Elsa Arnaiz Rosas se ha hecho de un nombre en el sector empresarial local al ser una de las principales promotoras del campo cultural y filantrópico tanto en Tijuana como en Baja California, destacando su carrera como maestra en Artes especializada en Letras Hispánicas en beneficio del estado.
En el ámbito emprendedor tiene un marcado liderazgo en el desarrollo urbano de Tijuana y de la entidad, al ser partícipe de la Inmobiliaria Arnaiz, misma que desde hace más de cinco décadas ha venido promoviendo la creación de diversos fraccionamientos y centros comerciales.
A la vez, posee una singular trayectoria en el campo de la cultura y las artes, en el cual se ha distinguido por ser una incansable promotora, tanto desde la función pública, como desde su participación en organismos de la sociedad civil, siempre con el fin de impulsar este tipo de manifestaciones en la comunidad tijuanense.
LA HERENCIA FAMILIAR
Esta destacada trayectoria de Elsa Arnaiz está signada por la educación y el conjunto de valores que le fueron heredados por sus padres, la señora Aurora Rosas de Arnaiz y el general Ramón B. Arnaiz, y que, sin duda, continúan marcando su trabajo como empresaria y su presencia cultural en la región.
Elsa Arnaiz rememora la personalidad militar de su señor padre: “La carrera militar dejó una profunda huella en el carácter de mi padre. Siempre fue un hombre muy disciplinado y ordenado. Diario se levantaba a las 5 de la mañana. Hacía ejercicios, boleaba los zapatos; vestía impecablemente. En la casa todo marchaba como reloj. Todas las mañanas nos pasaba revista, para ver si llevábamos los zapatos limpios, las manos y cara lavada, la tarea hecha, etcétera. Siempre hacíamos juntos las tres comidas al día, excepto cuando se iba al ´camino´, como le decíamos a sus salidas a las carreteras que estaba construyendo en distintas partes de la Baja California. Fuimos una familia muy unida. Nos imponía su seriedad y con la mirada nos controlaba. Para ser obedecido no le era necesario elevar la voz, ya que tenía el don de mando”.
Estos recuerdos de Elsa muestran la huella paterna en la disciplina y constancia que la han caracterizado a lo largo de su vida para emprender múltiples y grandes proyectos.
Hay que mencionar que su padre Ramón construyó, en los años cuarenta y cincuenta, las principales carreteras que unieron a la Baja California con el resto de la República Mexicana, contribuyendo con ello al engrandecimiento de este jirón de la patria, porque propició nuevas corrientes migratorias y mejoró las condiciones de vida de sus habitantes. Por el lado materno, la señora Aurora le transmitió su espíritu de generosidad hacia los más necesitados.
NIÑEZ Y SU INQUIETA JUVENTUD
Por cuestiones de relación binacional y costumbres fronterizas, Elsa nació en San Diego, el día 21 de noviembre de 1943, pero el desarrollo de su vida siempre ha sido en la ciudad de Tijuana, donde transcurrió su niñez al lado de sus padres y sus dos hermanos: Raymundo y Sergio, conformando una singular familia tijuanense.
En Tijuana realizó su educación primaria en el Colegio La Paz (1949-1956), para continuar sus estudios de High School en el Convent of the Sacred Heart (1956-1960), en San Diego, California, en donde se graduó con mención honorífica y bachillerato en Artes con especialidad en Lenguas Romances y Filosofía, en la Universidad de San Diego (1960-1963) y maestría en Artes con especialidad en Letras Hispánicas, en la Universidad de San Diego (1978-1980).
Desde muy niña, Elsa tuvo infinidad de inquietudes propias de una intelectualidad digna de destacar, lo cual la motivo al llegar a la juventud, a visitar los cinco continentes, recorriendo el mundo en busca de respuestas al conocimiento de la vida. En especial, fueron las manifestaciones del arte y la cultura las que más la influyeron, convirtiéndose, por cierto, los museos en su segunda casa.
