El 1 de enero de 2024, cuando Andrea McCarthy tomó la decisión de renunciar al alcohol, anunció a sus amigos y parientes que brindaría por 12 meses de abstinencia tan pronto como se iniciara 2025. Pero al acercarse la fecha autoimpuesta, la creadora de contenidos, oriunda de Los Ángeles, California, informó a Newsweek que había cambiado de opinión. Entonces, ¿existe una nueva sobriedad?
“En primera instancia pensé: justo después de la medianoche voy a tomar un trago de tequila para celebrar que no bebí durante todo el año. Sin embargo, ahora que he pasado todo un año sin alcohol, no se me ocurre nada peor que volver a beber”, confesó McCarthy. “La sensación que tenía al cabo de un año sin bebida —en términos de claridad mental, salud física y, en fin, en todo sentido—, era tal como la había imaginado. Me siento increíble, y no me interesa volver a lo de antes”.
A decir de un análisis de The New Consumer/Coefficient Capital, desde la década de 1940 alrededor de 60 por ciento de los estadounidenses ha reconocido ingerir alcohol de manera ocasional. Y si bien la cifra se ha mantenido constante desde entonces, la situación empieza a cambiar.
En una encuesta reciente, hasta 26 por ciento de los participantes declaró su intención de beber menos durante 2025. Y al explicar sus argumentos para esa decisión planificada, 47 por ciento de los respondedores manifestó el deseo de mejorar su salud física; 32 por ciento dijo que quería prolongar su vida; 24 por ciento declaró la intención de bajar de peso; y 23 por ciento hizo referencia a la salud mental.
En un comentario para Newsweek, el Dr. Joseph Lee, presidente y director ejecutivo de la Fundación Hazelden Betty Ford, explica: “La mayor parte de las investigaciones ha demostrado que ninguna cantidad de alcohol es buena para la salud”.
Al respecto, en diciembre de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que “ningún nivel de ingesta alcohólica es seguro”. Y parece que muchas personas están de acuerdo: Gallup ha determinado que hasta 45 por ciento de la población de Estados Unidos (un récord histórico) opina que consumir apenas uno o dos tragos al día tiene efectos negativos en la salud, mientras que 41 por ciento de los encuestados está haciendo esfuerzos para reducir el consumo (según datos de NC Solutions).
ENERO SECO
El primer día del año es el momento en que muchos deciden renunciar el alcohol, bien sea durante un mes (a instancias de la campaña enero seco), un año o incluso más tiempo. Según la antedicha investigación de The New Consumer/Coefficient Capital, casi la tercera parte de las personas pretende participar en el movimiento enero seco de 2025, ya sea reduciendo la ingesta o absteniéndose de alcohol durante todo el mes. Y ese porcentaje se eleva a 49 por ciento entre los bebedores de las generaciones z y millennial (o generación Y).
“Los estadounidenses integran el segundo grupo poblacional más numeroso de nuestro programa, lo que me parece fantástico”, informa el Dr. Richard Piper, CEO de Alcohol Change —organización benéfica sita en el Reino Unido, la cual creó la campaña enero seco en 2013— y director de dicha iniciativa en Estados Unidos, en sociedad con la universidad Meharry Medical College de Nashville, Tennessee, parte del grupo de instituciones Historically Black Colleges and Universtities (HBCU; Universidades históricamente negras). Más de 130,000 personas de todo el mundo se han registrado en Try Dry —la aplicación que administra la campaña—, y decenas de miles se han sumado al desafío desde 2020, año en que el programa fue lanzado.
“Hoy tenemos presencia en más de ocho países, pero la aplicación se utiliza en 173 países”, agrega Piper. El también médico dice que las funciones de “gamificación” de la plataforma ayudan a los usuarios a mantenerse firmes en su decisión, bien sea reducir el consumo o abstenerse por completo hasta una fecha específica, como un cumpleaños.
LA APLICACIÓN DE RECOMPENSAS: LA NUEVA SOBRIEDAD
“[La aplicación] recompensa una gran variedad de logros”, prosigue Piper. “Las ‘misiones’ son uno de los elementos más poderosos, y es allí donde los usuarios se comprometen con algún desafío, en vez de hacerlo en los lugares donde consumen alcohol. La finalidad es que logren sus propósitos, aunque sea una sola vez, nada más para averiguar qué se siente.
“Las edades de nuestros usuarios oscilan de los 18 hasta los 104 años —añade—. Nuestra distribución etaria es bastante aceptable y el rango se correlaciona bastante bien con la población total, por lo que no hemos detectado un grupo de edad que utilice [la aplicación] con más frecuencia”.
