El Informe Mundial 2024 del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), intitulado La urgencia del ahora: El sida en la encrucijada, reportó que, a nivel mundial en 2023, aproximadamente 39% menos de personas adquirieron el VIH, en comparación con 2010. En ese sentido, el África subsahariana logró la mayor reducción (-56%).
Sin embargo, esos números alentadores contrastan con la estimación suscrita en el documento, al indicar que 1,3 millones de personas contrajeron el VIH en 2023, es decir, más de tres veces por arriba del objetivo de 370 mil o menos de nuevas infecciones en 2025.
El número de personas que recibían tratamiento contra el VIH en 2023 se estima fue de 30,7 millones. En el reporte acotan que a nivel global se puede disminuir la cantidad de muertes relacionadas con el sida a menos de 250 mil, como objetivo establecido para 2025, siempre y cuando se logren nuevos aumentos rápidos en el diagnóstico y el suministro de tratamiento contra el VIH a las personas que viven con el virus.
Winnie Byanyima, director ejecutivo de ONUSIDA, indicó que “el camino que pone fin al sida no es un misterio. Es una decisión política y financiera”. Asimismo, recalca que “los líderes mundiales pueden cumplir su promesa de poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030”.
Protección a los derechos humanos
En ese contexto, en el marco del Día Mundial del Sida que se conmemora cada 1º de diciembre, ONUSIDA dio a conocer su más reciente informe: Sigamos el camino de los derechos para acabar con el sida, en el que resalta la protección de los derechos humanos de todas las personas que viven con el VIH o están en riesgo de contraerlo, el cual es también un factor clave para erradicar ese peligro de salud pública, siempre y cuando sean los líderes quienes lo hagan.
De los casi 40 millones de personas con VIH, 9,3 millones siguen sin tener acceso a un tratamiento que podría salvarles la vida. En 2023, 630 mil personas fallecieron a causa de enfermedades vinculadas con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. En al menos 28 países, el número de nuevas infecciones por VIH va en aumento.
“Cuando a las niñas se les niega la educación, cuando la violencia de género queda impune, cuando las personas pueden ser detenidas por lo que son o por lo que aman, cuando acudir a un servicio sanitario es peligroso por la comunidad a la que pertenecen, el resultado es que la gente no puede acceder a los servicios relacionados con el VIH que son esenciales para salvar sus vidas y acabar con la pandemia de sida”, resaltó Winnie Byanyima.
Es importante destacar que este nuevo estudio incluye una decena de ensayos invitados de voces reconocidas por sus contribuciones en sus respectivos campos de acción, como son: el cantante Elton John; Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; el presidente irlandés, Michael D. Higgins, entre otros.
En el caso del músico británico, en su artículo, se remonta al año 1992 cuando creó la Fundación Elton John contra el SIDA, en el que menciona que “no había medicamentos revolucionarios ni ayudas públicas, pero sí mucho odio hacia los homosexuales y demasiada vergüenza ante el sida”.
El cantautor de Rocket Man se refiere también a la importancia que tienen los avances científicos con la aportación de nuevos medicamentos para acabar con la transmisión del VIH, pero a su vez hace referencia a la desigualdad que se vive en la actualidad.
“Conozco el sentimiento de vergüenza y lo que puede hacer. Mientras el VIH se considere una enfermedad para los ‘otros’, no para la llamada ‘gente decente’, no se vencerá al sida. La ciencia, la medicina y la tecnología pueden ser el ‘qué’ para acabar con el sida, pero la inclusión, la empatía y la compasión son el ‘cómo’”, escribió Elton John.
Por su parte, Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, destacó en su ensayo que “el VIH es tratable y totalmente prevenible. Nadie debería morir por causas relacionadas con el sida”.
Aunque además se refiere al riesgo de un rebrote de las infecciones a causa de la discriminación y la estigmatización, aspectos que obstaculizan el progreso. Desde su perspectiva, para terminar con la enfermedad, la sociedad debe hacer que se respeten sus derechos universales.
“Cuando se promueven los derechos humanos, se protege la salud. Por desgracia, lo contrario también es cierto. Cualquier política que discrimine a las personas de comunidades marginadas o vulnerables dificulta el acceso a la prevención, las pruebas y el tratamiento. Toda represión de las organizaciones de la sociedad civil impide que las personas que viven con el VIH reciban el apoyo que necesitan. Los segmentos de la sociedad más expuestos son los que más sufren”, expresó Volker Türk.
*Hugo Lobato es consultor en comunicación reputacional en CEF&RP y cuenta con una Maestría en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.