Ella recuerda un momento crucial de su vida: “En 1960 fue un año que me marcó: falleció mi papá, y a los 16 años ingresé a estudiar a la Universidad de San Diego, que era College for Women. Era una Universidad sumamente conservadora, administrada por religiosas del Sagrado Corazón, sólo para mujeres. Ofrecía carreras de artes liberales, como: Literatura, Filosofía, Idiomas, Sociología, y en Ciencias, enseñaban Química. Imagínense, no podíamos estudiar Administración, ni Leyes, ni Ingeniería, porque éramos mujeres”.
Hay una anécdota muy singular que es oportuno mencionar aquí, pues es una muestra de la de la formacion del carácter y la personalidad que distinguen a Elsa Arnaiz: “Sin darme cuenta, inicia mi primer reto como mujer. Desde pequeña me gustó leer. Mi papá, que era todo un General del Ejército Mexicano, me compraba libros de cuentos, los cuales devoraba con gran gusto. Cuando cumplí trece años mis papás decidieron que no era recomendable esa afición por la lectura. Recuerdo la frase de mi papá: ´Para lavar trastes y pañales no se necesita mucha sapiencia´. Y mi mamá le hizo eco. Entonces recurrí a leer con una linterna debajo de las sábanas a las altas horas de la noche para que nadie me viera. Adquiría libros de segunda, pues ya no me los compraban mis papás. Lo peor de todo es haber crecido con la idea que una mujer inteligente (´leída e instruida´) no se casa, pues los hombres las prefieren tontas y calladas, o sea ´obedientes´”.
UNA ESPECIAL ANÉCDOTA
Este tipo de situaciones que tuvo que sortear le valieron a Elsa para que, en su momento, pudiera emprender cursos y estudios universitarios en Europa: Universidad de la Sorbonne, en París; Universidad Católica, en Roma; Universidad de Fribrurgo, en Suiza; y en el Instituto Hispánico de Madrid (1963-1965). Al respecto, rememora Elsa esos inolvidables momentos: “Debo de confesar que los estudios se concentraban en literatura, arte e historia. El mayor aprendizaje fue viajar sola de un país a otro, conocer gente de todo el mundo, experimentar otras culturas, ser independiente a los diecinueve años”.
GUSTO POR LA CULTURA Y LAS ARTES
La maestra en Letras Hispanas Elsa Arnaiz ha estado ligada permanentemente a las causas más nobles de Tijuana, en especial a la promoción constante de sus manifestaciones artísticas y culturales, buscando siempre el más alto nivel. Al respecto, reflexiona: “Bien decía el gran maestro Rubén Vizcaíno Valencia que necesitamos identidad, amar a nuestra tierra, sentirnos orgullosos de nuestra cultura y agradecer a la mano que nos da de comer”. Por cierto, con el profesor Vizcaíno emprendieron muchos proyectos en común, inclusive Elsa fue secretaria de la Corresponsalía Tijuana del Seminario de Cultura Mexicana por más de 15 años cuando Vizcaíno fue presidente vitalicio de la misma.
Por ello, por más de de 5 décadas su inquietud ha sido buscar que la cultura sea factor para reconstruir el tejido social de Tijuana. A partir de los años setenta y hasta la fecha, en distintos momentos, ha formado parte de diversas instituciones culturales de la ciudad, como la Sociedad de Historia de Tijuana, A. C. (vicepresidenta 1982-1984), el Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Tijuana (presidenta 1979-1981); la Asociación Mujeres Fronterizas (1987), el Patronato Red Social, la Junta de Gobierno del Centro Cultural Tijuana, la Escuela de Música del Noroeste, el Comité Pro Etnias de Baja California (1994), el Patronato de la Escuela de Trabajo Social incorporada a la UABC (presidenta 1982-1984); por solo mencionar algunos organismos culturales.