Quienes se registran en la campaña reciben un correo electrónico diario repleto de “historias inspiradoras” y explicaciones sobre lo que está ocurriendo en sus cuerpos a lo largo del periodo de abstinencia. Por otra parte, enero seco tiene su propia página en Facebook, donde los participantes pueden hacer publicaciones anónimas y recibir apoyo adicional.
“Los estadounidenses se destacan en cuanto a la cantidad de individuos que optan por dejar de beber sin ayuda respecto de los participantes de nuestro programa”, aclara Piper. “No hay nada malo en renunciar al alcohol por tu cuenta, pero muchas veces la experiencia es mejor y más exitosa cuando te adhieres a un programa”.
¿UNA SOBRIEDAD NUEVA? REANUDAN EL CONSUMEN CUANDO TERMINA EL PLAZO DE LA CAMPAÑA
Aun cuando enero seco ha sido muy criticado porque los participantes reanudan el consumo una vez que termina el plazo de la campaña, la tendencia de renunciar a la bebida, aunque sea temporalmente, es cada vez más popular. La encuesta Morning Consult de 2023 reveló que, ese año, hasta 22 por ciento de los bebedores manifestó la intención de hacer una pausa de un mes, mientras que tres de cada diez respondedores se propuso consumir menos alcohol que el año precedente.
Con más de 40 años y residente de California, Rachel (quien pidió mantener el anonimato) aseguró que la aplicación y la campaña han sido críticas para reducir su ingesta alcohólica. “El desafío enero seco es muy especial desde el punto de vista comunitario porque desestigmatiza la decisión de no beber”, dice a Newsweek.
“También crea la oportunidad para reflexionar sobre nuestra relación con el alcohol y para tomar conciencia del papel que la bebida tiene en nuestras vidas —agrega—. La curiosidad por la sobriedad me ha llevado a descubrir que los periodos de abstinencia, como el reto enero seco, son recordatorios de lo bien que puedo sentirme sin beber y de que puedo divertirme aun sin alcohol”.
McCarthy (de 28 años) decidió reevaluar su relación con el alcohol después de años de alternar entre consumo y abstinencia en la universidad, donde conoció a su marido, Luke (27 años).
“Durante los últimos años de estudio solía pasar unos tres meses sin alcohol para luego retomar la ingesta social durante un par de meses. No obstante, mi hábito empezó a empeorar hasta que me encontré en un punto en el que no quería estar, pues salíamos todas las semanas y casi siempre terminaba bebiendo de más.
UN AÑO SIN BEBER
“A mediados de 2023 —continúa McCarthy — me dije: quisiera ver cómo me siento después de todo un año sin beber. Así que mi marido y yo decidimos abstenernos del alcohol [durante 2024] para evaluar el efecto en nuestra vida cotidiana.
“Cursamos la universidad al mismo tiempo, de modo que experimentamos juntos la locura de los juegos de tragos, las noches de parranda y todo eso —prosigue—. Ambos queríamos mejorar nuestra relación con el licor porque nuestra época de estudios siempre fue bastante arrebatada. Pensábamos: si vamos a beber, tenemos que salir para olvidarnos de todo. Nada de remordimientos”.
CÓMO SOCIABILIZAR SIN ALCOHOL: NUEVA SOBRIEDAD
Uno de los aspectos más difíciles para McCarthy fue participar en eventos sociales y de trabajo sin beber alcohol. “Siempre creí que me hacía falta una copa para sociabilizar. Con todo, el desafío de asistir a esos eventos sin beber ha sido muy interesante, así como descubrir que podía sociabilizar de manera ‘natural'”, comenta.
“No niego que, al principio, me resultó muy difícil y a veces hasta incómodo porque tenía que hablar con la gente sin llevar una copa en la mano —agrega McCarthy —. Pero poco a poco comencé a sentirme más cómoda con mi habilidad para conversar. Tal vez eso sea lo que más me ha gustado de todo esto”.
La presunta necesidad de tener una copa en la mano para sociabilizar y la escasez de opciones de bebidas sin alcohol llevaron a Bill Shufelt (exadministrador de fondos de compensación) a trabajar con el maestro cervecero John Walker para cofundar, en 2017, la empresa Athletic Brewing Co.. Esta, desde entonces, se ha convertido en el mayor productor de cerveza no alcohólica en Estados Unidos. Entusiasta de las actividades al aire libre y corredor de senderos, Shufelt renunció al alcohol en 2013. Sin embargo, se resistía a abandonar también la cerveza.
