Emmorey, de la Universidad Estatal de San Diego, que estudió a personas bilingües que hablaban fluidamente el idioma inglés y el ASL, colaboró en la investigación.
El Dr. Christos Pliatsikas, de la escuela de Psicología Ciencias Clínicas del Lenguaje de la Universidad de Reading, en el Reino Unido, y que no participó en el estudio, declaró a Newsweek que “este estudio llena un importante vacío en nuestro conocimiento de las correlaciones neurológicas del bilingüismo, y del bilingüismo bimodal específico, es decir, de la capacidad de usar un idioma hablado y uno de señales”.
El estudio, así como las pruebas anteriores, indican que el control cognitivo que se requiere para hablar más de un idioma podría entrenar a nuestro cerebro para volverse más eficiente.
Sin embargo, Pliatsikas señala que “dado que este estudio analiza la producción de una sola palabra o seña, no puede indicar lo que ocurre cuando se trata de frases o de una conversación. No obstante, es un paso en la dirección correcta”.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek