La mercadotecnia política hace sinónimos las palabras, manipular, comunicar, convencer, persuadir. “Primero los pobres”, refiere, ¡claro! los más vulnerables. La desinformación es materia prima, como el “fentanilo” hace que las personas pierdan su voluntad. Mucho se ha puesto como ejemplo la devastación educativa como batuta de manipulación, es decir, pérdida de la capacidad crítica, comodidad para gobernar sin contrapesos.
La narrativa de filantropía e igualdad hace que las personas sientan que pueblo y gobernantes son iguales, excepto personajes y personajas del pretérito vistos como “adversarios, enemigos…,” despreciados “como traidores, conservadores, oligarcas, …” Los manipuladores siempre son víctimas de todo, del pasado, la cultura, la educación, la comunicación. Persuadir que no hay violencia, que no hay crimen, que no hay problemas de desarrollo, que la pobreza, la salud, la educación, el reparto equitativo se atiende “EN SUS CAUSAS”, sin haber resuelto los problemas. El modo “mañanero” se convirtió en “una varita mágica” para controlar los medios de comunicación con todas sus facultades constitucionales y metaconstitucionales. El espectáculo político, la comedia, la incultura son noticia, denunciar los graves problemas “son ocurrencias corruptas del pretérito, impulsadas por García Luna…”. Rendir cuentas trasparentes son una trampa de la “ULTRADERECHA”.
Hoy la política se viste de pobre. Pedir por los pobres siempre ha sido un gran negocio político, el “outfit” no revela la desigualdad ni la falta de sustento. Las campañas por el poder público tienen en su centro “la construcción de una sociedad más justa y equitativa”. El electorado que vota se motiva y alberga la esperanza que ¡ahora sí! Pedir por los pobres oculta la falta de todo lo necesario para la vida humana. Los talentos se pierden en esa escena, pierden la oportunidad de desplegar sus capacidades.
La política efímera, inculta, irresponsable, ofende al cuerpo electoral y a la sociedad, por vía de la explotación mediática del pobre, “primero los pobres” agravia a quienes verdaderamente minuto a minuto luchan contra la pobreza: LAS CLASES MEDIAS. La narrativa política impulsa escasez de juicio y falta de empatía gubernativa PARA TODAS Y TODOS. A las clases medias las han dañado como foco del odio y rencores sembrado sin misericordia, dicen que por “aspiracionistas”, el tema es fácil, la manipulación se encona en dividir las familias, los amigos, vecinos, compañeros, militancias políticas…. Odiar al que tiene es escudo que protege al poderoso, la inquina vacunada en el menesteroso lo indigna sin consideración del trabajo, empeño, talento, capacidades, lucha…, del empeñoso. El odio se acrecienta contra los emprendedores, “otros aspiracionistas” pero que impulsan el desarrollo, la creación de empleos, la distribución de la riqueza por medio del educador más grande del mundo: EL TRABAJO. Los que en antaño fueron señalados por la ideología de izquierda como burguesía explotadora, en hogaño mantienen la planta productiva.
¿Quién explota más, el que crea empleo o el que impulsa defectuosos, ocurrentes, indignos, cobros fiscales? La empresa paga el trabajo de conformidad a capacidades y especialidades; el Estado, COBRA, ISR, IVA, miscelánea fiscal, prediales, refrendos vehiculares, “derechos de muertos” … y más ocurrencias. A un trabajador ¿cuánto le queda por cada peso que gana? PAGA: 30% de ISR, 16% por IVA, 3% sobre nómina, más ocurrencias … dispone para su vida en sociedad con menos de 45 centavos. ¿Quién explota a quién?
La expresión “… aquí gobierna el pueblo”, dedicada por la Jefa del Ejecutivo Federal a Donald Trump, no tiene lógica, gobierna Morena y aliados merced a un triunfo inobjetable; en el caso Venezuela, se limitó a decir: “… la autodeterminación de los pueblos”. Se han publicado casi el 90% de las actas, Maduro perdió por más de 5 millones de voluntades racionales, GANÓ González y Machado, con triunfo inobjetable también, entonces, ¿el pueblo venezolano no votó ni manda?
La extraviada izquierda nos sitúa en 1847, demanda “dictadura del proletariado” en 2025 cuando existe un Estado de Derecho Laboral. Han pervertido su relación entre el SER (todo lo que es el caso del “mundo de la vida política”) y el PENSAR (modelos, elementos, figuras, formas). Han perdido en su narrativa que la figura lógica de los hechos es el pensamiento. Su discurso perdió el sentido, es decir, la forma y el contenido, el modo en que es representado. Extraviaron el significado de su tendencia pues aun hoy no logran referenciarlo, el enigma de su identidad es noticiario con carátula de pueblo.
Los pobres son consecuencia de arrebatos e incoherentes discursos cómplices de la necesidad. Entre más pobres en estados y municipios más recursos federales. La pobreza no se abate con presupuestos. Los presupuestos robustos benefician a los contratistas con y sin licitación.
La pobreza no es un espectáculo. La pobreza es una tragedia, un drama. La pobreza es un hecho, no una cosa. ¡La pobreza demanda políticas públicas de Estado!
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Ignacio Ruelas Olvera, cuenta con estudios en Ingeniería Industrial, Filosofía y Derecho. Fue diputado en la LII Legislatura del Congreso del Estado de Aguascalientes y presidente de la Comisión Permanente. Ha colaborado en el Poder Ejecutivo del estado y en la Secretaría de Educación Pública en Aguascalientes. Trabajó en la Comisión Federal Electoral, Secretaría de Gobernación, Instituto Nacional Electoral y fue fundador del Instituto Federal Electoral. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.