LAS “HORAS FELICES”
En entrevista con Newsweek, Shufelt explicó: “Me encanta el sabor de la cerveza, el maridaje culinario, las ocasiones especiales, la vida social… todo eso. Lo que quería era aislar el acto de beber y la sociabilización del ‘ingrediente funcional’ del alcohol. Fue así como se me ocurrió: ‘¿Por qué tenemos que incluir el alcohol en la sociabilización?'”.
Lo mismo se pregunta el Dr. Lee, director de uno de los centros para tratamiento de adicciones más importantes del mundo. “Encuentro de lo más extraño que el alcohol esté presente en todas las ‘horas felices’, en todos los eventos laborales, en todas las celebraciones y grandes galas. Es frecuente que en los eventos para recaudar fondos haya personas que lamenten la falta de alternativas al alcohol. Mucha gente cree que la sociabilización obliga… a tener algo en la mano.
“Ya es hora de disponer de alternativas que nos ayuden a sociabilizar, a expandir nuestros horizontes —agrega el Dr. Lee—, para compartir una ‘hora feliz’ o a participar en un encuentro de trabajo o social sin sentirnos excluidos”.
EL MOVIMIENTO DE LA ABSTINENCIA ALCOHÓLICA Y LA GENERACIÓN Z
Desde su momento “eureka”, Shufelt se ha dedicado a crear cerveza sin alcohol, pero con mucho sabor. En ese lapso, el mercado ha madurado de manera significativa para incluir lo que hoy se conoce como “la multitud de sober curious” (sobrios curiosos), casi todos integrantes de las generaciones más jóvenes. Según la empresa Nielsen IQ, cerca de 45 por ciento de los consumidores de la generación Z (mayores de 21 años) nunca han consumido alcohol. Esta cifra contra 32 por ciento de los miembros de la generación X (mayores de 45 años).
“Hace siete años, cuando Athletic abrió esta categoría, el público consumidor tenía mucha más edad, era eminentemente masculino y estaba integrado, sobre todo, por alcohólicos en recuperación o del segmento de ‘conductores designados'”, explica Shufelt. “En estos años hemos observado una tendencia acelerada entre la población más joven y hoy día consideramos que hasta 79 por ciento de nuestros clientes son mayores de 45 años, aunque un gran porcentaje pertenece al grupo etario de 25 a 35 años.
“La generación Z es la primera que ha alcanzado la edad legal para beber, y ahora dispone de interesantes opciones prémium sin alcohol que no conllevan un estigma social — explica el cofundador de Athletic Brewing—. La consecuencia natural es que, debido a la disponibilidad y el apoyo de la mercadotecnia, esta generación terminará adoptando esas opciones”.
MENOS AFINIDAD POR LA CERVEZA Y EL VINO
A decir de una investigación de Statista, la generación Z tiene mucha que todas las demás. De hecho, su consumo alcohólico es hasta una tercera parte inferior al de la generación inmediatamente anterior (los millennials o generación Y).
Esta tendencia ha ido de la mano con la creciente popularidad de las opciones no alcohólicas. Al respecto, Future Markets Insights señala que, aunque el consumo de cerveza se ha mantenido más o menos constante desde 2013, el mercado de cerveza sin alcohol creció de 18,5000 millones de dólares en 2018 a 21,300 millones en 2023 solo en Estados Unidos, y se espera que el nivel se duplique hacia 2033.
Gracias a eso, el sector ha abierto sus puertas a otros participantes, por lo que ahora buena parte de las compañías cerveceras están ofreciendo productos sin alcohol. Es más, Nielsen IQ asegura que esta categoría domina ya el segmento de bebidas no alcohólicas para adultos, con una participación de mercado de 85 por ciento.
UNA MARCA DE CERVEZA NO ALCOHÓLICA: TENDENCIA DE LA NUEVA SOBRIEDAD
Uno de los nuevos participantes del sector es el actor Tom Holland (Spider Man). El británico abstemio es un millennial de 28 años (muy próximo a la generación Z) quien, el 16 de octubre de 2024, lanzó al mercado una marca de cerveza no alcohólica denominada BERO.
“BERO significa mucho para mí, en lo personal. Dos años después de iniciar mi viaje por la sobriedad decidí crear algo que reflejara mis valores y mi estilo de vida”, explicó Holland. “Esta cerveza no es solo para quienes recorren el mismo camino, sino para cuantos aprecian la calidad, el arte de la cerveza y el gozo de vivir la vida al máximo”.
Por su parte, Shufelt concuerda con el actor en que marcas como las suyas no pretenden “privar a la gente de alcohol”, sino ofrecer una alternativa a los que quieren limitar la ingesta o tienen curiosidad por la sobriedad.