En cuanto a actividades culturales se pueden enumerar: delegada por el Estado de Baja California en la Comisión de las Californias (1981), encargada de la promoción del Festival de las Californias (1980-1981), miembro del Museo de Arte de San Diego (1981), coordinadora de las actividades culturales de la Reunión de Gobernadores de la Frontera (Tijuana, 1982), coordinadora de la Feria Internacional de Historia Tijuana-San Diego (1982-1983), elaboración y participación en el Programa de Televisión “Tijuana Window to the South” que dirigía Juanita Wood (1980-1989), ponente en el Simposio Internacional “Evaluación de la Literatura Femenina Siglo XX” (San José, Costa Rica, 1984), Foro de Cultura de Baja California (1994), entre otros.
Su presencia en estos organismos —los cuales han contribuido a superar y a enaltecer a Tijuana—, siempre ha sido de alto valor, ya sea como integrante, como presidenta o como miembro de las mesas directivas. Su labor se ha caracterizado por ser orientadora, elaborando propuestas, financiando proyectos y, principalmente, ejecutando múltiples actividades en beneficio de la colectividad fronteriza.
En ese mismo sentido, Arnaiz Rosas ha incursionado a lo largo de las últimas cinco décadas como conferencista, participante en simposios, coloquios y congresos de índole nacional como en Aguascalientes (fungió como secretaria de la asamblea, 1982), Puebla, Oaxaca, Colima y Ciudad de México.
Igualmente, ha sido colaboradora con artículos en revistas y suplementos culturales como Identidad, del periodico El Mexicano, donde ha plasmado su pluma con reflexiones sobre tópicos de índole cultural, que es lo que más le apasiona.
Arnaiz también se desempeñó en la función pública en diversas administraciones municipales y estatales. A fines de los años ochentas fungió como directora de la Casa de la Cultura de Tijuana (1986-1989) y, a inicios del siglo XXI (2004-2005 y 2010-2010), fue directora, en dos ocasiones del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC), teniendo un papel significativo en el desarrollo de ambos cargos.
Siendo directora de la Casa de la Cultura, emprendió una notable gestión para establecer la Biblioteca Pública “Josefa Ortiz de Domínguez” (1987) así como la Escuela de Música del Noroeste (1988) y la Orquesta Sinfónica Internacional de Tijuana (1989), a la vez que desarrolló una meritoria labor para ampliar la oferta de cursos y talleres y, por ende, enriquecer la matrícula de la institución. Una actividad sobresaliente en su gestión fue promover la realización del V Congreso Internacional sobre la Mujer y la Sociedad en América, realizado en la Casa de la Cultura en Tijuana (1987). En la inauguración de dicha actividad, Elsa expresó: “la celebración de un evento de tal naturaleza, implica que a Baja California se le considera como punto central de la convergencia de dos culturas completamente opuestas”.
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En cuanto al IMAC, la licenciada Elsa Arnaiz Rosas, como directora de dicha instancia gubernamental, encabezó la ampliación y rehabilitación de la infraestructura en las Casas de la Cultura, las Bibliotecas Públicas, la Galería de la Ciudad, el Archivo Histórico y el Museo de Historia de Tijuana; fortaleció los programas de música, impulsó el aumento de talleres de iniciación artística y, sobre todo, concretó un significativo aumento de las actividades culturales dentro y fuera de las instalaciones de este organismo.
Así a lo largo de 8 décadas de vida en Tijuana, Elsa Arnaiz Rosas ha sido y es, toda una personalidad que ha sido protagonista de una larga y fecunda trayectoria en esta ciudad fronteriza mexicana y se ha caracterizado por un legado permanente, plasmada por su visión como empresaria y promotora cultural que la colocan como una mujer excepcional.
La verdad me quedé corto de narrar su brillante trayectoria cultural pero el espacio es reducido. Lo importante siempre es recordar, reconocer y aplaudir a personalidades que han dejado huella en nuestro desarrollo cultural.
Para mí es un honor poder haber realizado esta breve semblanza para destacar su vida y su legado a la cultura de Tijuana. N
Con información de San Diego Red.