En un contexto global donde la ciberseguridad se ha convertido en una prioridad estratégica, la falta de mujeres en este campo es un desafío urgente que demanda atención inmediata. A medida que el mundo digital se expande y las amenazas cibernéticas se vuelven más sofisticadas, las voces de la representación femenina siguen siendo minoritarias en un sector que cada vez más se erige como la primera línea de defensa frente a las vulnerabilidades digitales.
Pese a los avances que se han logrado en la igualdad de género en otras áreas, las mujeres continúan siendo una pequeña fracción en las profesiones tecnológicas y, más aún, en la ciberseguridad.
El Cybersecurity Workforce Report 2024 deja claro que las mujeres representan solo 24 por ciento de la fuerza laboral mundial en ciberseguridad, un dato alarmante que refleja la gran desigualdad de género en este sector. Si bien las disparidades de género no son una novedad en el ámbito tecnológico, la seguridad informática se destaca por la magnitud de la brecha que existe entre hombres y mujeres, especialmente cuando se consideran los altos niveles de especialización y responsabilidad que exige la industria.
Para abordar esta desigualdad, diversos actores internacionales están tomando cartas en el asunto. Un ejemplo de ello es la iniciativa She Secures, lanzada por la Organización de Estados Americanos (OEA) en colaboración con el Comité Interamericano contra el Terrorismo y la Autoridad Nacional para la Innovación Gubernamental. Este programa tiene como objetivo fortalecer las habilidades técnicas de las mujeres proporcionando formación especializada, herramientas y oportunidades para que puedan integrarse activamente en la defensa digital de sus países.
EN LA CIBERSEGURIDAD NO SE TRATA SOLO DE DAR ESPACIO A LAS MUJERES, SINO DE APROVECHAR LAS DISTINTAS VISIONES
En una región tan crucial para la seguridad global, She Secures representa no solo un esfuerzo por cerrar la brecha de género, sino también una apuesta por un sector más inclusivo y resiliente.
Asimismo, la importancia de la diversidad en la ciberseguridad no es una simple cuestión de equidad de género, sino que está profundamente ligada al rendimiento y la capacidad de innovación de los equipos de trabajo. En un campo tan dinámico y técnico, contar con equipos diversos aporta múltiples perspectivas, enfoques y soluciones para problemas complejos. No se trata solo de dar espacio a las mujeres, sino de aprovechar las distintas visiones que ellas pueden aportar para enfrentar la creciente sofisticación de los ciberataques.
No obstante, a pesar de los esfuerzos y las iniciativas en marcha, las proyecciones siguen indicando que la representación femenina en la ciberseguridad está lejos de alcanzar la paridad. Según estimaciones del Women in Cybersecurity Report patrocionado por KnowBe4 se espera que la proporción de mujeres en la fuerza laboral de ciberseguridad alcance un 30 por ciento en este 2025, un avance significativo, pero aún insuficiente si se compara con la participación masculina, que sigue dominando este campo.
Un aspecto fundamental en esta cuestión es la falta de visibilidad de mentoras y modelos femeninos a seguir en la industria. Aunque existen mujeres que han alcanzado posiciones de liderazgo en ciberseguridad, su presencia sigue siendo minoritaria. La falta de referentes dificulta la construcción de una red de apoyo que permita a las mujeres enfrentar los desafíos y obstáculos que se presentan en un entorno predominantemente masculino.
UNA DE LAS CLAVES PARA TRANSFORMAR ESTA REALIDAD RADICA EN CREAR MÁS OPORTUNIDADES DE MENTORÍA
Sin embargo, es importante destacar que existen figuras femeninas que ocupan altos cargos en el sector. De acuerdo con un informe de Forrester, que se cita en el Reporte de la Fuerza de Trabajo en Ciberseguridad referido, 16 por ciento de los CISO (Chief Information Security Officers) son mujeres, una cifra que, si bien modesta, refleja el potencial de liderazgo femenino dentro de la industria.
Las mujeres que logran alcanzar altos niveles en la ciberseguridad a menudo lo hacen enfrentándose a obstáculos adicionales que los hombres no tienen que atravesar, entre ellos, la discriminación de género, la falta de redes de apoyo y la subvaloración de su trabajo. En muchos casos, las mujeres deben demostrar su valía de manera constante y más contundente que sus colegas masculinos, lo que puede generar un desgaste emocional y profesional.
Una de las claves para transformar esta realidad radica en crear más oportunidades de mentoría, tanto formales como informales, que permitan a las mujeres no solo ingresar al campo, sino también mantenerse y prosperar en él. Una iniciativa importante es el Día Internacional de la Mujer 2025, que este año con el tema #AccelerateAction, se insta a tomar medidas tangibles hacia la equidad de género en el lugar de trabajo. Es un llamado de acción que subraya la urgencia de actuar para cerrar la brecha de género en todos los sectores, incluida la ciberseguridad. Y es que el Global Gender Gap 2024 apunta que la paridad de género se alcanzará hasta el año 2158, lo que deja en evidencia el largo camino que aún queda por recorrer. N
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Alicia Trejo es gerente ciberlegal en IQSEC. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.