“Las encuestas convencionales que realizamos entre nuestra base de clientes revelan que alrededor del 80 por ciento de los consumidores ingiere alcohol con cierta frecuencia. Quienes están habituados a ir a un bar para beber cuatro cervezas de alta graduación hoy tienen la opción de espaciar el consumo con varias pintas sin alcohol. Lo anterior, en vez de limitarse a una sola cerveza y después, nada”, propone Shufelt, quien describe la tendencia de “zebra-striping” (rayas de cebra, como las que marcan los pasos peatonales), la cual consiste en intercalar bebidas alcohólicas y no alcohólicas durante una misma sesión de consumo.
MÁS VULNERABLES A LAS ADICCIONES
El propio Piper, director de Alcohol Change, reconoce que consume una copa de vez en cuando. No obstante, igual que McCarthy, afirma que no celebró la llegada de 2025 con un trago). Debido a que se consideraba un bebedor habitual cuando la organización lo designó al cargo de CEO en 2017, Piper decidió reevaluar su relación con el alcohol durante su primer enero seco, en 2018.
Aun así, no fue sino hasta que se puso a organizar su cajón de camisetas, el año siguiente, cuando se percató de la forma como el alcohol se había apoderado de una gran parte de su identidad.
“La mitad de mis camisetas tenía manchas de alcohol”, confiesa. “Cuando me di cuenta pensé: pero ¿qué estoy haciendo? Me había convertido en una especie de un anuncio ambulante para las compañías que producían alcohol, y lo que buscaba era reclamar mi identidad. Cada vez que me ponía una camiseta machada proclamaba que era un bebedor, un hombre cool o algo así. Me sentí muy avergonzado. Conservé un par de prendas como recuerdo de aquellos tiempos, pero deseché todas las demás. Ese es el tipo de cambio de identidad que tratamos de lograr en la gente”.
El Dr. Lee considera que la naturaleza perniciosa de la mercadotecnia se ceba en las personas que son más vulnerables a las adicciones. En ese sentido, apunta a las estadísticas publicadas en el libro Paying the Tab, donde el economista Philip J. Cook demuestra que hasta 80 por ciento del consumo total de alcohol en Estados Unidos está limitado a solo el 20 por ciento de la población que ha alcanzado la edad para beber.
“Más o menos en la última década, la mercadotecnia ha presentado el alcohol de manera muy benigna, como vino rosado o cerveza artesanal. No obstante, tomadas en conjunto, las campañas dirigidas al consumidor han disparado la tasa de problemas relacionados con el alcohol. De modo que, si nos detenemos a analizarla, podríamos decir que la nueva tendencia no alcohólica es una reacción orgánica”.
EL SURGIMIENTO DE LOS BARES SOBRIOS
Parte de dicha reacción es el surgimiento de los “bares sobrios”. Chris Marshall, asesor en consumo de sustancias, se dio cuenta de que no había muchos lugares para sociabilizar sin alcohol. Por ello, en 2017, estableció “Sans Bar” en la ciudad de Austin, Texas: el primer establecimiento de su tipo en el territorio estadounidense.
“Mucha gente me preguntaba qué pretendía hacer”, dice a Newsweek. “Pero ahora saben de qué se trata”. Marshall agrega que su bar atiende, eminentemente, a una clientela profesional de entre 30 y 40 años, y con una gran proporción de mujeres. “Los bares son fabulosos”, agrega el emprendedor. “Y no debido al alcohol, sino porque son conexiones comunitarias”.
Eliott Edge, gerente de “Hekate” —bar sobrio de la ciudad de Nueva York—, está de acuerdo. El también artista, autor y orador internacional asegura que antes de la inauguración de “Hekate”, en 2022, “la única opción para la sobriedad era Alcohólicos Anónimos”.
“Cuando abrimos nuestras puertas, el público no tenía la menor idea de qué éramos”, recuerda la propietaria, Abby Ehmann, en entrevista con Newsweek. “Es más, ni siquiera podíamos encontrar un barman dispuesto a trabajar con nosotros. Pero ahora los baristas sobrios nos buscan”.
Edge explica que, si bien “Hekate” no es un bar para ligar, el establecimiento es muy popular para primeras citas, ya que la falta de alcohol ayuda a evitar que los parroquianos tomen malas decisiones. Algunos van a “Hekate” para conversar y pasar el rato antes de dirigirse a un bar convencional, mientras que muchos padres acuden con sus hijos para invitarles un coctel sin alcohol. La única noche en que están seguros de que no habrá muchos clientes es la víspera de Año Nuevo.
“Esa noche la gente sobria prefiere abstenerse de andar por la ciudad”, explica Edge. “Pero el 1 de enero se arma la fiesta en grande para celebrar el inicio del enero seco”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)
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